La Universidad Pública de Navarra (UPNA) ha desarrollado un nuevo vidrio que aumenta la eficiencia en electricidad de los paneles solares. Ha sido llevado a cabo por la física Cristina López Fuste en su tesis doctoral desarrollada en el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER). Consiste en unas estructuras nanométricas, inspiradas en las hojas de la flor de loto, para la superficie del vidrio en los paneles fotovoltaicos.
Según Cristina, este vidrio destaca por no reflejar nada de luz y no ensuciarse. Aunque en el caso de que se ensucie, basta con unas gotas de agua para limpiarse. Además, tiene la capacidad de enfriarse en días soleados. De esta manera, mejora su resistencia a la abrasión y aumenta la eficiencia de los paneles solares.
Hojas de flor de loto
Durante los tres años en los que Cristina ha desarrollado su tesis, ha ido diseñando diferentes tipos de estructuras hasta llegar a las finales inspiradas en las hojas de la flor de loto. Con este diseño se consigue minimizar la reflexión, disminuir la adherencia del polvo y la temperatura de operación, además de mejorar su capacidad de autolimpieza.
La luz que se refleja en los paneles solares no se convierte en electricidad. Los nuevos nanoconos fabricados en el vidrio se deshacen de esto minimizando la luz reflejada. Otro de los aspectos a destacar son sus propiedades de antisuciedad. Las nanoestructuras aumentan la distancia entre la base de la superficie del vidrio y la del polvo, disminuyendo así las fuerzas que gobiernan la adherencia. Esto se realiza mediante tres métodos diferentes de medición, por los cuales se ha llegado a la conclusión de que la suciedad de los módulos fotovoltaicos se ha reducido en un 50%.
Sin embargo, tratar de que no se ensucien nada es una tarea prácticamente imposible. Por ello, destaca la capacidad de autolimpieza. Si cae una gota en el vidrio, automáticamente se esparce eliminando la suciedad presente en el módulo. A su vez, debido a su inclinación, el agua cae llevándose consigo toda la suciedad existente.
Gran durabilidad
Las estructuras nanométricas grabadas en el vidrio evitan algunos problemas comunes, como los desprendimientos. Según las pruebas de abrasión realizadas, las estructuras únicamente sufren un deterioro del 1% cada 500 ciclos de abrasión con arena. En cambio, otros recubrimientos comerciales presentan cifras de entre el 2,% y el 3%.
Por último, con los microcilindros se ha logrado reducir el efecto invernadero que produce el vidrio. El vidrio absorbe todo el calor que generan las células solares y lo emite en todas las direcciones, consiguiendo así refrigerarse. Se ha conseguido disminuir la temperatura hasta en 2,5ºC en días donde hace sol.
Fotografías: Depositphotos
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Carlos González es un estudiante de último curso del Grado en Periodismo de la Univerisidad Complutense de Madrid. Colabora como redactor para Energynews.es, movilidadelectrica.es y hidrogeno-verde.es