- Las baterías de flujo de vanadio constituyen una solución de almacenamiento energético especialmente útil en sectores con demanda energética crítica y continua.
- Frente a las tradicionales baterías de litio, aportan una mayor vida útil y seguridad.
- El reacondicionamiento de baterías de litio, clave para la electrificación de las industrias
En el proceso de transición energética, la demanda de soluciones de almacenamiento de energía sostenibles y fiables está creciendo a un ritmo notable. En este contexto, las baterías de flujo de vanadio, conocidad también como baterías redox de vanadio, están comenzando a ganar terreno en sectores donde prima la durabilidad y la seguridad.
Se trata de un tipo de batería con una capacidad de almacenamiento superior a la de las tradicionales baterías de litio que, pese a que cuentan con una gran potencia, su vida útil se ve más limitada. ¿Cuáles son los principales beneficios de las baterías de flujo de vanadio? Full&fast, empresa española dedicada a la electrificación, nos lo explica.
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Borja Santos, ingeniero y experto en movilidad sostenible y CEO de la compañía, explica: “Aunque aún es una tecnología de la que se habla poco, las baterías de flujo de vanadio presentan un potencial destacado para el almacenamiento energético en sectores con una demanda energética crítica y continua. Algunos líderes en innovación energética ya han comenzado a adoptarlas como alternativa sostenible, segura y con capacidad de largo plazo, proyectando su uso en infraestructuras esenciales y en sectores como el industrial, donde la estabilidad y la seguridad son claves”.
Las fortalezas de las baterías de vanadio
Las baterías de flujo de vanadio tienen como principal fortaleza que, frente a otras opciones de almacenamiento, las industrias y grandes instalaciones pueden superar diversos desafíos. Sus principales ventajas son las siguientes:
- Durabilidad: cuentan con capacidad de operar en ciclos de carga yd escarga ilimitados, sin sufrir degradación. Por ello, son idóneas para aplicaciones de larga duración, como el respaldo de redes eléctricas y la integración con energías renovables.
- Escalabilidad y almacenamiento de gran capacidad: otra gran ventaja es que se trata de baterías fácilmente escalables y pueden gestionar cantidades de energía a nivel de megavatios. Por ello, son una opción viable aeropuertos, puertos y grandes infraestructuras donde se necesita garantizar la estabilidad energética.
- Seguridad y estabilidad: las baterías de flujo de vanadio son ignífugas y tienen un bajo riesgo de sobrecalentamiento. Por ello, son una opción más segura que el litio y son especialmente útiles para entornos con operación continua y que requieren no tener riesgos de incendio.
- Flexibilidad de operación: Son aptas para su descarga completa sin dañar la celda ni sufrir pérdida de rendimiento. Por ello, suponen una ventaja significativa frente a las baterías de litio, que requieren un mantenimiento específico. De igual manera, al no tener autodescarga, no consumen energía cuando no se están usando.
- Sostenibilidad: el vanadio es un metal no tóxico y que puede reciclarse casi por completo.
Borja Santos concluye: “El uso del vanadio en las baterías de flujo nos abre una puerta hacia un almacenamiento energético seguro, eficiente y sostenible.»
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.