Isaac Torregrosa describe en este artículo dos países, el que él interpreta como real y otro imaginario, en el que el cambio climático es verdaderamente tenido en cuenta. ¿Te imaginas tu país ideal?
Yo muchas veces imagino mi país ideal y la forma de gobernarlo. Realmente, cambiaría bastante cómo se gobierna y se actúa en España.
Para entrar en un tema concreto, hablaré de uno de los dos problemas más importantes que tenemos en nuestro actualmente, el cambio climático, el calentamiento global y el reto de conservar nuestro planeta.
En mi país ideal todo esto sería un tema fundamental, pues sus habitantes entendenderían, que si nuestro planeta está enfermo, nuestro país estará enfermo y nosotros, tú y yo que vivimos en el país, enfermaremos en poco tiempo.
En el país dónde vivo, en cambio, teníamos un presidente de Gobierno que antes de serlo hablaba con un presunto primo suyo que le decía que aquello del cambio climático eran cuentos chinos o catalanes, que se contaban para perjudicar a la gente bien del país y que no pudieran enriquecerse legítimamente aunque, a veces, sus proyectos provocaran terremotos o dañaran ecosistemas.
En el país de mis sueños las energías renovables sustituyen a las fuentes fósiles y las personas que anteriormente trabajaban en éstas entran en planes de inserción para emplearse en las nuevas fuentes de energía, si lo desean. El transporte se hace cada día más sostenible, con vehículos eléctricos por doquier y estaciones de recarga casi en cualquier esquina y cada pocos kilómetros en autopistas y autovías.
[pullquote] la protección de nuestro entorno no es importante, por eso las brigadas forestales y el personal de mantenimiento de los terrenos naturales está muy por debajo de lo necesario y recomendable, lo que hace, por un lado, que se acumule basura, y por otro lado que los montes sean fácilmente inflamables[/pullquote]
Pero vivo en España, donde hasta poco teníamos un señor ministro que ayudaba a la gente bien de su lado del tablero para que buscaran petróleo en Canarias o en la Albufera de Valencia, que quería perforar la península mediante fracking y que era muy sensible al sol y, por eso, no quería que la gente se aprovechara de él para generar su propia electricidad o para venderla como generador al margen de las grandes compañías.
Este señor era tan sensible al sol que, pese a ser canario, le gustaba más Soria que Las Palmas y veraneaba con gafas oscuras en Panamá, aunque él lo negara inicialmente, lo cual hacia que ni su isla ni su país recibiera el dinero que debía y eso era escandaloso y se vio obligado a dimitir. Sin embargo, y pese a ello, su amigo, nuestro presidente le quería premiar con un alto cargo muy bien remunerado, lástima que el resto del mundo lo considerara inoportuno.
En el país que imagino, sus montes, playas, animales y seres vivos que lo habitan significan riqueza, riqueza real y atentar contra ellos es terrorismo. Los montes se limpian y mantienen con los recursos necesarios y se emplean los residuos forestales para generar combustible, la costa es patrimonio de todos y cualquiera no puede construir su casa cerca del mar de manera ostentosa.
Además, todos los habitantes de este país sabemos que también es su país, y no se nos ocurre verter nada que pueda perjudicar a la flora y la fauna, ni tirar residuos o basuras en el mar o las playas, ni siquiera el papel del chicle ni la colilla de nuestro cigarrillo.
En lugar de eso, el Gobierno, ahora en funciones, modifica en el verano de 2015 la Ley de Montes para que si se quema un territorio pueda ser recalificado y construir en él y, casualmente, unos indeseables queman mucho monte en la Comunidad Valenciana este verano, primero en el interior y después en una de las costas más maravillosas de España.
Además, es fácil encontrar construcciones pegadas al mar, y que siguen haciéndose, o que en muchos lugares haya ríos, como el Segura, donde el olor producido por los vertidos humanos es insoportable. Las personas no tenemos educación ambiental y, muchos de nosotros, tiramos basura en cualquier lado, dejando nuestros residuos de una noche de campo o playa en el mismo lugar donde lo hemos consumido, o tirándolos al mar, con lo fácil que es recogerlo y depositarlo en los contenedores que no están tan lejanos.
En un país con más de un 20% de desempleados, la protección de nuestro entorno no es importante, por eso las brigadas forestales y el personal de mantenimiento de los terrenos naturales está muy por debajo de lo necesario y recomendable, lo que hace, por un lado, que se acumule basura, y por otro lado que los montes sean fácilmente inflamables, ya que todo el combustible se deja allí, bien juntito.
En definitiva, en mi país ideal, personas, ciudades, montes y costas somos todo uno. En cambio, en España, aún pensamos que las «personas > ciudades > montes > costas» y, mientras siga siendo así, el planeta y el país seguirán perdiendo la batalla contra el cambio climático.
CEO de Quetzal Ingeniería
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.