El director del Club Español de la Energía, Arcadio Gutiérrez Zapico profundiza en este artículo en el significado de la transición energética justa y sus consecuencias en todos los sentidos, analizando sus efectos transversales, no sólo en el ámbito de la energía, sino en otros sectores en los que tiene una repercusión directa. Gutiérrez Zapico nos recuerda que el camino correcto para abordar y desarrollar transformaciones de este calado pasa por el diálogo.
La Real Academia de la Lengua define transición como acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto. La transición energética podría definirse por tanto como el paso del modelo energético actual a otro diferente.
Cuando se piensa en este nuevo modelo, se asocia a un modelo sin emisiones, tanto de Gases de Efecto Invernadero (GEI), siguiendo el Acuerdo de París, y con una clara disminución de las contaminación local, contribuyendo así, por un lado, a frenar el calentamiento global y, por otro, a mejorar la calidad del aire especialmente en las ciudades.
La transición energética significa mucho más que una sustitución de unas tecnologías por otras menos emisoras, y conlleva consecuencias de todo tipo
Sin embargo, la transición energética significa mucho más que una sustitución de unas tecnologías por otras menos emisoras, y puede conllevar consecuencias de todo tipo: en el empleo, en la formación, en la cohesión territorial, en la competitividad, en los precios, en los procesos productivos o en las compañías, por poner algunos ejemplos. Sin olvidar que la transición no sólo afecta a la energía, sino que también repercute directamente en otros sectores, como la agricultura, el transporte, la edificación o el turismo.
Por esa razón, para acertar en este proceso de cambio hacia una mayor sostenibilidad ambiental, es fundamental potenciar los efectos positivos, y paliar o mitigar los posibles efectos negativos en determinados sectores y territorios más vulnerables, protegiendo a las personas y sus empleos, y poniendo en marcha medidas concretas.
El Acuerdo de París de la COP 21 de 2015 se cita textualmente: “el imperativo de una transición energética justa para la fuerza de trabajo»
Así se ha reconocido por la comunidad internacional, que ha incorporado el término de “transición energética justa” en el texto del Acuerdo de París de la COP 21 de 2015, donde se cita textualmente: “el imperativo de una transición energética justa para la fuerza de trabajo y la creación de empleos decentes y de calidad, en conformidad con las prioridades de desarrollo definidas a nivel nacional”.
Estas cuestiones fueron tratadas en una Jornada puesta en marcha por Enerclub el pasado mes de septiembre, “Transición Energética y Empleo”, con el objetivo de aportar, desde el diálogo, reflexiones e ideas concretas sobre este asunto tan relevante.
En este contexto, se presentó el documento de la Organización Nacional del Trabajo (OIT) titulado “Sostenibilidad medioambiental con empleo – Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo 2018”, donde se señalaba de forma global que se crearán 24 millones de empleos en el mundo hasta 2030, 4 veces más que los que se destruirán en este proceso de cambio. Bien es cierto que la discusión está en qué lugares, en qué sectores y en su dimensión temporal ya que los nuevos puestos de trabajo no se crearán ni en el mismo momento ni el mismo lugar donde se pierden. Esto requiere, anticiparse y partir de un diagnóstico amplio que analice todos los tipos de efectos que puede tener esta transición y que incorpore a todos los agentes, sectores y territorios.
Desde el Ministerio de Transición Ecológica se anunció que está trabajando en un Plan de Transición Energética Justa, que acompañará a la futura Ley de Cambio Climático
En esa misma Jornada, desde el Ministerio de Transición Ecológica se anunció que está trabajando en un Plan de Transición Energética Justa, que acompañará a la futura Ley de Cambio Climático y al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que está previsto vean la luz a finales de 2018.
Para acertar en el proceso es necesario un dialogo previo entre gobiernos, sindicatos, y agentes sociales y empresas, combinado con un marco regulatorio predecible y adecuado, y donde los ciudadanos sean tenidos en consideración como los verdaderos protagonistas de esta transición. Sin duda, para afrontar un asunto tan complejo como el de la transición energética se necesitan soluciones consensuadas.
En España, hemos vivido transformaciones de calado que han cambiado nuestra forma de ver las cosas y con impactos muy relevantes en nuestras sociedades. Las reconversiones de sectores industriales de los años 80 o la transformación de las cuencas mineras son procesos de los cuales tenemos que sacar las lecciones aprendidas.
Estamos viviendo un nuevo proceso de transformación muy profundo que abarcará generaciones y donde cada una de ellas tiene una responsabilidad con las futuras. Aprovechemos estas oportunidades que nos ofrece esta transición. Una transición, cuya dimensión social debe constituirse como uno de sus epicentros.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.