Los fabricantes de turbinas eólicas están encontrando cada vez más dificultades para conseguir las piezas necesarias en los procesos de construcción. Estas dificultades, provocadas por la crisis del COVID-19 suponen un obstáculo en el camino hacia la transición a las renovables en un momento en el que necesitaba acelerar de forma constante.
El sector eólico global está acuciando grandes problemas de suministro debido al parón de actividad en gran parte del planeta. Algunos fabricantes como Vestas y Siemens Gamesa están lidiando con los parones de producción en algunas de sus fábricas debido a la interrupción de suministros por parte de proveedores.
Esta situación se debe a los retrasos en los principales puertos, aeropuertos y pasos fronterizos, en los que se forman cuellos de botella de materias primas como el acero y los componentes para las palas de las turbinas eólicas y los rodamientos. La previsión es que estas interrupciones de suministro bloquee la finalización de algunos parques eólicos durante este año y el próximo.
La industria eólica espera que el déficit generado este año pueda comenzar a paliarse una vez se levanten las restricciones. Para ello, también pide a los gobiernos que trate de rebajar en la medida de lo posible las cargas fiscales y regulatorias para ayudar al sector.
Cadena de suministro de las turbinas eólicas
La construcción de turbinas eólicas, con sus diferentes tamaños, depende de una compleja red de proveedores de materias primas y componentes. Las palas de rotor, los rodamientos, las cajas de cambios, los controles y los generadores se componen de alrededor de 8.000 piezas que entran en un aerogenerador típico a escala de servicios públicos. Además, las cadenas de suministro a menudo pueden extenderse a través de varios continentes e incluir elementos de tierras raras enviados desde Asia y componentes de alta tecnología de Europa.
Malas noticias para los esfuerzos climáticos
La recesión en este sector genera, lógicamente, malas noticias para los esfuerzos en la reducción de gases de efecto invernadero. Para alcanzar el objetivo de la Unión Europea de tener emisiones netas cero para 2050, la energía eólica debe generar unos 6.000 gigavatios de electricidad (más de 10 veces el nivel actual), según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables.
La industria eólica espera que el déficit generado este año pueda comenzar a paliarse una vez se levanten las restricciones. Para ello, también pide a los gobiernos que trate de rebajar en la medida de lo posible las cargas fiscales y regulatorias para ayudar al sector. Es el caso del gobierno escocés, que ha decidido ampliar el permiso de planificación de proyectos eólicos en 6 meses para ayudar a los promotores a hacer frente a los retrasos en los suministros.
Aun con todo ello, las ayudas que puedan proporcionar los Gobiernos y la mejora progresiva de la situación por el COVID-19 no serán capaces de mitigar por completo los efectos sobre el sector eólico. Según datos de BloombergNEF, la previsión de crecimiento de instalaciones de un 24% para 2020 ha descendido hasta el 9%.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.