Isaac Torregrosa, CEO de Quetzal Ingeniería, explica en este artículo las situaciones que las subvenciones al autoconsumo fotovoltaico (no siempre necesarias) pueden provocar. Además, aboga por la bonificación fiscal como un medio más efectivo para el fomento de la transformación del modelo energético.
Imagina que eres una persona al que le gusta salir de noche con tus amigos. Sales, cenas, te ríes, te tomas unas copas, bailas y tienes experiencias. Todo ello te da mucho placer, te resulta agradable y estás esperando que llegue el momento de repetir. Llega, sales, bebes y te diviertes. Y sigues repitiendo, como decía la canción de Extremoduro, “Salir, beber, el rollo de siempre…”.
Un día tienes un problema y debes dejar de beber. Quieres seguir saliendo, estar con tus amigos, repetir las risas, pero tu cabeza está pensando solo en ese cubata que no puede entrar en tu cuerpo, y los buenos momentos parecen peores.
SI te pones a pensar, estás bien, estás a gusto, con la gente que quieres y compartiendo experiencias y solo te has quitado una droga que te altera la conciencia pero que por sí sola no te produce el bienestar.
Con la fotovoltaica pasa algo parecido. Alguna gente tiene la sensación que para montar fotovoltaica necesita una ayuda en forma de subvención. La subvención es un arma de los políticos que muchas veces es necesaria pero otras es solo una herramienta populista y poco efectiva, por lo menos la subvención a fondo perdido a solicitar antes de ejecutar los proyectos.
Las subvenciones que se plantean en Murcia, Madrid u otras comunidades autónomas son una barrera para alguna gente que está acostumbrada a ellas y, pese a que van poder disfrutar de su instalación fotovoltaica sin ellas de manera muy satisfactoria, siente la necesidad de que le inyecten un poco subvención en vena.
A principios del siglo XXI se necesitaba fomentar las instalaciones fotovoltaicas en un mercado incipiente y muy caro y se optó por dos clases de ayuda, primero las subvenciones a fondo perdido y luego las primas a la producción. Primero quitaron las subvenciones y luego las primas y el sector entró en estado de mono pese a que la industria había madurado y era ya competitiva en sí sola.
Hoy una instalación fotovoltaica para autoconsumo está amortizada entre 5 y 7 años y ofrecer subvenciones por parte de las administraciones públicas es algo que puede provocar un parón en lugar de un fomento de las mismas.
Las subvenciones que se plantean en Murcia, Madrid u otras comunidades autónomas son una barrera para alguna gente que está acostumbrada a ellas y, pese a que van poder disfrutar de su instalación fotovoltaica sin ellas de manera muy satisfactoria, siente la necesidad de que le inyecten un poco subvención en vena.
Debería haber un prospecto que diga que estas subvenciones al autoconsumo pueden provocar:
- Paralización de proyectos rentables al no querer realizar instalaciones si no están regadas por dinero público.
- Retraso en la ejecución de gente convencida de instalaciones a la espera de que las ayudas sean concedidas.
- Presentación de muchos papeleos, posibles avales y jaleos que deberá presentar el titular de la instalación por vía telemática que podría ahorrarse.
- Posibilidad de quedarse sin ayudas aunque se cumplan todos los requisitos técnicos de las bases porque el dinero de cada convocatoria es limitado.
Estos cuatro efectos secundarios se pueden evitar canalizando el fomento de energías renovables para autoconsumo desde otra vertiente, la bonificación fiscal. Estas ayudes fiscales a posteriores y seguras pueden ser:
- Bonificación del IRPF ya sea en la parte estatal o autonómica, del coste de la instalación, como ejemplo tenemos el caso valenciano.
- Bonificación del Impuesto de Sociedades, esto lo debería articular el estado y el equivalente de lo anterior para emrpesas.
- Bonificación temporal del IBI, el cual gestionan los ayuntamientos, tanto en viviendas como en empresas.
- Bonificación del Impuesto municipal de obras e instalaciones (ICIO), el ayuntamiento puede hacer que pagues menos impuesto por las obras de tu instalación fotovoltaica y además fomenta que se realicen de manera legal.
Esto junto con una facilitación de trámites y acortamiento de los plazos de respuesta de administraciones y distribuidoras eléctricas sí que fomenta de una manera efectiva y duradera el cambio de modelo energético y que cada vez más y más gente como tú pueda convertirse en actor doble del sector eléctrico, consumidor y productor, el llamado PROCONSUMIDOR.
Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.