Pedro González, director de Regulación y Asuntos Económicos de Unesa, sensible al debate sobre la transición energética, nos explica en este artículo la siguiente teoría: «la tecnología debe jugar un papel, y también la demanda, pero en esta transición la forma más eficiente para garantizar que la demanda no peligre es el uso de las tecnologías convencionales. De esta forma se garantiza la entrada de renovables».
De acuerdo a la información que publica IRENA, que recogía recientemente EnergyNews, las tecnologías renovables estarán por debajo en costes a las tecnologías fósiles en un plazo relativamente breve de tiempo, lo que supone que la cuestión medioambiental -que pasa necesariamente por una entrada masiva de renovables – se verá favorecida por las condiciones económicas. El problema está en la necesidad de respaldo de las renovables. Y aquí surge el debate, porque cuanta más energía renovable se instale, ¿será necesaria más energía de respaldo? ¿Tendremos que duplicar la capacidad convencional?
El primer dato que ilustra este debate ya lo podemos analizar a partir de los valores de nuestro país: el parque de generación en funcionamiento es muy superior al consumo máximo que vemos en la hora de mayor demanda del año (41.015 MW). Lo que nos indica que para poder asegurar el suministro en todo momento debemos contar con una potencia instalada muy superior a las puntas de demanda.
Esto no implica que las tecnologías renovables estén infrautilizadas. Una de las características que tienen es que, al menos las que están mayoritariamente disponibles, tienen un carácter intermitente dependiente de la existencia del recurso renovable: agua, sol o viento. Cuando el recurso está disponible funcionan y cuando no lo está tienen que ser sustituidas por las tecnologías convencionales.
«Debemos evolucionar hacia las tecnologías que permitan almacenar el exceso de producción renovable cuando el recurso es abundante, para poder utilizarlo después»
Lo que no significa que tengamos que tener un parque de generación convencional que sustituya exactamente toda la generación renovable, ni mucho menos. Debemos evolucionar hacia las tecnologías que permitan almacenar el exceso de producción renovable cuando el recurso es abundante, para poder utilizarlo después. La generación hidráulica de bombeo es el mejor ejemplo que existe actualmente en lo que a almacenamiento se refiere. A futuro hay puestas grandes expectativas en la aparición de nuevas tecnologías de almacenamiento, uno de los grandes retos del sector. Pero, mientras tanto, ¿cómo evolucionamos hacia un parque de generación más renovable que garantice el suministro?
Este es el segundo aspecto en el que me quería detener. Por un lado, necesitamos cuantiosas inversiones en renovables que cubran progresivamente la demanda y, por otro, tenemos que tener algo cuando todo lo demás no esté disponible. Para ello, es indispensable el papel que tiene que jugar el mercado enviando las señales adecuadas para que se respeten estos dos condicionantes.
«El denominado efecto de canibalización es aquel por el que la entrada masiva de una misma tecnología tendrá un efecto depresor en el precio aún mayor en esta tecnología».
Sin embargo, nos encontramos con que el diseño actual no incluye señales de mercado a largo plazo y esto puede generar problemas para atraer la inversión que vamos a demandar en las próximas décadas. Las renovables, con altos costes fijos de inversión y bajos costes de funcionamiento, tienen un efecto depresor en el precio del mercado, lo que puede suponer un problema si el precio no es suficiente para recuperar la inversión incurrida. Esto se ve incrementado por el denominado efecto de canibalización, por el que la entrada masiva de una misma tecnología tendrá un efecto depresor en el precio aún mayor en esta tecnología.
Para ello hay que permitir que las renovables que sean capaces de aportar otros servicios al sistema lo hagan, sin duda. Me estoy refiriendo a la flexibilidad que se exige en el tiempo real del despacho, lo que permitiría maximizar la producción renovable, y también me estoy refiriendo a la firmeza que pueden aportar al sistema para garantizar el suministro. La prestación de estos servicios de muy corto plazo y de largo plazo debe ponerse en valor. Adicionalmente habrá que explorar las distintas opciones de contratos que el mercado pueda proveer para incentivar la entrada de nueva capacidad renovable.
«Habrá que explorar las distintas opciones de contratos que el mercado pueda proveer para incentivar la entrada de nueva capacidad renovable«.
Los mercados de flexibilidad ya están implementados y en evolución en nuestro país. No así los que exigen firmeza. La ausencia de estos mercados de capacidad no sólo tiene impacto sobre las renovables
– mayor en la medida en que la firmeza que aportan al sistema es mayor – sino muy especialmente sobre la generación convencional.
Como he comentado anteriormente, la tecnología debe jugar un papel, y también la demanda, pero en esta transición la forma más eficiente para garantizar que la demanda no peligre es el uso de las tecnologías convencionales. De esta forma se garantiza la entrada de renovables, sin poner el riesgo el suministro. Pero, sin señales adecuadas la generación convencional – que irá reduciendo su producción progresivamente – no tendrá incentivos a permanecer en el mercado y cerrará. Lo que puede ocasionar serios problemas al sistema.
«Un mecanismo de capacidad sería, además, la mejor manera de cerrar debates abiertos en los que se acaba siempre discutiendo de medidas ‘ad hoc’ y no de una solución global, estable y previsible. Permitiendo así asegurar la transición hacia la descarbonización»
La opción de crear mecanismos de capacidad ya es una realidad en los países de nuestro entorno; Francia, Reino Unido o Italia. La Comisión Europea acaba de aprobar planes para asegurar el suministro en 6 países
. Luego un diseño de mercado acorde con los objetivos que tenemos debe completarse con estos mecanismos que aseguran la viabilidad del sistema a largo plazo.
Un mecanismo de capacidad sería, además, la mejor manera de cerrar debates abiertos en los que se acaba siempre discutiendo de medidas ‘ad hoc’ y no de una solución global, estable y previsible. Permitiendo así asegurar la transición hacia la descarbonización de forma efectiva y avanzando en la transformación del sector minimizando el riesgo.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.