En nuestro artículo de hoy del Club de Expertos, Fernando Soto, Director General de AEGE (Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía) recuerda la necesidad de desarrollar una política industrial y energética coherentes, en especial para la industria electrointensiva, acompañada, entre otros, de energía renovable para garantizar un suministro eléctrico más competitivo como ocurre en Francia y Alemania, cuyo coste de la electricidad es un 30% más barato.
El Gobierno que salga de las urnas tras estas elecciones debería tener en su agenda la tarea de desarrollar una política industrial y energética coherentes, en particular para la industria electrointensiva, y coordinada con los planteamientos de la Comisión Europea (CE) en la lucha contra el cambio climático. La industria es riqueza para el país, empleo cualificado y de calidad, uno de los pilares de nuestro estado del bienestar.
El paquete de energía limpia para los europeos de la CE y su estrategia para reducir las emisiones a 2050, deben ser la referencia para lograr una transición energética española que vaya acompañada de una transformación industrial justa. En esta estrategia a largo plazo figuran actuaciones en los campos de la eficiencia energética, despliegue de renovables, industria competitiva, etc., y entre sus prioridades destaca la de impulsar la competitividad industrial y garantizar mercados competitivos.
La Directiva europea del mercado interior de la electricidad (junio de 2019) establece que se debe favorecer la participación en los mercados eléctricos, entre otros, de la gestión de la demanda para garantizar un suministro eléctrico competitivo. En ese sentido, la industria asociada en AEGE (siderurgia, metalurgia, gases industriales, química y otros), que representa el 10% de la demanda eléctrica peninsular española, viene reclamando desde hace mucho tiempo que en España se disponga de un suministro eléctrico competitivo, estable y predecible, equivalente al que disfrutan sus competidores franceses y alemanes, que es en la actualidad un 30% más barato. Para lograr ese suministro competitivo hay que eliminar las barreras existentes y lograr un auténtico mercado eléctrico europeo.
Una normativa europea centrada en el consumidor y en su flexibilidad
La nueva normativa europea indica que el desarrollo del mercado eléctrico debe estar centrado en el consumidor y con grandes dosis de flexibilidad para integrar los elevados contingentes de renovables en el sistema eléctrico y aplanar la curva de la demanda. La gestión de la demanda es clave para aportar esa necesaria flexibilidad. Con su patrón de consumo plano y modulación —desplazando consumo de la punta al valle—, nuestra industria ayuda a aplanar la curva de la demanda, a integrar las renovables y colabora con el Operador del Sistema para mantener la seguridad de suministro mediante el servicio de interrumpibilidad, con una probada experiencia de más de 30 años. Este patrón de consumo mejora la eficiencia del sistema eléctrico en su conjunto, ya que retrasa la necesidad de nuevas infraestructuras de generación y redes.
La transición energética que afrontamos es una oportunidad para la industria electrointensiva, motor de arrastre de nuestra economía, que ha hecho y sigue haciendo sus deberes de mejora continua de la eficiencia energética de sus procesos y que sigue investigando medidas tecnológicas en su proceso de descarbonización. Los fondos de innovación, nacional y europeo, deben servir de estímulo para impulsar y favorecer la investigación y progreso tecnológico que ayude a alcanzar esa transformación industrial.
Para potenciar nuestra industria electrointensiva es crucial reducir el actual diferencial de precio eléctrico final —entre 20-25 €/MWh— con respecto a nuestros competidores alemanes y franceses. Para ello, es prioritario que se apruebe con urgencia un Estatuto del Consumidor Electrointensivo con medidas y dotación presupuestaria que garanticen la reducción de ese diferencial de precio final.
Con respecto al mercado eléctrico, la integración masiva de generación renovable producirá una mayor volatilidad del precio diario, transmitiendo señales para incentivar la gestión de la demanda. Por otro lado, seguirán siendo necesarios mecanismos tarifarios que potencien las actividades que garanticen la penetración de las renovables de forma segura y mitiguen sus posibles vertidos.
Nuestra industria requiere disponer de precios eléctricos competitivos para evitar los riesgos de deslocalización que ya la acechan. La penetración masiva de renovables en los próximos años, solar, fotovoltaica y eólica, debería ser una de las claves para lograr ese suministro eléctrico competitivo, mediante la firma de contratos a medio y largo plazo. La evolución tecnológica de la energía eólica y fotovoltaica y su fuerte integración que se espera en los próximos años, producirán bajadas de precios eléctricos cuando sople el viento y/o dispongamos de horas de sol.
Integración de renovables y precios competitivos
Confiemos que esa integración de las energías renovables se realice contando al máximo con la industria nacional, que fabrica sus productos cumpliendo escrupulosamente la normativa medioambiental, lo que redundará en la fortaleza de nuestro tejido industrial, en el empleo y en la lucha contra el cambio climático.
Al igual que la industria francesa viene disfrutando de precios eléctricos competitivos gracias a su gran parque nuclear, estamos convencidos de que la industria española podrá disfrutar de precios eléctricos competitivos a medio y largo plazo gracias a la integración prevista de renovables en el PNIEC. Pero mientras ese horizonte llega, la industria tiene que sobrevivir en 2020 y siguientes, para lo que con urgencia deben acometerse medidas y prácticas similares a las aplicadas por Alemania y Francia en este sector industrial.
Para potenciar nuestra industria electrointensiva es crucial reducir el actual diferencial de precio eléctrico final —entre 20-25 €/MWh— con respecto a nuestros competidores alemanes y franceses. Para ello, es prioritario que se apruebe con urgencia un Estatuto del Consumidor Electrointensivo con medidas y dotación presupuestaria que garanticen la reducción de ese diferencial de precio final. Además, la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que debe aprobarse con el máximo consenso posible, debe incorporar los mecanismos adecuados para lograr una transformación industrial justa, impulsando su competitividad y garantizando unos mercados competitivos.
Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.