ha publicado la 23ª edición de su informe anual, el Observatorio Mundial de los Mercados de la Energía (WEMO), en colaboración con De Pardieu Brocas Maffei, Vaasa ETT y Enerdata. El estudio analiza el estado y las tendencias de los mercados y las tecnologías de la electricidad y el gas en América del Norte, Europa, Asia -incluyendo China e India- y Australia, y ofrece información sobre los avances en la lucha contra el calentamiento global y la transición energética hasta el momento. El estudio también explora la evolución de los principales actores del sector y hace una previsión de las tendencias más importantes para el futuro.
Principales conclusiones del estudio de Capgemini
Una de las principales conclusiones del estudio es que los mercados al contado de electricidad se encuentran en niveles récord, vinculados a la demanda sostenida, a los bajos márgenes de capacidad de generación, a los altos precios del gas y, en Europa, a los altos precios del carbono.
Del mismo modo, la oferta de electricidad de origen renovable ha aumentado, mientras que los costes de las renovables siguieron disminuyendo en 2020: las capacidades de generación de energía solar y eólica aumentaron en 2020, representando el 10% del mercado de generación de electricidad. La tendencia a la baja de los costes podría invertirse en 2021 y en los años siguientes, a medida que aumenten los precios de los metales críticos (cobalto, litio, selenio, estaño, etc.), los equipos y el transporte, así como los tipos de interés.
Por otra parte, el hidrógeno verde, que tiene el potencial de descarbonizar un 15% adicional de la economía mundial, está cobrando cada vez más fuerza. El hidrógeno verde es costoso, alrededor de tres veces más caro que el hidrógeno de origen fósil. Sin embargo, la disminución de los costes de la electricidad renovable y de los electrolizadores podría conducir a la paridad en 2030.
Respecto a la competencia en los mercados minoristas de la electricidad y el gas, esta se ha recuperado en gran medida a principios de 2021. Sin embargo, en la actualidad, los altos precios de la energía están provocando que algunas empresas refuercen de forma efectiva su posición. Mientras que las empresas del sector utilities demostraron su resistencia financiera en 2020, los actores del sector del petróleo y el gas se vieron más afectados, aunque muchos se han recuperado gracias al aumento de la demanda y los precios del petróleo y el gas. La presión de las partes interesadas sobre las grandes empresas de petróleo y gas ha acelerado su diversificación hacia la electricidad, las energías renovables y la movilidad eléctrica, y ha reforzado sus compromisos de neutralidad en materia de emisiones de carbono, especialmente en el caso de las compañías petroleras internacionales europeas (IOCs).
Asimismo, los actores de la energía y utilities se están moviendo rápidamente para descarbonizar y aprovechar la actual transición energética con la finalidad de desarrollar nuevos modelos y reinventarse de forma valiosa. Al digitalizar y adoptar las tecnologías de bajas emisiones de carbono, muchos están tratando de encontrar el equilibrio adecuado entre satisfacer las expectativas de las partes interesadas y garantizar la transformación del negocio en mercados competitivos.
Por último, mientras comienza a intensificarse el llamamiento a las tecnologías limpias, esenciales para la transición energética, es crucial recordar que conseguirlo significa no comprometer la seguridad del suministro energético ni la asequibilidad de la energía.
Declaraciones
Según Colette Lewiner, Asesora de Energía y Utilities de Capgemini:
«El impacto de la COVID-19 ha sido importante. Sin embargo, como hemos visto en el primer semestre de 2021, la pandemia no ha provocado una disminución sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero compatible con el objetivo de calentamiento global de 1,5 °C para 2100.
«Hay que multiplicar los esfuerzos en el despliegue de tecnologías bajas en carbono, el aumento del almacenamiento estacionario y el crecimiento de la electrificación. Es importante que la sostenibilidad de la generación eléctrica, el almacenamiento en baterías y la producción de hidrógeno y de bajas emisiones de carbono se evalúe a lo largo de sus ciclos de vida. Las energías renovables han cambiado las métricas de medición y se necesitan otras nuevas. El camino hacia las cero emisiones netas para las empresas globales debe basarse en métodos de medición científicos indiscutibles y en datos precisos que incluyan todos los gases de efecto invernadero. El acceso a la energía se está convirtiendo en un reto social: la industria y los gobiernos deben encontrar el equilibrio entre la descarbonización y la garantía de que las necesidades energéticas mundiales sigan siendo accesibles para todos».
Philippe Vié, Vicepresidente de Energía y Utilities del Grupo Capgemini, explica:
«Teniendo en cuenta que el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero vuelven a aumentar, necesitamos planes realistas y asequibles para acelerar la transición energética.
Frenar la trayectoria del cambio climático requiere un cambio de marcha en lo que respecta a la inversión, y la necesidad de considerar el equilibrio adecuado entre la inversión y un resultado tangible. Cada dólar invertido debe traducirse en una disminución de las emisiones.
Ahora es necesario invertir mucho más en la generación de bajas emisiones de carbono si queremos cumplir con el crecimiento de la electrificación -de 2 a 3 veces la capacidad actual requerida para 2050-y al mismo tiempo descarbonizar la generación de electricidad».
Recomendaciones del Observatorio Mundial de los Mercados de la Energía
Las recomendaciones del WEMO para cumplir con los objetivos del cambio climático al tiempo que se garantiza la seguridad del suministro energético y la asequibilidad para los ciudadanos son:
- Establecer planes de transición energética ambiciosos pero realistas teniendo en cuenta el tiempo de adaptación de las sociedades, sus industrias y los estilos de vida de sus poblaciones.
- Acelerar la investigación en tecnologías bajas en carbono (solar, eólica, baterías eléctricas, hidrógeno verde) y reducir las trabas administrativas para la construcción de instalaciones renovables.
- Medir el efecto de las medidas adoptadas. Las instituciones financieras deberían definir criterios extrafinancieros estandarizados, lo que permitiría comparar los esfuerzos realizados por las empresas.
- Prestar especial atención a la ciberseguridad. Se necesitan sistemas más inteligentes, especialmente redes eléctricas más inteligentes, para dar cabida a una gran proporción de energías renovables. Sin embargo, esto va unido a un mayor riesgo de ciberseguridad a medida que se conectan más dispositivos a las redes.
- Aplicar medidas de adaptación para hacer frente al retraso en la consecución de los objetivos climáticos.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.