Gracias a la modularidad, los reactores nucleares SMR de pequeño tamaño convivirán en el futuro y sustituirán a las centrales nucleares convencionales que hayan completado su ciclo de operatividad. Estos reactores tienen la ventaja de ser más seguros y están llamados a convertirse en sistemas complementarios de producción de electricidad a unos costes mucho más competitivos.
La producción de energía eléctrica debe ir siempre a la par con el progreso y la innovación. Desde el sector de la energía nuclear, el reactor nuclear SMR (Small Nuclear Reactors, por sus siglas en inglés) se ha convertido en una de las propuestas innovadoras que están atrayendo el interés científico y comercial.
El tamaño es un factor decisivo para los reactores nucleares y durante años la tendencia ha sido construir reactores cada vez más grandes, hasta alcanzar en la actualidad potencias de 1.600 MW. Esta tendencia ha permitido que la electricidad de origen nuclear siga siendo la más barata (en Europa cuesta 67 euros el megavatio) en comparación con el resto de fuentes energéticas: las plantas térmicas de carbón producen electricidad a 90 euros, mientras que la de origen eólico asciende hasta los 134 euros por megavatio.
El tamaño de los reactores supone actualmente una de las grandes complicaciones para la construcción de centrales. Si son muy grandes, es estrictamente necesario construirlos en el mismo lugar donde estará ubicada la central.
Por otra parte, los núcleos de los reactores pueden llegar a fusionarse, por lo que se exigen grandes medidas de seguridad.
Salvando estos obstáculos, la construcción de una central puede alcanzar en la actualidad una cifra cercana a los 4.000 millones de euros.
Reducir el tamaño de los reactores nucleares
El primer objetivo en la construcción de una central nuclear debe ser reducir en lo máximo posible el tamaño de sus reactores. En la década de 1950, se construyeron pequeños reactores con una potencia nada desdeñable que fueron utilizados para propulsar submarinos, rompehielos o portaviones. Estos reactores al final no resultaron rentables, debido a que solo se han seguido utilizando en casos muy aislados de navegación marítima.
De todos modos, la gran ventaja de estos reactores pequeños, que tienen una potencia máxima de 300 MW, es que su núcleo no tiene la posibilidad de fusionarse, por lo que descarta que ocurran accidentes graves. También, su fabricación podría realizarse en serie, disminuyendo los precios de producción así como los tiempos de construcción e instalación. De esta fabricación en serie también se obtendría mayor calidad, menos fallos y una progresiva bajada en los precios debido a la economía de escala.
Mercado y competitividad
Para cualquier proyecto sobre nuevas fuentes de energía es complicado abrirse hueco en el mercado. Estas opciones se reducen aun más sin el apoyo de los estados. Las subvenciones se convierten en algo fundamental para el desarrollo del potencial de esta tecnología.
Los reactores SMR no son del gusto de todos. Desde el Instituto para la Energía y la Investigación Ambiental de Estados Unidos afirman que será necesario poner miles de millones de dólares en ayudas públicas para desarrollar una tecnología con vulnerabilidades que ya se conocen.
En el caso de los reactores SMR, gobiernos como los de Estados Unidos, Reino Unido, Rusia o China han mostrado su interés atrayendo capital privado que podría financiar el desarrollo tecnológico, haciendo las perspectivas mucho más optimistas.
Proyectos con reactores SMR
NuScale Power, una empresa con sede en el estado de Oregón (EE.UU.), va a ser la primera en construir reactores SMR en el país norteamericano.
Los reactores funcionan por agua a presión (PWR por sus siglas en inglés), el sistema más extendido actualmente.
Los reactores tienen una envergadura de 23 metros de altura (igual que un edificio de 9 pisos) por 4,5 de ancho. La potencia que son capaces de proporcionar asciende a los 50 MW. Estos reactores funcionan con uranio 235 enriquecido y la previsión es que estén operativos dentro de 15-30 años.
Este proyecto fue aprobado a principios de 2017 y la primera central que se construirá estará ubicada en Idaho, con 12 reactores que suministrarán 600 MW de potencia, suficiente para cubrir las necesidades de medio millón de hogares. Por su parte, la inversión necesaria para su construcción se quedará por debajo de los 3.000 millones de dólares.
La gran característica de los reactores SMR será su versatilidad, ya que serán capaces de destinarse a desalinización, producción de hidrógeno o refinamiento de petróleo. Del mismo modo, podrán utilizarse también como apoyo a las redes conectadas a las plantas eólicas cuando las condiciones de viento no sean óptimas.
Críticas a la tecnología
Los reactores SMR no son del gusto de todos. Desde el Instituto para la Energía y la Investigación Ambiental de Estados Unidos afirman que será necesario poner miles de millones de dólares en ayudas públicas para desarrollar una tecnología con vulnerabilidades que ya se conocen. Además, también temen que su implantación pueda volver a reanimar los programas de proliferación nuclear.
Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.