Un proyecto MDL de fotovoltáica de 30 MW generará reducciones de emisiones de CO2 por valor de 3,5 millones de dólares en 10 años.
El mercado renovable está sufriendo los recortes estatales y el aumento de las tasas, con lo que muchas instalaciones deben hacer frente a refinanciaciones hasta que se levante la moratoria. La búsqueda de nuevas fuentes de ingresos es por tanto algo imprescindible para la viabilidad de nuestra inversión. Los bonos o créditos de emisiones de carbono son un mecanismo muy válido para obtener una mejora en nuestros ingresos, y no es más complicado obtenerlos que el trámite que hemos seguido para legalizar nuestra instalación. Empresas consultoras como Garrigues pueden asesorarnos en esta vía.
Los créditos de emisiones de carbono son un mecanismo internacional para la reducción de emisiones contaminantes al medio ambiente. La propuesta lanzada por la economista argentina Graciela Chinchilnisky en 1993, fue finalmente incluida dentro de los mecanismos de desarrollo limpio del protocolo de Kioto de 1997. El sistema ofrece incentivos económicos para que empresas privadas contribuyan a la mejora del sistema operativo de la calidad ambiental y se consiga regular la emisión generada por sus procesos productivos, considerando el derecho a emitir CO2 como un bien canjeable y con un precio establecido en el mercado. La transacción de los bonos de carbono —un bono de carbono representa el derecho a emitir una tonelada de dióxido de carbono— permite mitigar la generación de gases invernadero, beneficiando a las empresas que no emiten o disminuyen la emisión y haciendo pagar a las que emiten más de lo permitido. Las empresas que no presentan esos títulos o bonos de carbono deben pagar una multa de 100 euros/tonelada, que además no les exime de la presentación del título.
Las reducciones de emisiones se miden en toneladas de CO2 equivalente, y se traducen en Certificados de Emisiones Reducidas (CER). Un CER equivale a una tonelada de CO2 que se deja de emitir a la atmósfera, y puede ser vendido en el mercado de carbono a países industrializados, de acuerdo a la nomenclatura del protocolo de Kioto. Los tipos de proyecto que pueden aplicar a una certificación son, por ejemplo, generación de energía renovable, mejoramiento de eficiencia energética de procesos, reforestación, limpieza de lagos y ríos, etc.
Es en este último punto donde las empresas promotoras de instalaciones renovables pueden verse beneficiadas. Si bien es cierto de que los títulos ha bajado mucho su precio en el mercado, se prevé un precio medio para los próximos años de 5,3 euros/Tn. El precio alto de estos títulos es lo deseado por las Administraciones que necesitan niveles bajos de CO2 para cumplir con sus compromisos internacionales. Es más, si el precio bajase por debajo del euro/Tn, el sistema se desmoronaría. La semana pasada ha salido una directiva en el sentido de reducir miles de toneladas de CO2 que supondrá un aumento del precio.
El proceso para conseguir títulos de carbono se basa en un diseño de proyecto, la validación en un registro, el seguimiento de las emisiones que se lleva a Naciones Unidas, donde se verifica y se expiden los créditos. El tiempo de tramitación suele durar un año y medio aproximadamente, pero el resultado es ventajoso, más teniendo en cuenta los bajos niveles de rentabilidad de algunas plantas fotovoltaicas.
Australia ha decidido engancharse con el mercado europeo a partir de 2015, lo cual supone una mejora en la calidad de un mercado que ahora no pasa por su mejor momento.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.