La mitad del sector de la cogeneración –unas 300 fábricas cogeneradoras- van acercándose al final de su vida útil regulada y las empresas están al límite de plazo para tomar decisiones de inversión que las permitan seguir funcionando. Javier Rodríguez, director general de Acogen, explica en este artículo porqué merece la pena que sigan operando en la próxima década.
España está a la cabeza de Europa en pericia energética y climática, habilidad adquirida a fuerza de travesías por mares revueltos que nos han forjado como verdaderos expertos en la materia. Nuestro barco nacional ha navegado lo suyo sobre una crisis económica de grandes tempestades en los sistemas energéticos, con hundimientos de las demandas, olas de vértigo en déficits económicos, huracanes regulatorios, densas brumas judiciales, temporales financieros y burbujas tecnológicas. Y aquí estamos. Ahora, viento en popa de la recuperación económica, los cogeneradores industriales tenemos puesta la vista en nuevos rumbos: los de la competitividad energética.
Ahora, viento en popa de la recuperación económica, los cogeneradores industriales tenemos puesta la vista en nuevos rumbos: los de la competitividad energética
De los tres vértices del triángulo energético, seguridad, medio ambiente y competitividad, España goza de coordenadas envidiables en el primero y en segundo, incluso con nota ya que en cumplimiento de compromisos de cambio climático a 2020, en diez años hemos reducido un 22% las emisiones de CO2, el doble que Alemania. Por ello, conviene que los esfuerzos se orienten ahora al tercer vértice, a conseguir más competitividad energética para todos los consumidores, y muy especialmente para las industrias, que son el verdadero motor de crecimiento de cualquier economía y de sus exportaciones.
Los cogeneradores, 600 industrias intensivas en consumo de calor -alimentarias, químicas, papeleras, textiles, de refino, azulejeras…-, que fabrican el 20% del PIB industrial y que la mitad lo exportan, sabemos que la competitividad energética es clave y somos conscientes de estar en un ciclo de crecimiento -8% en 2017, sin recuperar aún niveles pre crisis- que es obligado aprovechar y potenciar. En nuestra actividad como industrias cogeneradoras -productoras y consumidores de energía-, generamos el 11% de la electricidad nacional, utilizando el 25% de la demanda de gas y el 5% del consumo eléctrico del país. Pues bien, el análisis coste-beneficio de la cogeneración es claramente positivo para España y para todos los consumidores.
Competitividad, clave para el crecimiento industrial
Es evidente que todos queremos que nuestra factura energética sea lo más barata posible porque en gran medida de ello depende el confort y la salud de los hogares y la competitividad de las industrias. Pues bien, la cogeneración -que la UE promueve por su alta eficiencia- ahorra energía, emisiones de CO2 y suministra electricidad distribuida en los puntos de consumo con garantía de potencia. La suma valorada de todas estas contribuciones es mucho mayor que las compensaciones que recibimos de los sistemas energéticos. Así de sencillo, ahorramos más de lo que costamos.
La cogeneración -que la UE promueve por su alta eficiencia- ahorra energía, emisiones y suministra electricidad distribuida en los puntos de consumo con garantía de potencia
La cogeneración supone una ventaja energética nacional, ambiental y competitiva a gran escala
, que se identifica con la alta eficiencia para los sistemas energéticos, abonando impuestos, peajes, compartiendo costes y aportando mayores demandas energéticas industriales, como pilar de sostenibilidad, y añadiendo eficiencias en los mercados e industrias que benefician a todos. Si la cogeneración se parase, el impacto en el mercado mayorista de la electricidad supondría un encarecimiento del orden de entre el 10 y el 15% para todos los consumidores del país.
El precio de la electricidad depende de multitud de factores, pero hay un factor que es seguro, confiable y eficaz para el país y los consumidores: la cogeneración, que logra que la factura de la electricidad –y la del gas- sea más barata para todos los consumidores a la vez que impulsa a la industria. Y eso lo lleva haciendo la cogeneración los últimos 30 años, con el vector gas como aliado, en competitividad, descarbonización y economía circular.
Rumbo a la eficiencia
Los cogeneradores estamos expectantes ante una, esperemos, próxima decisión del Gobierno que deberá asegurar que nuestras plantas puedan seguir operando la siguiente década. La mitad del sector –unas 300 fábricas cogeneradoras- van acercándose al final de su vida útil regulada y las empresas están al límite de plazo para tomar decisiones de inversión que las permitan seguir funcionando, para lo cual el Ejecutivo debe establecer un marco de continuidad que dote a estas plantas de cogeneración de certidumbre y horizonte.
Los análisis realizados por la cogeneración demuestran sin duda alguna que es una actividad muy valiosa para el país. Así que estamos convencidos de que el Gobierno hará lo necesario para que nuestro modelo siga aportando eficiencia económica y ambiental y las sinergias que necesitan las industrias y los sistemas energéticos en el horizonte 2030.
Si la cogeneración se parase, el impacto en el mercado mayorista de la electricidad supondría un encarecimiento del orden de entre el 10 y el 15% para todos los consumidores del país
Eficiencia, menores costes para todos los consumidores y más industria, ese es el rumbo que tiene marcado la cogeneración, solo esperamos ya una clara y pronta decisión del Gobierno que reafirme nuestro timón.
Javier Rodríguez,
Director General de ACOGEN
Asociación Española de Cogeneración
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.