El COVID-19 está haciendo que cambien muchas cosas, inevitablemente. Entre ellas, la mayor demanda de energía en los hogares y la consiguiente reducción en la industria. Pero el confinamiento está creando nuevos patrones de demanda de energía. Ahora, los picos de consumo se han reducido, pero también ha cambiado la hora en la que se produce el pico de la mañana.
Hemos comentado ya que el consumo de energía eléctrico está viviendo caídas sin precedentes como consecuencia del confinamiento al que ha obligado el COVID-19. Y no sólo ocurre en España. Es algo generalizado, especialmente en los países con mayor confinamiento por el COVID-19.
Es España, la bajada de demanda eléctrica es significativa. Con respecto a una jornada normal, anterior, ayer, día 24, estaba en un 14% menos, según Red Eléctrica (REE).
Hemos comprobado, además, que la demanda iba reduciéndose a lo largo de los días desde que se decretó el confinamiento. De hecho, tal y como indica REE, desde el miércoles de la pasada semana al día de ayer, la demanda se reducía un 5,2%.
La cifra no es sino un indicativo del parón industrial y económico que vive el país. Y eso, a pesar del teletrabajo que realizan ciertos sectores. De hecho, los picos de consumo de esta segunda semana de confinamiento apenas superan los 30.000 MW, cuando en una jornada normal podían sobrepasar los 34.000 MW.
Nuevos patrones de demanda de energía
El confinamiento ha cambiado los patrones de demanda de energía en el país. No sólo es evidente que las empresas han detenido su actividad, sino que los hogares son ahora los que disparan el consumo.
Las mayores caídas de demanda se encuentran en las horas de la mañana. Está claro que es consecuencia de la actividad económica.
Pero, además, la curva de demanda ha cambiado su forma y eso sí que es insólito. El consumo en general ha caído entre un 7% y un 10%, con respecto a una jornada normal. Pero lo más curioso es lo que sucede con los picos de consumo
El de la tarde, alrededor de las 20,30 horas, se mantiene, más bajo, pero como en su línea. Lo habitual, como país de servicios que es España, es que el pico de la tarde-noche fuera notablemente más elevado. Incluso con diferencias notables, alcazando los mil megavatios o más. Es decir, la energía que produce una central nuclear.
El de la mañana es el que ha experimentado un cambio más significativo. Si en una jornada normal estaba en el entorno de las 11,30 horas, ahora se ha trasladado a las horas centrales del día. Es decir, durante estos días el pico se produce, más o menos, a las 13,30 horas.
Como ejemplo, ayer. El pico de por la mañana (30.506 megavatios) prácticamente igualó ayer al de la tarde-noche. Lo vemos bien en el gráfico de Red Eléctrica.
Otras muchas cosas que cambian
La causa de los nuevos patrones de energía y de sus consiguientes cambios pueden ser diversas y variadas. Lo cierto es que el teletrabajo hace que los hogares eleven el consumo. Pero no parece suficiente.
Quizás es que ahora cocinamos más, usamos más el lavavajillas y mantenemos más llenos los frigoríficos. No sólo eso, hay muchos estudiantes que reciben sus clases online y, si no, juegan con aparatos electrónicos. Y, además, bastantes mas horas de televisión, inevitablemente.
Lo cierto es que la demanda de energía eléctrica no será la única que cambie de patrón durante el confinamiento. Es muy posible que el consumo de agua se vea alterado y las calefacciones trabajen más, sean del tipo de energía que sean.
Todo ello va a suponer una mayor factura de agua, gas y electricidad. Por hacer cálculos, hemos tomado como ejemplo los datos de Selectra, el comparador de luz y gas.
Según sus cifras, el gasto que ocasionará cocinar, ver la tele, jugar con consolas y utilizar ordenadores durante la cuarentena llevará a un incremento de 18,63€ en la factura de luz de una vivienda de 4 personas. De 14€ en el caso de un hogar en el que conviven dos personas. Eso sin contar con el uso de lavadoras, lavavajillas e iluminación.
Pero no todo va a ser pagar más. Recordemos que ahora utilizamos menos el transporte y/o el coche, no nos vamos a “tomar algo” y a alternar con amigos, no viajamos… etcétera.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela