Las normas acordadas cubrirán todo el ciclo de vida de la batería, desde el diseño hasta el final de su vida útil, y se aplicarán a todos los tipos de baterías vendidas en la UE: portátiles, SLI (que suministran energía para el arranque, la iluminación o el encendido de vehículos), baterías de medios de transporte ligeros LMT (que proporcionan energía para la tracción de vehículos de ruedas como scooters eléctricos y bicicletas), baterías de vehículos eléctricos (EV) y baterías industriales.
Mayor facilidad para de reemplazo y consumidores mejor informados
Los negociadores acordaron requisitos más estrictos para hacer que las baterías sean más sostenibles, eficientes y duraderas. Según el acuerdo, serán obligatorias una declaración y etiqueta de huella de carbono para las baterías EV, las LMT y las industriales recargables con una capacidad superior a 2kWh.
Tres años y medio después de la entrada en vigor de la legislación, las baterías portátiles de los aparatos deben diseñarse para que los consumidores puedan retirarlas y sustituirlas fácilmente ellos mismos.
Para informar mejor a los consumidores, las baterías llevarán etiquetas y códigos QR con información relacionada con su capacidad, rendimiento, durabilidad, composición química, así como el símbolo de «recolección separada». Las LMT, las industriales con una capacidad superior a 2 kWh y las EV también deberán tener un «pasaporte digital» que incluya información sobre el modelo de batería, así como información específica de la batería individual y su uso.
Las medidas que establece el reglamento de baterías
Según el acuerdo, todos los operadores económicos que comercializan baterías en el mercado de la UE, excepto las pymes, deberán desarrollar e implementar una llamada «política de diligencia debida», coherente con las normas internacionales, para abordar los riesgos sociales y ambientales relacionados con el abastecimiento, procesamiento y comercio de materias primas y materias primas secundarias.
Por otro lado, el Reglamento establece los objetivos de recolección en un 45% para 2023, 63% para 2027 y 73% para 2030 para baterías portátiles, y en 51% para 2028 y 61% para 2031 para baterías LMT.
De igual modo, los niveles mínimos de cobalto recuperado (16%), plomo (85%), litio (6%) y níquel (6%) de la fabricación y los desechos del consumidor deben reutilizarse en baterías nuevas.
El Reglamento dictamina también que todos los residuos de LMT, EV, SLI y baterías industriales deben recogerse de forma gratuita para los usuarios finales, independientemente de su naturaleza, composición química, condición, marca u origen.
Por último, con fecha límite en el 31 de diciembre de 2030, la Comisión evaluará la posibilidad de eliminar progresivamente el uso de baterías portátiles no recargables de uso general.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.