En el artículo del Club de Expertos de hoy, Arcadio Gutiérrez, Director general del Club Español de la Energía, pone de manifiesto la gran oportunidad que existe para crear una nueva industria energética a través de la cadena de valor de nuevas tecnologías.
Estamos viviendo una época de las más duras que podamos recordar, especialmente en Europa. La pandemia, la crisis económica y social, la invasión rusa en Ucrania… Y llegando a nuestro terreno, y como consecuencia de todo lo anterior, los elevados precios de la energía.
Pero este artículo pretende arrojar algo de luz dentro de este marco de gran incertidumbre. Por lo tanto, voy a comenzar recordando que a lo largo de los años, las crisis energéticas que se han sucedido siempre han ayudado al desarrollo de tecnologías como ocurrió con las vividas en los años 70, derivadas del alza del precio del crudo.
Y en el contexto energético actual también se producirán cambios muy notables, disruptivos. La mayoría de ellos provendrán del desarrollo de tecnologías que contribuyan de forma simultánea a la mejora de la seguridad energética y a los objetivos de descarbonización.
Principalmente en Europa, donde las medidas establecidas a través del Repower EU, se han convertido en herramienta esencial para superar la crisis climática y ambiental, reducir nuestra dependencia energética y aumentar nuestra competitividad.
Las tecnologías del futuro desarrollo industrial
España, en línea con la UE, está actualizando el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que presentará a la Comisión Europea, junto al resto de los planes de los Estados miembros, con fecha límite el 30 de junio de 2023. Esto supondrá otra palanca para posicionarnos como país a la vanguardia de tecnologías que ahora están en fase de implantación y que marcarán nuestro desarrollo industrial en el futuro.
Entre ellas, la eólica marina, el almacenamiento eléctrico, el hidrógeno renovable, y las tecnologías de uso de estos nuevos vectores en los procesos industriales energético-intensivos, que sustituirán a los tradicionales (carbón y gas).
Todas estas tecnologías tienen en común su complejidad, y un nivel de desarrollo muy incipiente. Requerirán de investigación, innovación y aprendizaje, junto a recursos humanos especializados e infraestructuras adaptadas a estos campos.
El almacenamiento eléctrico, en su vertiente de apoyo al sistema eléctrico, está en pleno desarrollo, con alguna de sus tipologías ya maduras, como las centrales de bombeo. También presentan buenas perspectivas otras como las baterías, aire comprimido, o el almacenamiento químico.
El hidrógeno renovable, al que dediqué mi último artículo en esta publicación, y según todas las proyecciones actuales, será fundamental para descarbonizar la parte del sector industrial donde la electricidad no disponga de procesos capaces de dar una solución eficiente. Es el caso del sector químico, cemento, construcción u otros energético-intensivos, que pueden reconvertir sus procesos productivos, pero que necesitan desarrollar tecnologías ligadas al uso del hidrógeno.
Queda, por tanto, un gran trabajo por hacer en la cadena de desarrollo del hidrógeno renovable y en los procesos de aquellos sectores que acabarán integrando este vector en sus procesos. También lo será en todo lo ligado al transporte pesado.
El potencial de España
Es importante resaltar que España cuenta con grandes recursos renovables que pueden ofrecer la energía a precios competitivos y una sólida cadena industrial capaz de favorecer los aspectos tecnológicos en el área de los electrolizadores, equipamientos y uso del hidrógeno renovable.
No obstante, la competencia para posicionarse en estas nuevas tecnologías que marcarán el futuro energético es enorme, tanto a nivel nacional como internacional. Debemos actuar rápido si queremos alcanzar una posición de liderazgo. Para conseguirlo, los apoyos europeos y gubernamentales serán determinantes.
Ofrecer ventajas competitivas basadas en nuestro tejido industrial, impulsar nuestras infraestructuras tecnológicas y humanas, y lograr acuerdos sociales que respeten las posiciones de todas las partes, y garanticen las licencias para operar, son también clave en esta anticipación necesaria frente a otros países.
En definitiva, se presenta una oportunidad única, con el aprovechamiento de los fondos Next Generation de la Unión Europea, para crear una nueva industria energética, a través de la cadena de valor de nuevas tecnologías como la eólica offshore, el hidrógeno y otros gases renovables, o de los “bios”.
Estas tecnologías, facilitarán a su vez el despliegue de nuevas aplicaciones en los clientes energéticos que ayudarán a reducir las emisiones en los procesos industriales.
Desafíos, sí. Oportunidades, también.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.