Para conocer la conexión que existe entre Noruega y la energía limpia debemos remontarnos a finales del Siglo XIX. Por aquel entonces, el país nórdico ya sabía del potencial energético de la fuerza del agua de sus fiordos. Un siglo y medio después, Noruega ocupa la posición de líder mundial en las industrias que requieren de grandes cantidades de energía, como son la producción de aluminio y fertilizantes.
Debido a su volumen de generación hidroeléctrica, Noruega es capaz de cubrir en la actualidad el 98% de su demanda eléctrica con energía limpia (96% hidroeléctrica y 2% eólica y biomasa). Además, en 2014 firmó un acuerdo con Reino Unido para la construcción de la conexión eléctrica submarina más grande del mundo, que le permitirá exportar su exceso de producción energética.
Las tecnologías renovables como la eólica y la solar también tienen mucho que decir en Noruega, ya que está planeada la apertura del mayor parque eólico del país en la zona de Rogaland en 2019. El parque tendrá una capacidad combinada de 294 MW y producirá anualmente cerca de 1.000 MW (1TWh), el equivalente al consumo anual de unos 50.000 hogares.
El objetivo de Noruega de reducir sus emisiones en 2030
En cuanto al compromiso en la lucha contra el cambio climático, Noruega se ha acogido a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, fijándose como propósito para 2030 la reducción de al menos el 40% de sus emisiones en comparación con los niveles de 1990. Habiendo firmado y ratificado el Protocolo de Kyoto en 2008, Noruega redujo sus emisiones en un 9% entre 1990 y 2012, y tiene previsto ir aún más lejos disminuyendo hasta un 30% de aquí a 2030 y consiguiendo la neutralidad carbónica al anular el 100% de emisiones de aquí a 2050.
Por otra parte, la energía hidroeléctrica ha hecho de Noruega uno de los países más electrificados del mundo, lo que contribuye de manera notable a la electrificación del transporte. No en vano, en 2017, las ventas de coches eléctricos e híbridos alcanzaron más de la mitad de las matriculaciones que se realizaron en el país y la mayoría de su transporte público y de mercancías es también eléctrico. El objetivo es que en 2025, todos sus coches sean cero emisiones. También se ha empezado a electrificar la industria naviera con la introducción de transbordadores y cruceros eléctricos. Por último, Noruega es también el primer país que planea abandonar el gas como fuente de calefacción a partir de 2020, una medida que evitaría la emisión de 340.000 toneladas anuales de gases de efecto invernadero.
La clave del éxito noruego es el esfuerzo que ha realizado y realiza por crear una cultura empresarial que trabaje de manera sostenible con la biosfera, gestionando sus recursos naturales de manera respetuosa para conseguir mantener su modelo de negocio a la vez que esté garantizada la protección de su flora y fauna marina en todos sus niveles.
Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.
En invierno no es asi, del todo
muy buena informacion