El proyecto del gaseoducto Nord Stream 2 aún no está en marcha y su inicio se podría ver afectado por la situación en Ucrania. La crisis ha aumentado la presión sobre Alemania para que detenga el proyecto. Desde Berlín, el canciller alemán se ha sumado a las críticas contra Rusia. El gaseoducto es ahora un arma de presión y de sanción contra Rusia, por si invade Ucrania.
En los últimos días, Berlín ha dejado claro que, en caso de agresión, se discutirán todas las opciones. Y eso incluye las consecuencias para el Nord Stream 2. Es una de las sanciones económicas que podrían implementarse en caso de una invasión rusa de Ucrania.
El canciller alemán Olaf Scholz ha dejado atrás su postura moderada. Ahora, su opinión es más dura contra Rusia. Lo mismo ocurre con la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, que amenaza a Rusia con «altos costes» si invade Ucrania.
Igualmente, Estados Unidos comparte la idea. Antony Blinken, ministro de Relaciones Exteriores de EEUU, afirmaba:
«También vale la pena mencionar que todavía no fluye gas a través de Nord Stream 2. Eso significa que el gasoducto es un medio de presión para Alemania, Estados Unidos y nuestros aliados, no para Rusia».
Nord Stream 2
Nord Stream 2 está acabado, aunque no operativo. Supuestamente, permitiría a Alemania actuar de forma más independiente en el mercado energético europeo.
El gasoducto, de gas natural, discurre en paralelo a la ruta del gasoducto Nord Stream 1. Este último está en funcionamiento desde 2011 y que traviesa el fondo del Mar Báltico.
El gasoducto se extiende sobre una longitud de unos 1.230 kilómetros, conectando la región rusa de Ust-Luga con la de Greifswald en el noreste alemán. La construcción comenzó en mayo de 2018 y finalizó el 10 de septiembre de 2021, con año y medio de retraso.
El propietario del gasoducto es la empresa rusa de producción de gas natural Gazprom. La empresa estatal se hizo cargo de la mitad del proyecto por valor de aproximadamente 9.500 millones de euros. Los costes restantes consiguieron financiación de un consorcio europeo de empresas: OMV (Austria), Wintershall Dea (Alemania), Engie (Francia), Uniper (Alemania) y Shell (Gran Bretaña).
Se supone que las tuberías trasladarán 55 mil millones de metros cúbicos de gas cada año. Pero el proyecto aún no se ha puesto en marcha. Entre otras cosas, aún depende de la certificación de las autoridades alemanas antes de que pueda empezar a operar.
El apoyo de los gobiernos
Tanto Rusia como Alemania apoyan el proyecto. Pero en Berlín ha habido diferentes puntos de vista y diferencias sobre si se debe lanzar Nord Stream 2 y cuándo. Entre las posiciones opuestas, la de los Verdes, que rechazan el proyecto por motivos geoestratégicos y de política climática. Por su parte, el partido conservador FDP también se muestra en contra.
Alemania depende del gas de Rusia, ya que se considera una tecnología puente en la transición de las energías fósiles a las renovables. El gasoducto sería una forma relativamente económica de obtener la materia prima y cubrir las necesidades energéticas del país.
Mientras, Moscú se beneficiaría de ello, ya que podría vender su gas, lo que generaría beneficios financieros. Según Gazprom, el Nordstream 2 podría abastecer a 26 millones de hogares anualmente.
La UE y el Nord Stream 2
Por su parte, Bruselas no apoya el oleoducto. En un comunicado de junio de 2017, asegura que Nord Stream 2 no contribuye a los objetivos de la Unión de la Energía. Señala en un comunicado que el gaseoducto:
«No debe operarse en un vacío legal o exclusivamente bajo la ley de un tercer país».
En opinión de la Comisión Europea, el proyecto Nord Stream 2 no contribuye a los objetivos de la Unión de la Energía. Su apuesta es abrir nuevas fuentes de suministro, rutas y proveedores, por lo que, con respecto a Gazprom señalan:
«Por el contrario, incluso podría facilitar que un solo proveedor refuerce aún más su posición en el mercado del gas de la UE y vaya acompañado de una mayor concentración de rutas de suministro».
Actualmente existen infraestructuras de transporte de gas que ya aseguran el suministro de energía a Europa. Sin embargo, las rutas de transporte existentes, especialmente a través de Ucrania, podrían verse potencialmente amenazadas por la construcción de Nord Stream 2.
Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, recordó que el oleoducto no era un proyecto europeo. Está «únicamente en manos de los alemanes«.
La posición de otros países
La Unión Europea no es la única parte crítica con el proyecto. Estados Unidos tampoco quiere que el oleoducto entre en funcionamiento. En el contexto de las sanciones impuestas a Rusia en 2020, la construcción se detuvo durante casi un año. Los suministros de gas de Rusia podrían usarse como arma política según Washington.
En noviembre de 2018 Estados Unidos advirtió que:
«La dependencia del gas ruso para Europa es geopolíticamente incorrecta».
En esa línea, no quieren que:
«Se corte el gas en pleno invierno cuando estalla una crisis política».
EEUU, por su parte, preferiría hacer negocios con Europa y vender gas licuado, por ejemplo.
Nord Stream 2 para Europa del Este
También hay fuertes críticas al Nord Stream 2 por parte de Polonia. Opina que se está ignorando al país para el tránsito del suministro de energía. El proyecto podría reducir el estado de las infraestructuras que ya existen por vía terrestre. Por lo tanto, se podrían perder importantes ingresos generados por las tarifas de tránsito. Además, se teme que Rusia aumentar su poder al hacer que Europa dependa de su gas.
La preocupación también alcanza a Ucrania. El país depende de los miles de millones de euros en ingresos por tarifas de tránsito de gas. Por tanto, la entrada en funcionamiento del Nord Stream 2 podría reducir esos ingresos.
Kiev ha advertido contra la puesta en marcha del proyecto. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, lo llamó un «arma geopolítica peligrosa del Kremlin«. Hace una semana, la empresa estatal de energía de Ucrania, Naftogaz, dijo que era un asunto de «seguridad nacional» para Ucrania.
Según el jefe de Naftogaz, Yuri Vitrenko, y teniendo en cuenta la acumulación de tropas rusas en la frontera con Ucrania:
«Sería más difícil para el presidente ruso, Vladimir Putin, iniciar una guerra si el gas fluyera a través de Ucrania, ya que los suministros de gas se verían afectados.
Estoy seguro: si Nord Stream 2 entra en funcionamiento, entonces no se canalizará más gas ruso a través de Ucrania a Europa».
FUENTE: EURONEWS.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela