El macroproyecto energético denominado Clúster del Maestrazgo ha recibido el visto bueno del Gobierno, marcando todo un reto en el desarrollo de uno de los parques eólicos más ambiciosos en España. Esta autorización supone el último paso administrativo necesario para poner en marcha este proyecto de gran envergadura.
La instalación, que se ubicará entre las provincias de Teruel y Castellón, cubrirá una superficie total de 995 hectáreas. El proyecto incluye la construcción de 125 aerogeneradores de 200 metros de altura, distribuidos en 20 parques eólicos, junto con dos plantas fotovoltaicas. Es importante destacar que, en un esfuerzo por minimizar el impacto ambiental, la empresa promotora decidió eliminar 36 turbinas eólicas y dos parques eólicos, lo que permitirá proteger el ZEPA del Río Guadalope, una zona designada para la conservación de aves.
El Clúster del Maestrazgo tendrá una capacidad total de 763 MW, con cada aerogenerador alcanzando los 6,1 MW. Esto permitirá abastecer de energía a aproximadamente 570.000 hogares al año. Este proyecto superará al parque eólico Gecama, ubicado en Castilla-La Mancha, que tiene una capacidad de 312 MW y suministra electricidad a 260.000 viviendas anualmente. La inauguración del Clúster del Maestrazgo está prevista para finales de 2026.
La polémica del Clúster del Maestrazgo
Este macroproyecto siempre ha sido fuente de controversia. Vecinos, ecologistas y diversos colectivos políticos han expresado su oposición. Uno de los temas más polémicos es la tala masiva de árboles. Mientras que algunas organizaciones estiman que podrían ser eliminados hasta dos millones de ejemplares, el fondo de inversión danés CIP sostiene que sólo se talarán 98.000 árboles, asegurando además que se reforestarán el doble de los árboles cortados para compensar el daño ambiental.
La proximidad de los aerogeneradores también ha generado preocupación. La Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel ha interpuesto un recurso contencioso-administrativo solicitando la suspensión cautelar del proyecto. Argumentan que los parques eólicos están demasiado cerca de los núcleos urbanos y de las áreas protegidas para aves, y señalan que 84 aerogeneradores están ubicados en lugares de interés comunitario. Además, critican que retirar algunas turbinas no mitiga el impacto si se instalan otras más potentes en su lugar.
En Castellón, la plataforma ciudadana STOP a la MAT ha denunciado que la línea de evacuación de la energía afectará negativamente a la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y a la Red Natura 2000, con una distancia de tan sólo 80 metros, cuando la normativa europea exige al menos 500 metros. También subrayan que la construcción de la torre tendrá efectos perjudiciales, y califican como ridícula la compensación ofrecida por la empresa, que asciende a 1.000 euros frente al daño ambiental previsto.
Un proyecto cargado de desacuerdos
El descontento de las localidades rurales hacia los macroproyectos va en aumento, lo que pone en evidencia las diferencias entre desarrollo económico y densidad de población. Los más críticos y las asociaciones vecinales observan con preocupación cómo estos proyectos alteran su entorno natural y cultural.
La electricidad generada no se quedará en su totalidad en las áreas donde se produce, sino que se destinará a otras zonas con mayor demanda energética, como Madrid. Esta dinámica acentúa la brecha entre las zonas rurales que acogen las infraestructuras energéticas y las áreas urbanas que consumen la energía sin enfrentar las consecuencias sociales y ambientales.
A medida que se sigan implementando más proyectos de energía renovable, la controversia no hará más que crecer. El reciente macroproyecto aprobado por el Gobierno, el Clúster del Maestrazgo, marca un punto de inflexión en la política energética del país. España busca incrementar su capacidad de generación para cumplir con los objetivos climáticos, pero los conflictos locales seguirán surgiendo de manera similar. Las preocupaciones sobre la preservación del paisaje y la biodiversidad son fundamentales para lograr una coexistencia armónica. El verdadero desafío es alcanzar una transición energética que proteja el planeta sin olvidar su esencia: la naturaleza.
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