Desde que Rusia invadió Ucrania, los países europeos buscan una salida al callejón geoestratégico en el que está atrapada la mayor parte de la población: Rusia es su principal proveedor de gas natural y la principal fuente de energía para alimentar la calefacción de hogares o el funcionamiento de industrias. En Europa, el objetivo es reemplazar el suministro de gas ruso, por lo que cada país esta tomando sus propias medidas.
Ejemplo de ello es Dinamarca, que ha presentado un plan para reemplazar el gas ruso y no solo eso, sino que se trata de una estrategia basada en energías renovables en vez de en combustibles fósiles. Este plan, llamado de calefacción urbana, está controlado de forma centralizada y es adecuado para áreas geográficas donde los sistemas de combustibles alternativos son más fáciles de operar. Estos son más eficientes energéticamente que una caldera doméstica, pero pueden tener un precio más elevado o técnicamente son más difíciles de instalar.
Actualmente, cerca de 400.000 domicilios del país, con 6 millones de habitantes, utilizan gas natural. En declaraciones recogidas por Europa Press, el ministro de clima Dan Jorgensen, señala: “Más del 50% de ellos habrán cambiado al nuevo sistema para 2028 como muy tarde. Al resto, para los que el cambio no será posible, se les equipará con bombas de calor o usarán gas danés, que los daneses llaman “gas verde””.
Las medidas que quieren tomar otros países europeos
En España también se abre debate sobre la aprobación de un Midcat extendido, un gasoducto a Francia que permitiría el uso de siete plantas de regasificación de GNL en la península. La central ibérica supone el 25% de la capacidad productiva de Europa y podría abrir una ruta alternativa a Rusia con el resto del continente a través de buques metaneros y gasoductos.
En el caso de Italia, está solicitando ayuda directamente a España. Italia usa gas natural y la semana pasada, el operador de infraestructuras de gas italiano Snam, anunció que estaba trabajando en la construcción de un gasoducto de Barcelona a Génova para aumentar el suministro.
En cambio, Francia pide a la UE imponer un embargo al petróleo y gas ruso. El ministro de finanzas Bruno Le Maire declara en una entrevista en el medio Europe 1: “Estoy convencido de que la realidad de la situación en Ucrania moverá las líneas. Si estamos apegados a la libertad y protección del pueblo ucraniano, tienes que ir hasta el final de tu razonamiento y no financiar la guerra”. De esta manera, interrumpiendo la importación de petróleo ruso será más difícil financiar la guerra en Ucrania.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.