De acuerdo con el informe de Solunion sobre lo que les va a costar a las compañías cumplir las nuevas normas medioambientales, el sector energético será el más afectado por las nuevas regulaciones climáticas, con pérdidas que alcanzan los 900.000 millones de dólares en la próxima década. La siguen el acero y el transporte aéreo y marítimo.Solunion
, la compañía experta en seguros de crédito y de caución y en servicios de gestión del riesgo comercial, explica el impacto de esta regulación en la economía, a partir de los datos de su accionista Euler Hermes, que cifra las pérdidas en casi 2,5 billones de dólares en los próximos diez años.
Para medir el impacto, agrupan las acciones más importantes en cuatro categorías:
- precios del carbono
- combinación y eficiencia energética
- regulaciones de movilidad
- impuestos, multas y gravámenes específicos de la industria
Los sectores que más tendrán que pagar por las nuevas normas medioambientales
Si bien casi toda la economía mundial se verá afectada por estas regulaciones, en algunos sectores el impacto será más importante:
- Las regulaciones medioambientales ya han costado al sector energético 1,4 billones de dólares en los últimos diez años y se esperan pérdidas que alcancen los 900.000 millones de dólares en la próxima década
- El acero, por su parte, será la segunda industria más afectada: 300.000 millones de dólares en los próximos 10 años
- El transporte aéreo y marítimo ocupa el tercer lugar (55.000 millones de dólares) debido a la combinación de sistemas de compensación de emisiones de carbono (entre 16.000 y 42.000 millones de dólares), el aumento de los impuestos y/o de las tasas sobre el CO2 y los incentivos globales para un cambio de vía ferroviaria. Ambas industrias también se verán afectadas por las nuevas regulaciones sobre el contenido de azufre de los combustibles.
¿Cómo deben prepararse las empresas para esta ola regulatoria?
Solunion también da respuesta a esta cuestión. Afirman que para prepararse, las empresas deben tener en cuenta tanto los efectos directos sobre su entidad como aquellos riesgos indirectos:
- El impacto directo será una reducción de los márgenes brutos como resultado del aumento del coste de las emisiones. Esto puede transponerse a otros costes, como por ejemplo, gastos operativos o gastos de capital. También puede traducirse en una reducción de la rentabilidad operativa, ya que puede haberse conseguido mediante el aumento de otros costes, al embarcarse en procesos más caros o incurrir en un mayor gasto en I+D.
- Deben abordarse, por otro lado, los riesgos indirectos. Estos abarcan desde la transmisión de la cadena de suministro y la multiplicación del riesgo hasta la exposición de los clientes finales. Además, cualquiera de estas cuestiones puede tener un impacto visible en los balances de las empresas y en su solvencia.
La velocidad de adaptación es crucial para evitar grandes pérdidas. Hoy en día, parece insuficiente y el riesgo final oscila entre la pérdida total del valor de ciertos activos o incluso negocios enteros.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.