Un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) indica que las renovables fueron la fuente de energía más barata de 2020. Casi dos tercios (62%) de las energías renovables eran más baratas el año pasado que el combustible fósil más económico. La agencia señala que los costes de las tecnologías renovables siguen cayendo año tras año.
Las renovables van avanzando en la equiparación de costes con los combustibles fósiles. Además, según IRENA, el COVID-19 ha acelerado esta tendencia. Durante 2020, las energías renovables alcanzaron un récord de 200 gigavatios, mientras que el resto del sector energético se contrajo.
Según datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), en medio de la recesión provocada por la pandemia: la demanda de petróleo cayó un 8,8% y la de carbón un 5%, en comparación con el año anterior.
El ritmo y la escala de la transición a las energías renovables ya han superado las proyecciones más optimistas. En esa línea, la tasa de crecimiento de la capacidad mundial de energía renovable aumentó un 45% en 2020, según el informe de la IEA. Es la mayor tasa de aumento anual desde 1999.
Añade la IEA que, en 2020, la energía renovable fue:
«La única fuente de energía para la que aumentó la demanda, mientras que el consumo de todos los demás combustibles disminuyó».
El coste de las renovables
El crecimiento de la capacidad en energía renovable seguirá durante 2021 y 2022 los parámetros de crecimiento récord de 2020. El informe IRENA indica que los costes de las tecnologías renovables continúan cayendo año tras año. El director general del organismo, Francesco La Camera, ha comentado al respecto:
«Hoy en día, las energías renovables son la forma más barata de energía. Las energías renovables presentan a los países vinculados al carbón con una agenda de eliminación económicamente atractiva que garantiza que satisfagan la creciente demanda de energía, al tiempo que ahorran costes, suman empleos, impulsan el crecimiento y cumplen la ambición climática. Me alienta que cada vez más países opten por impulsar sus economías con energías renovables; y que sigan el camino de IRENA para alcanzar emisiones netas cero para 2050».
El 62% de la generación total de energía renovable del 2020, 162GW, tuvo costes más bajos que la nueva opción más barata de combustible fósil. Las cifras de la reducción del precio de las renovables así lo avalan: los costes de la energía solar de concentración (CSP) disminuyeron en un 16%; la energía eólica terrestre se redujo en un 13%; la eólica marina en un 9%; y la solar fotovoltaica en un 7%.
La energía solar, concretamente, es más barata que el carbón y el gas en la mayoría de los países importantes, según los datos. El hecho de que las renovables sean más baratas permitirá a los países desarrollados y en desarrollo: eliminar el carbón; satisfacer las crecientes demandas de energía; ahorrar dinero; crear puestos de trabajo; y detener la emisión de aproximadamente tres gigatoneladas de CO2 cada año. Esta última cifra supone el 20% de lo que necesitamos para reducir las emisiones para 2030 y evitar una catástrofe climática.
Medidas avanzadas
Con respecto a electricidad limpia exportada, países como Noruega, Bután y Francia ya están bastantes pasos por delante del resto. En ese contexto, en junio de 2021, Noruega y Reino Unido dieron por terminada la construcción del cable eléctrico submarino más largo del mundo.
El North Sea Link es un cable de electricidad de corriente continua de alto voltaje submarino, de 1.400 MW, que une Noruega y Reino Unido. El lado noruego del cable atraviesa montañas nevadas y un lago; después viaja bajo el agua durante más de 720 kilómetros, a través del Mar del Norte, hasta llegar a territorio inglés. North Sea Link será el séptimo interconector submarino de Noruega. Eso permitirá al país exportar su abundante energía hidroeléctrica a sus vecinos. En estos momentos, se encuentra en fase de pruebas.
Encabezando el ‘ranking’ sobre transición energética global, la región nórdica, sobre todo, supera a otros países. Suecia, Noruega y Dinamarca ocupan las tres primeras posiciones, en ese mismo orden, según el Foro Económico Mundial.
Gracias a estos avances, la neutralidad de carbono sería posible para 2050, pero solo si se realizan grandes cambios a nivel global. Por tanto, serían necesarios grandes recortes en el uso de carbón, petróleo y gas, así como inversiones sustanciales en energías renovables.
Las renovables, a través de multitud de compañías, siguen pidiendo una mayor ambición política y de compromiso para su desarrollo.
FUENTE: El Confidencial.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela