Nuestro invitado al Club de Expertos de esta semana, Fernando Soto, director general de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), dedica su artículo a explicar a los lectores la influencia determinante del contexto energético sobre determinada industria, por un lado la más fuerte, como auténtico motor tractor de nuestra economía, pero por otro, una de las industrias vulnerables y especialmente sensibles al coste de suministro eléctrico: la industria electro-intensiva. Soto describe la situación actual, principales fortalezas y debilidades de industria electro-intensiva, y propone medidas inscritas en el marco de la transición energética.
Pese a las abundantes lluvias caídas en España, desde el comienzo del verano venimos apreciando como el precio de la electricidad en los mercados, diario y futuros, está escalando posiciones y registrando récords nunca vistos en los últimos años. Todo apunta a que 2018 será un año con un precio récord de la electricidad y el segundo más caro desde que existe mercado eléctrico.
Es cierto que la evolución de los precios de los combustibles, carbón y gas natural, junto con la explosión de los de los derechos de emisión -que se han multiplicado por cuatro con respecto al valor de 2017-, están propiciando esos incrementos de precios que también han experimentado el resto de los países europeos, aunque no de forma tan acusada como aquí.
Con la evolución del precio en el mercado eléctrico en los nueve primeros meses de 2018, y considerando la cotización de los futuros de electricidad para el último trimestre del año, se estima que cerraremos este año con un precio medio de unos 60€/MWh, un 30% más caro que el mercado alemán. Pero la incertidumbre y alarma continúa, ya que la cotización del futuro de electricidad para 2019 se sitúa en valores similares de 60 €/MWh.
La suspensión del impuesto debe completarse con medidas de mayor calado
Ante esta situación, la ministra Teresa Ribera anunciaba hace un par de semanas una medida inmediata: la suspensión del impuesto a la generación del 7%, algo que los consumidores llevamos ya tiempo esperando. Esta medida, que sin duda ha sido bien acogida, debe complementarse ahora con otras de mayor calado que permitan disponer en España de un precio eléctrico competitivo, tal y como la propia ministra para la Transición Ecológica planteó en su aludida comparecencia en el Congreso de los Diputados.
Industrias vulnerables
La industria electro-intensiva asociada en AEGE, uno de los motores tractores de nuestra economía con 20.000 millones de euros de facturación, 60% de ellos en exportaciones y 186.000 empleos
, sufre un suministro eléctrico no competitivo año tras año. Es una industria extremadamente sensible al coste de su suministro eléctrico, que llega a representar hasta el 50% de sus costes de producción. Se podría decir que es una industria vulnerable, con riesgo de deslocalización, como la identifica la Comisión Europea.
Esta industria nacional, con sus 25 TWh de consumo de electricidad en 2017, pagó un sobrecoste de 450 millones de euros más que sus competidores alemanes, sólo por el diferencial de precios de los mercados eléctricos. Sus esfuerzos continuos en mejorar la eficiencia energética de sus procesos quedan neutralizados por los elevados costes del suministro eléctrico que minan su competitividad.
La Comisión Europea ha reconocido el riesgo de deslocalización de esta industria a otros continentes, razón por la que estableció en 2014 unas directrices de ayudas de Estado en energía y clima que permiten aplicar un conjunto de medidas a este tipo de industrias. Esta deslocalización conllevaría la pérdida de miles de empleos en Europa, sin que se garantizara una mitigación de las emisiones globales. Pese a disfrutar de unos mercados eléctricos mucho más competitivos que el nuestro, países como Alemania y Francia vienen aplicando a sus industrias con estas características determinadas compensaciones al hilo de esas directrices europeas. En España, esas compensaciones por lo general no existen y, cuando la hay, como es la compensación por el CO2 indirecto, no se aplican en la cuantía máxima permitida por Bruselas.
España debe fortalecer la industria que ya existe
Está suficientemente demostrado que los países y regiones con fuerte presencia industrial son los que mejor han capeado las crisis financieras. Por ello, es necesario que en España fortalezcamos nuestra industria, manteniendo y reforzando la que ya existe y funciona y potenciando con la innovación nuevas actividades que favorezcan el crecimiento industrial. Debemos trabajar de forma denodada por lograr que la industria española incremente su presencia en el PIB. Hay que pedir a los partidos políticos y al Gobierno que en la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética se recoja el estatus de consumidor electro-intensivo, como lo tiene Francia en su Ley de 2015 de Transición Energética para un Crecimiento Verde. Nuestra industria vulnerable debe recibir un trato similar al que perciben sus equivalentes franceses y alemanes.
En este complejo sudoku de la regulación eléctrica, y sus consecuencias, es necesario que todos los agentes colaboremos a la par y reclamamos a los partidos políticos que la nueva revisión energética alumbre un pacto de Estado por la Energía que nos permita planificar con certidumbre y estabilidad el desarrollo que debe acompañar a la transición energética en la que estamos inmersos. El reto y la trascendencia de esa transición energética lo requiere, y la sociedad española lo demanda.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.