Un informe asegura que el cierre de plantas de carbón, entre 2005 y 2016, ha permitido salvar más de 26.600 vidas y ha mejorado el rendimiento de los cultivos, especialmente los de maíz, soja y trigo. También que las centrales eléctricas de carbón que se mantienen activas en el país, son culpables de 329.417 muertes prematuras.
Jennifer Burney, profesora asociada de ciencias ambientales en la Escuela de Política y Estrategia Global de UC San Diego ha publicado un estudio en le que analiza el impacto del cierre de plantas de carbón en Estados.
Como espacio temporal para su informe ha tomado el tramo comprendido entre 2005 y 2016. Un tiempo en el que asegura que gracias la clausura progresiva de centrales térmicas de carbón se han salvado 26.610 vidas y 570 millones de bushels de cultivos.
Ahora toca responder a la pregunta: ¿qué hacemos con las viejas centrales de carbón?
Para llegar a estas cifras, Burney ha combinado datos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) sobre la generación de energía eléctrica con mediciones satelitales y de superficie y de la NASA. Con ellos, ha conseguido medir los cambios en la contaminación local antes y después del apagado de las plantas de carbón.
La contaminación que se deja de emitir con el cierre de las plantas de carbón
El estudio de la Universidad de San Diego analiza cómo el paso del carbón al gas natural reduce las emisiones de dióxido de carbono y varía los niveles de contaminación en las áreas cercanas.
La quema de carbón crea partículas y ozono que pueden afectar a los humanos, las plantas y el clima de la región. Estos contaminantes pueden causar graves daños en la salud humana cuando se inhalan y tienen efectos perjudiciales para la vida de las plantas. También alteran el clima local al bloquear la luz solar entrante.
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El cálculo inverso, que estima los daños causados por las plantas de carbón que han seguido funcionando durante ese mismo período de tiempo, sugiere que son culpables de 329,417 muertes prematuras y de la pérdida de 10,2 mil millones de bushels de cultivos, aproximadamente equivalente a la producción típica de la mitad del año en los EE. UU.
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.