Según las previsiones de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) la instalación de los proyectos adjudicados tras la subasta de renovables celebrada el miércoles supondrá unas inversiones superiores a los 3.000 millones de euros y la creación de más de 30.000 empleos (directos e indirectos) en el periodo de instalación. Para APPA, en cambio, la subasta «ha demostrado que su “neutralidad tecnológica” era falsa y deja fuera a otras tecnologías necesarias».
La subasta de 3.000 MW celebrada el miércoles adjudicó como ya os informamos ayer en EnergyNews 2.979 MW a la eólica, un resultado que «da esperanza al sector tras varios años de letargo» y «muestra que la eólica es en la actualidad la tecnología que puede lograr un mayor cumplimiento de los objetivos a 2020 a un menor coste para el sistema«, dice la Asociación Empresarial Eólica en un comunicado.
Según sus previsiones la instalación de los proyectos adjudicados supondrá unas inversiones superiores a los 3.000 millones de euros, así como la creación de más de 30.000 empleos (directos e indirectos) en el periodo de instalación. Ahora bien, no pasa por alto que es necesaria una Planificación Energética para los próximos años que tenga en cuenta las necesidades energéticas y de descarbonización del país a largo plazo y garantice un mix equilibrado entre las diferentes tecnologías.
Tras la subasta
Ello implica, dice, que se dé visibilidad al sector renovable con un calendario de subastas que, más allá incluso de los objetivos europeos a 2020, tenga en cuenta tanto los compromisos internacionales en materia medioambiental (el Acuerdo de París y los Objetivos de la UE a 2030) como los hitos necesarios de cara a una ordenada Transición Energética.
En cualquier caso, a su juicio, la eficacia real de la subasta se conocerá en diciembre de 2019, cuando todos los proyectos adjudicados estén funcionando y contribuyendo a cumplir los objetivos europeos a 2020. AEE confía en que así será y en que todos los actores implicados en el proceso –promotores, fabricantes, entidades financieras, administraciones públicas, autonómicas y municipales, etcétera– pondrán todo de su parte para ello.
«Es importante tener en cuenta que el contexto en el que se celebra la subasta ha propiciado la agresividad de las ofertas: se trata de una convocatoria aislada, lo que ha obligado a las empresas con proyectos avanzados a acudir para no quedarse fuera del entorno regulado, condición importante para lograr financiación», dice el comunicado si bien advierte de que el resultado no garantiza la sostenibilidad de los proyectos en el largo plazo sin algún mecanismo que estabilice la volatilidad de los ingresos procedentes del mercado.
Incentivos a la producción
Por otro lado, la AEE llama la atención sobre que el hecho de que los parques adjudicados en la subasta vayan a instalarse sin incentivos no quiere decir que los que se construyeron en el pasado no los necesiten.
Por eso, recuerda que los 23.000 MW eólicos instalados en España desde los años noventa lo hicieron en un momento de menor madurez tecnológica y diferentes condiciones financieras y, por lo tanto, con mayores costes, por lo que deben respetarse los incentivos hasta el final de su vida útil regulatoria.
«Esto pasa necesariamente por no modificar la rentabilidad razonable de los proyectos cada seis años durante su vida útil regulatoria, potestad que tiene el Gobierno a raíz de la Reforma Energética y que podría ejercer por primera vez en 2020«, apostilla.
La eólica y el resto de tecnologías
Por otro lado, la Asociación de Empresas de Energías Renovables-APPA considera que el resultado de la subasta constata que esta no era “tecnológicamente neutra” e insiste en que como ya venía advirtiendo «la fotovoltaica ha visto bloqueado su desarrollo al igual que ocurrió en la subasta anterior en la que ni siguiera se contemplaba esta tecnología«.
APPA, que emitió ayer un comunicado, espera que, en las nuevas subastas, se corrijan los defectos denunciados por el sector renovable y tengan cabida otras tecnologías limpias que, «sin subastas específicas, están condenadas a la parálisis indefinida«.
«La subasta es la constatación de que no se busca un desarrollo armónico de las distintas tecnologías renovables, complementarias entre sí. El diseño de la subasta, que a igualdad de condiciones daba prioridad a la eólica frente a la fotovoltaica, auguraba el resultado final, donde todos los proyectos adjudicados han sido eólicos. Una subasta que ha demostrado que su “neutralidad tecnológica” era falsa y deja fuera a otras tecnologías necesarias«, afirma APPA.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.