Una compañía noruega ha diseñado paneles solares para obtener energía solar flotante. La clave están en que por su reducido tamaño, pueden ser utilizados en embalses, centrales hidroeléctricas y aguas poco profundas en el interior de las ciudades.
Ocean Sun es una pequeña compañía de origen noruego que ha desarrollado paneles solares flotantes que se pueden utilizar en el interior de las ciudades.
La compañía asegura que sus paneles flotantes de tamaño reducido y los elementos que los sustentan (llamados flotadores) se fabrican en China, India y el sudeste asiático. Y que pueden alcanzar una capacidad de hasta 400 gigavatios, o aproximadamente la capacidad total de los paneles fotovoltaicos existentes instalados en tierra.
También afirma que han superado las pruebas de homologación que establece Noruega y que garantizan que cumplen los requisitos tanto de seguridad como de cuidado medioambiental.
Energía solar flotante para llegar a las zonas de alta demanda
«La energía solar flotante permite que la generación de energía se ubique mucho más cerca de las áreas donde la demanda de electricidad es alta», predice un informe del Banco Mundial, publicado en octubre de 2018 y del que se ha hecho eco Scientific American. «Esto hace que la tecnología sea una opción atractiva para países con alta densidad de población y competencia usos para la tierra disponible», asegura el análisis.
Un flotador solar ocuparía solo del 3% al 4% de la superficie de un yacimiento existente, pero podría duplicar la capacidad de generación de electricidad de la presa contigua. Esa combinación «ayudaría a las empresas de servicios públicos a gestionar los períodos de baja disponibilidad de agua» mediante el uso de energía solar durante el día y aprovechando la energía hidroeléctrica por la noche.
La tecnología de Ocean Sun
La compañía noruega Ocean Sun se fundó hace tres años con el objetivo de «interrumpir el status quo en la industria solar».
Su proyecto toma prestada la tecnología que utilizan los pescadores de salmón en alta mar del país: círculos flotantes de membranas de plástico de polietileno, de 236 pies de diámetro. A partir de esta idea, la compañía ha desarrollado paneles solares hechos de vidrio y módulos de silicio cristalino equipados con las cajas de conexiones y los cables necesarios para conectarlos a las redes eléctricas.
“Lo bueno del diseño que tenemos es que estamos prácticamente sentados en la superficie, por lo que no hay mucho espacio para que el viento penetre debajo de la estructura», explica Arnt Emil Ingulstad, cofundador de Ocean Sun.
Sus creadores reconocen que los flotadores solares son un poco más caros que los conjuntos construidos en tierra. Pero defienden que son productores más eficientes de electricidad porque su cercanía al agua permite que sus paneles solares funcionen más fríos.
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.