Akademik Lomonosov, la primera central nuclear flotante del mundo ha llegado a su destino tras recorrer 5.000 km por el Ártico. Destinada a alimentar el desarrollo de la producción de hidrocarburos en zonas excesivamente aisladas, se espera empiece a funcionar a finales de año.
La Akademik Lomonosov puede presumir de ser la primera central nuclear flotante del mundo. Desarrollado en Rusia para facilitar la producción de hidrocarburos en zonas excesivamente aisladas, mide 144 metros de largo y 30 metros de ancho y consta de dos reactores con una capacidad de 35 MW cada uno.
Dudas ante su seguridad plantean un futuro incierto para la energía nuclear
Su primer destino es Pevek, una región aislada de la zona oriental de Rusia. Hasta allí ha llegado tras ser remolcada por varios buques (la central nuclear flotante pesa 21.000 toneladas sin motor) durante más de 5.000 km por el Ártico.
En Pevek está el que será su estacionamiento permanente y donde se espera a empiece a funcionar a finales de año.
Dará servicio a más de 100.000 personas
«La central nuclear flotante Akademik Lomonosov ha llegado a Pevek, en el Distrito Autónomo de Chukotka», donde será conectada a la red eléctrica local y estará operativa a finales de año, ha explicado la agencia de noticias Rosatom en un comunicado.
Destinada a alimentar el desarrollo de la producción de hidrocarburos en zonas excesivamente aisladas, la central flotante zarpó de Murmansk, puerto del gran norte de Rusia, donde fue cargada con combustible nuclear, el 23 de agosto, en dirección a Pevek.
Está previsto que esta central cubra el consumo de 100.000 personas y sirva principalmente para alimentar las plataformas petrolíferas de la región, mientras que Rusia desarrolla la explotación de hidrocarburos en el Ártico.
«Puede ser un pequeño paso hacia el desarrollo sostenible en el Ártico, pero es un paso gigantesco hacia la descarbonización de zonas remotas fuera de la red y un punto de inflexión en el desarrollo de pequeñas centrales nucleares modulables en el mundo», declaró Alexei Likhatchev, jefe de la agencia Rosatom, citado en el comunicado.
Las asociaciones ecológicas, en contra
Sin embargo, las asociaciones medioambientales, en particular Greenpeace Rusia, denuncian este proyecto desde hace años, temiendo «graves consecuencias» para esta región muy frágil en caso de tormenta o accidente.
Sus advertencias sobre los peligros de un «Chernóbil sobre hielo» o un «Titánic nuclear» fueron a más después de que una explosión en una base de ensayos de misiles en el gran norte de Rusia aumentó brevemente, pero en forma considerada, la radioactividad en la zona en agosto.
La industria nuclear, que intenta reinventarse frente a la morosidad del mercado, está desarrollando pequeños reactores, modulables y más baratos, para atraer a nuevos clientes.
Estos están inspirados en la construcción naval, que utiliza la energía nuclear desde hace tiempo para propulsar submarinos, rompehielos o portaaviones, y son destinados a las regiones aisladas con escasa infraestructura.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.