Japón estrena nuevo gobierno. En medio de una fuerte recesión y del ambiente hostil y temeroso generado por el desastre de Fukushima, el nuevo ministro de Comercio, Toshimitsu Motegi, autorizará la reanudación de la producción de energía atómica si una agencia independiente confirma que los reactores nucleares son seguros.
La carrera para construir nuevas plantas nucleares frenó en seco en marzo pasado cuando tres reactores, en la planta japonesa de Fukushima, se fundieron. El desastre obligó a la dimisión del primer ministro y generó multitudinarias protestas en todo el país y, en el mundo, por el uso de la energía nuclear. La crisis generada tras el temblor y posterior tsunami, demostró la carencia de las medidas de seguridad para la operación de las instalaciones atómicas. Éstas provocaron, incluso, altos niveles de radiación en zonas agrícolas y marítimas.
La política de los demócratas dio un giro brutal durante aquella primavera apesadumbrada al prometer abandonar completamente el uso de esta energía. El gobierno de centro izquierda, conducido por Yoshihiko Noda, manifestaba así su voluntad de reducir gradualmente el uso de la energía nuclear hasta conseguir que desapareciera en el año 2030. De esta manera, en la actualidad, permanecen activos en el país 2 reactores y los 48 restantes se encuentran desactivados.
Hace dos días, el pasado miércoles, el dirigente conservador Shinzo Abe fue elegido Primer ministro, después de la victoria de su Partido Liberal Democrático en las elecciones legislativas del 16 de diciembre. Noda, derrotado, admitió los errores de sus antecesores en cuanto a política nuclear, sobre todo a raíz de la fuerte crisis en el sector luego del terremoto del 2011. En el Imperio del Sol Naciente ya no amanece: la radiación silenciosa y gris de la recesión, además, ha llegado al corazón y al ánimo de todo el país, con una deuda pública cercana al 240% del PIB.
Las urnas también han reflejado el abatimiento general. Abe sucede a Noda con una abstención del 40%, un récord desde la última guerra y la opinión pública japonesa afirma que el pueblo votó más con la intención de castigar al centro-izquierda que por simpatía al nuevo gobierno del PLD. Shinzo Abe toma las riendas de un país, en su mayoría hostil, después del accidente de Fukushima y lo hace dejando a la población perpleja: el nuevo ministro, Toshimitsu Motegi, confesaba ayer jueves que el gobierno está dispuesto a relanzar la operación de reactores atómicos.
Motegui declaró que «los reactores no reiniciarán su actividad mientras su seguridad no sea asegurada por la autoridad de regulación, sobre la base de los conocimientos científicos». Sin embargo, «a partir del momento en que un reactor sea considerado seguro, el gobierno lo tendrá en cuenta y decidirá sobre su puesta en marcha, adoptando las responsabilidades», añadió.
El uso de la energía nuclear se convirtió en un tema especialmente sensible en Japón después del desastre en la central atómica de Fukushima, por lo que la mayoría de los nipones se han quedado incrédulos ante la decisión del PLD de retomar la actividad de las nucleares. Las autoridades japonesas catalogaron la explosión de los reactores, en 2011, en el nivel 7 de la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos Radiológicos (INES, por su siglas en inglés). Es decir, el mismo nivel de gravedad que el que sucedió en Chernóbil en 1986. Ahora, la comunidad internacional escucha y observa, desconcertada.
Cuando Chernóbil comenzaba a olvidarse, un tsunami de 14 metros de altura barrió parte de la costa nipona generando un desastre nuclear. Un duro golpe, también para la industria atómica mundial. A pesar del recelo internacional en 2011, la industria atómica parece que recobra el pulso. Estados Unidos autorizó el pasado 9 de febrero la construcción de sus dos primeros reactores desde 1978. También en febrero, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, garantizaba la continuidad de la central Fessenheim, en servicio desde 1977 y y el primer ministro británico, David Cameron, ratificaba su apuesta por la energía nuclear. La República Checa, Finlandia, Lituania, Polonia y Suecia también han anunciado durante los últimos meses planes nucleares de energía. Y en España, el gobierno de Rajoy había planeado para Garoña la continuidad de la central hasta 2019, a pesar de ser el reactor de la nuclear española, gemelo a uno de los dañados en Fukushima. Además, Red Eléctrica Española lanzaba un comunicado ayer, jueves, poniendo de manifiesto que la energía nuclear elevó su peso del 21 al 22%, en 2012, en nuestro país.
Pero, apenas nadie, podría imaginarse que el Imperio del Sol Naciente, donde ya no había tanta luz después del desastre, retomaría la actividad nuclear. Tokio afronta su peor déficit comercial desde 1980 por la factura energética y no tiene recursos naturales ni posibilidad de interconexión eléctrica. En el país se abre de nuevo el debate nuclear, entre el miedo de la población y los números rojos en las bancas. Shinzo Abe comienza su cargo como primer ministro prometiendo la recuperación económica… Para empezar, reactivando las nucleares, uno o dos años después del desastre atómico. ¿Sencillamente es pronto? ¿O el mundo esperaba sumergir para siempre a las nucleares?
Japón estrena nuevo gobierno. En medio de una fuerte recesión y del ambiente hostil y temeroso generado por el desastre de Fukushima, el nuevo ministro de Comercio, Toshimitsu Motegi, autorizará la reanudación de la producción de energía atómica si una agencia independiente confirma que los reactores nucleares son seguros.
La carrera para construir nuevas plantas nucleares frenó en seco en marzo pasado cuando tres reactores, en la planta japonesa de Fukushima, se fundieron. El desastre obligó a la dimisión del primer ministro y generó multitudinarias protestas en todo el país y, en el mundo, por el uso de la energía nuclear. La crisis generada tras el temblor y posterior tsunami, demostró la carencia de las medidas de seguridad para la operación de las instalaciones atómicas. Éstas provocaron, incluso, altos niveles de radiación en zonas agrícolas y marítimas.
La política de los demócratas dio un giro brutal durante aquella primavera apesadumbrada al prometer abandonar completamente el uso de esta energía. El gobierno de centro izquierda, conducido por Yoshihiko Noda, manifestaba así su voluntad de reducir gradualmente el uso de la energía nuclear hasta conseguir que desapareciera en el año 2030. De esta manera, en la actualidad, permanecen activos en el país 2 reactores y los 48 restantes se encuentran desactivados.
Hace dos días, el pasado miércoles, el dirigente conservador Shinzo Abe fue elegido Primer ministro, después de la victoria de su Partido Liberal Democrático en las elecciones legislativas del 16 de diciembre. Noda, derrotado, admitió los errores de sus antecesores en cuanto a política nuclear, sobre todo a raíz de la fuerte crisis en el sector luego del terremoto del 2011. En el Imperio del Sol Naciente ya no amanece: la radiación silenciosa y gris de la recesión, además, ha llegado al corazón y al ánimo de todo el país, con una deuda pública cercana al 240% del PIB.
Las urnas también han reflejado el abatimiento general. Abe sucede a Noda con una abstención del 40%, un récord desde la última guerra y la opinión pública japonesa afirma que el pueblo votó más con la intención de castigar al centro-izquierda que por simpatía al nuevo gobierno del PLD. Shinzo Abe toma las riendas de un país, en su mayoría hostil, después del accidente de Fukushima y lo hace dejando a la población perpleja: el nuevo ministro, Toshimitsu Motegi, confesaba ayer jueves que el gobierno está dispuesto a relanzar la operación de reactores atómicos.
Motegui declaró que «los reactores no reiniciarán su actividad mientras su seguridad no sea asegurada por la autoridad de regulación, sobre la base de los conocimientos científicos». Sin embargo, «a partir del momento en que un reactor sea considerado seguro, el gobierno lo tendrá en cuenta y decidirá sobre su puesta en marcha, adoptando las responsabilidades», añadió.
El uso de la energía nuclear se convirtió en un tema especialmente sensible en Japón después del desastre en la central atómica de Fukushima, por lo que la mayoría de los nipones se han quedado incrédulos ante la decisión del PLD de retomar la actividad de las nucleares. Las autoridades japonesas catalogaron la explosión de los reactores, en 2011, en el nivel 7 de la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos Radiológicos (INES, por su siglas en inglés). Es decir, el mismo nivel de gravedad que el que sucedió en Chernóbil en 1986. Ahora, la comunidad internacional escucha y observa, desconcertada.
Cuando Chernóbil comenzaba a olvidarse, un tsunami de 14 metros de altura barrió parte de la costa nipona generando un desastre nuclear. Un duro golpe, también para la industria atómica mundial. A pesar del recelo internacional en 2011, la industria atómica parece que recobra el pulso. Estados Unidos autorizó el pasado 9 de febrero la construcción de sus dos primeros reactores desde 1978. También en febrero, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, garantizaba la continuidad de la central Fessenheim, en servicio desde 1977 y y el primer ministro británico, David Cameron, ratificaba su apuesta por la energía nuclear. La República Checa, Finlandia, Lituania, Polonia y Suecia también han anunciado durante los últimos meses planes nucleares de energía. Y en España, el gobierno de Rajoy había planeado para Garoña la continuidad de la central hasta 2019, a pesar de ser el reactor de la nuclear española, gemelo a uno de los dañados en Fukushima. Además, Red Eléctrica Española lanzaba un comunicado ayer, jueves, poniendo de manifiesto que la energía nuclear elevó su peso del 21 al 22%, en 2012, en nuestro país.
Pero, apenas nadie, podría imaginarse que el Imperio del Sol Naciente, donde ya no había tanta luz después del desastre, retomaría la actividad nuclear. Tokio afronta su peor déficit comercial desde 1980 por la factura energética y no tiene recursos naturales ni posibilidad de interconexión eléctrica. En el país se abre de nuevo el debate nuclear, entre el miedo de la población y los números rojos en las bancas. Shinzo Abe comienza su cargo como primer ministro prometiendo la recuperación económica… Para empezar, reactivando las nucleares, uno o dos años después del desastre atómico. ¿Sencillamente es pronto? ¿O el mundo esperaba sumergir para siempre a las nucleares?
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.