La European Round Table (ERT), una organización que concentra a las 50 empresas más poderosas de Europa, tiene una gran influencia sobre las decisiones de los grandes líderes políticos europeos. Mario Prieto desarrolla en el siguiente artículo de opinión la conveniencia o no de una «lobbycracia».
¿Son beneficiosos los contactos entre el poder económico y los representantes políticos? ¿Es bueno que mantengan conversaciones sobre desempleo, crecimiento, innovación, o energía? Hay quien ha definido a la UE como una “lobbycracia”, donde no existe un debate público real y los lobbies de la industria tienen el dinero y un acceso privilegiado a los centros de poder, pero también es cierto que la élite de las multinacionales no tiene poder de veto. Su influencia puede ser grande pero no absoluta. Los políticos, de tiempo en tiempo, se enfrentan a una cuestión importante para su supervivencia: “las elecciones”. De manera a veces pueden tomar decisiones en contra de los deseos de esta llamada “lobbycracia”.
Es en el año 1983 Wisse Dekker (Philips) impulsó la creación de la ERT junto con otros 16 magnates de la industria Europea para impulsar la creación de un proyecto europeo que compitiera en una economía global dominada por EE.UU y en la que Japón comenzaba a despuntar: “Si esperamos a que nuestros gobiernos hagan algo, tendremos que esperar demasiado. No se puede dejar todo en manos de los políticos. La industria debe de tomar la iniciativa”.
Que la influencia de la ERT fue en aumento lo evidencian las palabras de Keith Richardson (antiguo Secretario General) en 1993: “Acceso significa poder llamar a Helmut Kohl y recomendarle que se lea un informe. También quiere decir que John Major te llame para agradecerte los puntos de vista de la ERT, o almorzar con el primer ministro sueco justo antes de la decisión sueca de incorporarse a la UE”. Muchas de las grandes decisiones políticas adoptadas están inspiradas en las propuestas de este grupo. La estrategia de Lisboa, que “por primera vez situó la competitividad como el objetivo primordial de la UE”, sería un buen ejemplo. Hay voces que indican que este grupo ha sido clave para organizar la élite empresarial de Europa “dotándola de cohesión interna y arbitrando perspectivas rivales en todos los sectores y nacionalidades” y que “en Europa se ha asumido un discurso neoliberal que fue promovido en los 90 por la ERT, y que ponía énfasis en la desregulación del mercado laboral, la reducción del Estado de bienestar y la reorientación de la educación a las exigencias de la multinacionales europeas”.
Dentro de la composición de la ERT, Alemania cuenta con el mayor número de miembros, un total de siete, seguida por Italia y Francia, que cuentan ambos con cinco puestos. Alemania recuerda, siempre que tiene ocasión, que es el mayor contribuyente de la Unión Europea, algo que tiene mucho que ver con que supone un tercio de la riqueza que genera anualmente la región (PIB). Su poder político, que se ha hecho evidente en las decisiones que han tomado las instituciones europeas durante el actual periodo de crisis, se replica en la Mesa Europea de Industriales.
Este grupo ha sido determinante en la creación de grandes infraestructuras de transporte y en la adopción del mercado único, así como el Acta Única y el impulso de las telecomunicaciones. No se consideran un lobby, sino un foro de industriales europeos que trata de “alertar a los responsables políticos de problemas inminentes y dar ideas para sus soluciones”.
La cuestión es ¿qué papel están desempeñando estos 50 industriales en la coyuntura actual? El lema de la ERT es “más Europa”: prioridad en I+D+I, apuesta por los sectores de la energía y el transporte y educación: “Hay que animar a los estudiantes a apostar más por la tecnología porque Europa está perdiendo muchos ingenieros”. Pero, ¿Cómo se hace todo esto en un clima de austeridad? Hay una fuerte conexión entre las medidas que imponen Bruselas y la ERT, llegando a defender la austeridad incluso antes de que la troika la asumiera como la solución a la crisis.
A la ERT, hoy presidida por el sueco Leif Johansson (Ericsson), sólo se accede por invitación personal: sus miembros son los que deciden quién será el siguiente en entrar. La influencia de este grupo se deriva de los cuantiosos recursos que moviliza (entre todas las industrias generan unos beneficios de 1,3 billones de euros y dan empleo a más de 6,5 millones de personas) y del acceso privilegiado que tienen sus miembros a jefes de Gobierno nacionales y líderes europeos. En este club de élite, la industria española cuenta con cuatro asientos que corresponden a César Alierta, de Telefónica, Antonio Brufau, de Repsol; Ignacio Galán, de Iberdrola, y Pablo Isla, de Inditex.
Para definir las líneas de actuación, los 50 miembros acuden a una sesión plenaria cada seis meses. Generalmente se reunían un domingo por la noche para la cena organizada por uno de sus miembros, que tenía lugar en algún lugar especial: un museo en Berlín, la Ópera de Milán o incluso el Palacio Real de Londres. La fecha y el lugar se mantenían en secreto para “evitar interrupciones inoportunas”.
Ya ven, pese a su influencia, la ERT es una completa desconocida para la mayoría. Sus miembros dicen que esto no responde a una estrategia de ocultación, que están lejos de ser una organización secreta y que en realidad, cualquiera puede leer sus informes. El problema añaden es que los medios y la sociedad suelen plantear la política como algo hecho por legisladores y altos funcionarios. Por supuesto que hay lobbies y grupos de interés, pero se piensa que su influencia se limita a una esfera muy restringida. La élite de las multinacionales no tiene poder de veto. Su influencia puede ser grande pero no absoluta. Por otra parte hay quien denuncia la falta de transparencia por no haber acceso a los documentos de todas las reuniones que se mantienen con funcionarios europeos y la excesiva influencia de los lobbies en Bruselas.
En todo caso, mientras les propongo el debate, la ERT prosigue con su excelente agenda.
MP
@_mcprieto
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.