El 20 de diciembre se celebraron las últimas Elecciones Generales de nuestro país, con unos resultados que, sin acuerdos, imposibilitaban la formación de un Gobierno para España. Tras cuatro meses de negociaciones, las principales fuerzas políticas no parecen tampoco alcanzar el consenso necesario para proponer un Presidente que cuente con una mayoría favorable por parte del Congreso de los Diputados que le permita gobernar.
Esta situación de espera no ayuda a la hora de tomar decisiones sobre cuestiones de futuro que así lo requieran. Menos aún en aquellos sectores, como el energético, cuyos proyectos exigen grandes inversiones con largos períodos de recuperación, y de tecnologías con plazos extensos de maduración para lo que es imprescindible contar con una regulación estable, futura y predecible.
El retraso de la formación de un Gobierno ralentizará la puesta en marcha de las acciones nuevas o complementarias para cumplir nuestros compromisos de futuro en materia energética. Tal es el caso de aquellos objetivos europeos y nacionales para los años 2020 y 2030, o los que se puedan derivar del Acuerdo de París sobre lucha contra el cambio climático conseguido en la COP21. Sin olvidar tampoco las previsibles acciones europeas en busca del mercado único de la energía, las medidas en materia de seguridad energética, GNL, o interconexiones, por mencionar algunos. Contar con una estrategia energética para nuestro país que nos guíe y nos permita dar respuesta de la mejor posible a dichos objetivos es fundamental.
Asimismo, hay que tener muy en cuenta que, para alcanzar acuerdos políticos en las grandes cuestiones energéticas, son imprescindibles también el diálogo y el consenso entre todas las partes implicadas para encontrar las mejores soluciones a los retos existentes.
A nivel nacional, hoy en día, el adecuado tratamiento de la potencia eléctrica instalada de nuestro parque generador mientras avanzamos hacia el nivel de participación de las tecnologías renovables al que Europa se ha comprometido, así como su forma de provisión y de contar con energía de back up suficiente y todo ello dentro de un modelo económico competitivo, resulta prioritario. Pero existen muchas otras cuestiones a las que hay que dar respuesta lo antes posible.
Debemos comenzar a definir nuestra postura relativa a la vida útil de las centrales nucleares o el papel que jugará el carbón a futuro, y cómo se cubriría la energía que nos proporcionan estas tecnologías en caso de ser sustituidas. También es relevante garantizar el crecimiento ordenado de la generación distribuida, cual debe ser su contribución económica al sistema, o cómo aprovechar las avanzadas tecnologías con las que contamos en el ámbito del petróleo y el gas. En definitiva, debemos preguntarnos cómo podemos sacar el máximo provecho de nuestra herencia recibida mientras caminamos hacia un modelo energético menos emisor, más seguro y más competitivo, y cómo hacerlo con el menor coste para el consumidor ofreciendo además los mayores beneficios para nuestra sociedad.
Todas estas cuestiones requieren de un amplio campo de trabajo y consenso. Una vez resueltas las incógnitas que plantea la situación política actual, desde el Club de la Energía, confiamos que éste sea el año de la definición de una Estrategia a medio y largo plazo, que responda a éstas y otras grandes cuestiones.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.