El número de ciudadanos dispuestos a participar en proyectos de generación colaborativa de energías renovables en España podría contrarrestar el poder de las «compañías contaminantes», afirma Greenpeace en base a un nuevo informe, basado en una encuesta a más de 3.000 personas, que pone de manifiesto que el factor que une a este «colectivo de vanguardia» -un 30%- no es la orientación política sino el hartazgo ante las eléctricas tradicionales. Madrid. Elena Alonso Asensio
«Las grandes compañías están virando poco a poco hacia el nuevo modelo energético pero con estrategias que se están quedando desfasadas«, dijo ayer en a presentación del informe “Energía colaborativa: el poder de la ciudadanía de crear, compartir y gestionar renovables” José Luis García Ortega, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace. Por eso, señaló, es tan importante el papel que asuma la ciudadanía.
Convencidos de ello, esta organización ha querido respaldar sus propuestas sobre un nuevo modelo de producción y consumo energético -100% renovable, eficiente, inteligente y en manos de la ciudadanía- con un estudio como éste, que ofrece datos empíricos sobre la disposición de la ciudadanía a participar en esta transición.
El resultado es que el 30,9% de las personas entrevistadas quisiera ejercer su poder de compra y escoger un nuevo proveedor de electricidad que garantizara que produce y vende sólo electricidad 100% renovable, de propiedad distribuida en las manos de miles de ciudadanos.
Además, entre estos ciudadanos, potenciales clientes, los resultados de la encuesta revelan que:
-El 73,7% preferirían que este nuevo proveedor operara sin ánimo de lucro y reinvirtiera sus beneficios en construir más instalaciones de generación renovable.
-El 82% pediría que la nueva entidad le garantice un precio igual o inferior al de las compañías eléctricas tradicionales.
-El 79,6% exigiría que no haya políticos ni ex-políticos en la entidad así como la posibilidad de participar en servicios de gestión de la demanda a cambio de una cierta remuneración.
–El 54,4% estarían dispuestos a ser copropietarios frente al 38,2% que preferiría ser sólo cliente.
Por otro lado, el estudio revela que el 12,1% de las personas consultadas invertirían en plantas de generación de energía renovable directamente, sin ser parte de una entidad y el 13% declaran haber considerado muy seriamente instalar el autoconsumo en sus hogares y empresas antes de la encuesta, sobre todo personas que viven en un entorno rural, un porcentaje que aumenta un 25,3% cuando se propone que haya una entidad ética, renovable y ciudadana que facilite el autoconsumo.
Sara Pizzinato, responsable de la campaña de energías renovables de Greenpeace, ha llamado la atención sobre el hecho de que «sorprendemente» la orientación política no ha supuesto un hecho diferencial entre ese 30% de encuestados predispuestas a participar en la transición energética sino que lo que les une es el hartazgo ante las eléctricas tradicionales.
Pizzinato ha explicado durante la presentación del estudio que aunque aunque este «colectivo de vanguardia» ha adoptado una posición de “resignación” frente a éstas compañías, aseguran que pasarían a la acción si se les ofrece una iniciativa que responda a sus valores.
Generación colaborativa
Por ello, el estudio analiza casos internacionales de plataformas digitales descentralizadas -Peer to Peer o P2P- de
energía colaborativa: de compra-venta directa de energías renovables, como Greenpeace Energy (Alemania), Vandebron (Holanda) o Piclo (Reino Unido); financiación ciudadana de proyectos renovables, como Mosaic (EE. UU.) y Mongoose Crowd (Reino Unido); gestión de la demanda distribuida, como Ohm Connect (EE. UU.) o redes virtuales de autoconsumo compartido, como SonnenCommunity (Alemania) y Brooklyn Microgrid (EE. UU.)
Para la responsable de la campaña de energías renovables de Greenpeace el mensaje que subyace de estos datos está muy claro: «Cuando el Gobierno rechaza estas modalidades está rechazando también a una gran parte de sus votantes«.
“Los números muestran que serían suficientes los usuarios dispuestos a participar en la generación colaborativa de energías renovables o gestión de la demanda, si se pusieran las herramientas regulatorias necesarias, como para contrarrestar el poder de las compañías contaminantes. De ahí el rechazo de las eléctricas a la democratización de la energía”, declaró José Luis García Ortega.
Por ello, Greenpeace incluye al final de estudio una serie de medidas que Comunidades, Gobierno y Unión Europea deberían tener en cuenta para alcanzar el pleno potencial de participación de la ciudadanía en la transición energética. Para empezar, reconocer el derecho ciudadano a ser parte de la transición energética y a participar de sus beneficios.
Este estudio viene a reforzar otro estudio que presentó Greenpeace hace un año -realizado junto a CE Delft para Amigos de la Tierra, la Federación Europea de Energías Renovables y REScoop.eu- que medía no la disposición de la ciudadanía pero sí el potencial de generación colaborativa.
En «El potencial de los ciudadanos energéticos en la Unión» se decía que más de la mitad de la ciudadanía de la Unión Europea y un tercio de la española podría generar su propia electricidad con energías renovables para 2050.
Hay que recordar que actualmente en toda Europa hay 1 200 cooperativas. En España hay 22, según Erika Martínez, de Goiener y UNCCUER, que también participó en la presentación. Por cierto, que durante la misma García Ortega dio un dato muy a tener en cuenta: en Alemania, la mitad de la energía renovable que se produce está en manos de la ciudadanía.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.