Dinamarca ha anuncia la aceleración de su proyecto de “islas de energía”. Son grandes construcciones, formadas por conjuntos de turbinas eólicas que se colocarán en una especie de islas artificiales. Señala el Gobierno danés que permitirán generar mucha más energía que la que producen otros parques eólicos en el mundo.
Hemos hablado otras veces del proyecto danés. Según recoge la BBC, el proyecto está considerado como el de mayor coste de la historia danesa: 34.000 millones de dólares. Estaba previsto que se terminara en 2030. Sin embargo, la guerra de Ucrania ha acelerado su ejecución, con el fin de conseguir la independencia energética de Rusia.
Según el ministro de Clima, Energía y Servicios Públicos, Dan Jørgensen:
«Dinamarca y Europa deben liberarse de los combustibles fósiles rusos lo más rápido posible».
Además, el ministro ha señalado que las “islas de energía” son un “camino verde” para dejar de financiar con dinero europeo la guerra de Putin. En su opinión, el Mar del Norte tiene un potencial de energía eólica suficiente para cubrir las necesidades energéticas de millones de hogares europeos:
«Este gran potencial eólico marino debe aprovecharse. Por lo tanto, el gobierno danés comienza los preparativos para crear islas de energía adicionales junto con las ya planificadas».
Energía eólica
Según datos oficiales daneses, casi el 49% de la energía total que produce Dinamarca proviene de fuentes eólicas. Por su parte, la Agencia Internacional de Energía estima que cerca del 16% de la generación del país depende actualmente de Rusia.
Además, las condiciones danesas son muy buenas, como demuestra el tradicional aprovechamiento de los fuertes vientos del mar para generar electricidad. De hecho, fue el primer país del mundo en construir un parque eólico marino en 1991.
En virtud de la Ley del Clima aprobada por el Congreso en 2019, Copenhague se comprometió: a una reducción del 70% en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y a ser carbono neutral para 2050.
En diciembre pasado, el gobierno anunció que pondría fin a todas las nuevas exploraciones de petróleo y gas en el Mar del Norte.
Islas de energía, la posible solución
Más de 400 islas naturales son parte de Dinamarca, pero el país quiere ahora sumar otras artificiales: las islas de energía. Anunciadas en 2020 por la Agencia Danesa de Energía, entonces ya se habló de ellas como las primeras del mundo de ese tipo. Asimismo, explicaron que el objetivo era explotar los “inmensos recursos eólicos en los mares del Norte y Báltico«.
Y decían:
«Las islas (…) servirán como centros que pueden crear mejores conexiones entre la energía generada a partir de la energía eólica marina y los sistemas de energía en la región alrededor de los dos mares».
En aquel momento, se calculó que las turbinas eólicas marinas alrededor de las islas podrán suministrar electricidad verde a al menos cinco millones de hogares.
En consonancia con el plan, la primera parte del proyecto consiste en el establecimiento de una isla artificial en el mar del Norte. Servirá como centro para parques eólicos marinos que suministren 3 GW de energía, con un potencial de expansión a largo plazo de 10 GW.
La otra, más pequeña se colocará en el mar Báltico, en la isla de Bornholm, y se espera que produzcan 2 GW de energía.
Llevándolo a un ejemplo práctico, explican, para producir 1 GW se necesitan aproximadamente 3.125 millones de paneles fotovoltaicos en la actualidad. Esa cantidad de energía es la que consumirían 110 millones de bombillas LED, según datos del Departamento de Energía de EE.UU.
Dos islas de energía
Las dos islas de energía tienen el mismo concepto base, pero no serán idénticas:
- La del mar Báltico se establecerá en una isla ya existente. Es decir, que estará ubicada en tierra y la definen como una «isla dentro de la isla».
- La del mar del Norte, sin embargo, sí será construida en una isla artificial. En principio, tendrá el tamaño de 18 campos de fútbol (120.000 m2), pero se proyecta que llegue a ser tres veces más grande.
Puesto que se considerará como «infraestructura crítica» para el país, el gobierno anunció que controlará al menos el 50,1% de las islas. Mientras, el resto pasará a empresas privadas.
El proyecto prevé suministrar electricidad no solo a los daneses, sino también a las redes eléctricas de otros países vecinos. Entre ellos, y según recoge la BBC del profesor Jacob Ostergaard, de la Universidad Técnica de Dinamarca: Bélgica, Reino Unido, Alemania y Países Bajos.
Un concepto revolucionario de energía
Ostergaard señalaba también que la idea de las islas de energía es un concepto «revolucionario«:
«Es el próximo gran paso para la industria danesa de turbinas eólicas. Lideramos en tierra, luego dimos el paso en alta mar y ahora estamos dando el paso con islas de energía, por lo que mantendrá a la industria danesa en una posición pionera».
Actualmente, la mayoría de los países que utilizan fuentes eólicas lo hacen a través de parques de turbinas aislados entre sí. Suministran energía directamente a la red eléctrica.
De acuerdo con la Agencia Danesa de Energía, con la creación de las islas los aerogeneradores se pueden colocar más lejos de la costa. Así pueden distribuir la electricidad que generan entre varios países de manera más eficiente:
«Las islas sirven como centros, o plantas de energía verde, que recolectan electricidad de los parques eólicos marinos circundantes y la distribuyen a la red eléctrica».
El proyecto, no obstante, también tiene sus detractores que se basan en: el alto coste; las dudas sobre la efectividad de construir una isla artificial; la distancia considerable de la costa en la que se ubicarán; el impacto que podría tener sobre el ecosistema marino; o la imposibilidad de acelerar el proyecto, dada su envergadura.
Un beneficio para Europa
Según el Gobierno danés, las islas de energía pueden favorecer el suministro energético europeo. De hecho, esperan discutir el proyecto con representantes de la UE próximamente.
El pasado noviembre, la Unión Europea anunció planes para multiplicar por 25 la capacidad eólica marina del bloque para 2050 y un aumento de cinco veces para 2030.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela