Pablo Corredoira, socio de Haz Energía, detalla en este artículo las ventajas de las energías renovables frente a otras fuentes de generación y las barreras que España debe superar para la integración de las renovables en el sistema eléctrico, poniendo el foco en las interconexiones y el almacenamiento.
Leía el otro día una documentación sobre la planificación que tiene Red Eléctrica para los próximos años, y me llamaba la atención el número de GW eólicos, y sobre todo fotovoltaicos, que han solicitado permisos de acceso.
Concretamente, por las mesas de Red Eléctrica ya han pasado solicitudes de conexión de más de 94 GW, de los cuales, 77 GW se corresponden con plantas fotovoltaicas y 27 GW con instalaciones eólicas. De estas cantidades, a la fecha de esta información se habían concedido 17 GW eólicos y 27 GW fotovoltaicos.
El número es un fiel reflejo de la realidad actual. Las tecnologías renovables tienen un coste de generación muy por debajo del resto de fuentes de producción, y sus costes de desmantelamiento y gestión de residuos son, asimismo, menores.
A estas alturas, no se puede comparar, por ejemplo, el coste de generación de una central nuclear (teniendo en cuenta el problema de sus residuos, el coste inicial de inversión, el tiempo efectivo de puesta en marcha y el coste de desmantelamiento) con el de, por ejemplo, una instalación fotovoltaica que, aparte de necesitar mucho menos tiempo en ponerse en marcha, tiene un coste unitario por MW instalado mucho más bajo y un proceso de desmantelamiento muy simple. Tampoco puede competir con esta una central de ciclo combinado que, pese a tener capacidad de producción las 8.760 horas del año, tiene unos costes de generación mayores, volátiles y, además sujetos a factores geopolíticos.
Por tanto, la realidad del futuro energético pasa de forma exclusiva por las tecnologías renovables. Ahora bien, ¿Cómo instrumentar este nuevo futuro energético bajo el contexto del sistema eléctrico español?
La realidad es que España es una isla energética. Carecemos de suficientes interconexiones con el resto de Europa, lo que dificulta la importación (lo que nos obliga a tener sobredimensionado nuestro sistema eléctrico para que este pueda dar cobertura en todo momento a la demanda existente) y la exportación de energía. Este último aspecto es relevante y debe ser muy tenido en cuenta respecto de las previsiones actuales de implementación, puesto que, a día de hoy, en los momentos de puntas de producción renovable (horas de máximo Sol y Viento) y baja demanda no tenemos posibilidad de acumular o exportar tanta energía, y la única alternativa existente reside en paralizar la producción para evitar que el sistema pueda colapsar.
¿Qué soluciones existen?
La solución pasa necesariamente por dos acciones diferentes: O incrementar la capacidad de interconexión con el resto de Europa o apostar por la implementación de sistemas de almacenamiento que se instalen de forma paralela a la a la nueva potencia renovable y sirvan de respaldo al sistema.
Actualmente, nuestra tasa de interconexión con el resto de Europa se sitúa en por debajo del 5%; un ratio muy por debajo de la mayor parte de los países de la Unión. En este sentido, actualmente existen dos actuaciones que permitirán aumentar hasta los 5.000 MW nuestra capacidad de interconexión con Francia. Sin embargo, esta cifra es insuficiente y se aleja de los 10.000 MW recomendados por la Unión Europea.
El desarrollo de nuevas interconexiones es un objetivo prioritario a nivel Europeo, pero no depende únicamente de nuestra voluntad sino que está sujeto a otros factores como es la posición del gobierno francés al respecto, de los grupos de presión (ecologistas, etc.), la orografía del terreno, etc. En resumen, buscar avances significativos en este terreno en el corto plazo parece complicado.
La otra solución pasa por la gran acumulación. Las nuevas tecnologías de almacenamiento ya no están solo ideadas para aplicaciones domésticas o redes aisladas, sino también para aplicaciones a gran escala en sistemas con alta penetración renovable.
Sin embargo, estos sistemas son todavía caros y de difícil implementación a gran escala. No obstante, como en otras tecnologías, la curva de aprendizaje del almacenamiento es simplemente asombrosa, con un descenso exponencial de los costes de producción. Todo ello sin contar con el potencial de las actuales líneas de investigación centradas en incrementar la eficiencia y capacidad de almacenamiento de los equipos.
O dicho de otra forma, lo que hoy resulta inviable, en el medio y largo plazo será la gran solución del futuro energético. Solo hay que ponerse en el espejo de la fotovoltaica que, en apenas 10 años, ha reducido más de un 90% sus costes incrementando incluso la eficiencia de la tecnología.
La mente humana es increíble, nunca se rinde y siempre está buscando y encontrando soluciones a los problemas. Y el problema de la integración de fuentes renovables en un mix con un peso marginal de los combustibles fósiles se resolverá mediante el incremento de interconexiones y el almacenamiento. Tiempo al tiempo.
Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.