Las instalaciones de gas natural son las más comunes en las viviendas en España. Entre sus ventajas destacan su bajo precio frente a la electricidad, la buena relación entre su precio y su poder calorífico y la gran cantidad de oferta de comercializadoras que el usuario puede elegir para recibir suministro.
¿Qué es una instalación de gas natural y qué pasos debes seguir para realizarla?
La instalación de gas es aquella que hace posible utilizar gas natural en un inmueble. Hablamos de una instalación imprescindible para poder utilizar cualquier tipo de gas, ya que necesita ser canalizado correctamente hasta los dispositivos que hacen uso de él para funcionar.
Para la instalación de gas natural en una vivienda es necesario comprobar que la caldera, los radiadores, la cocina y el contador sean compatibles. Una vez confirmado, hay que ver si el edificio o la comunidad de vecinos dispone de una instalación receptora común, conocida como IRC. Esta instalación conecta al edificio con la red de distribución mediante una acometida de gas. Si el edificio cuenta con la IRC, se pasa a llevar a cabo una instalación receptora individual (IRI), para conectar cada vivienda a la IRC.
Por su parte, el precio de una instalación de gas depende de algunas variantes como la complejidad de la instalación, las tasas que exige cada Comunidad Autónoma y la marca y el tipo de caldera que queramos instalar. Asimismo, el tipo de combustible que vayamos a utilizar en la caldera también es un factor influyente en el precio de la instalación.
Ventajas del gas natural
Las instalaciones de gas natural son las más habituales en España. Esto es consecuencia de las ventajas que este gas aporta como combustible. Entre sus virtudes destaca el hecho de que es un gas que se canaliza, es decir, que la comercializadora lo transporta de forma directa a los inmuebles, sin necesidad de que el usuario disponga de un depósito de almacenamiento.
Además, el gas natural es el combustible que mejor relación tiene entre su precio y el poder calorífico que puede aportar. A ello se suma que, debido al gran número de empresas comercializadoras de este gas, el usuario pude elegir entre multitud de ofertas. Del mismo modo, las revisiones periódicas son más baratas respecto a otros gases como el propano o el butano.
Por otra parte, el gas natural también aporta ventajas como permitir el uso de calefacción, agua caliente y cocina de gas en los inmuebles. Tal y como apunta Anidia, la calefacción de gas natural es el sistema más cómodo, seguro y económico. Al tratarse de un circuito individual, el usuario puede elegir cuando quiere encender y apagar el sistema, así como la temperatura deseada.
Igualmente, al estar constituido al 95% por metano, el gas natural realiza una combustión limpia que no emite partículas sólidas, por lo que no es altamente contaminante.
Subvenciones para instalar gas natural
El gas natural tiene un precio más bajo frente a la electricidad, por lo que hace de él una buena opción para alimentar a los equipos que más energía requieren como la calefacción y la cocina.
Es por ello que, en España, podemos contar con diversas subvenciones y ayudas para realizar instalaciones de gas natural. Por ejemplo, el Plan Renove de calderas se ocupa de costear la compra e instalación de calderas de condensación con consumos más eficientes. No en vano, las calderas de condensación permiten un ahorro de entre el 25 y el 30% de energía, además de reducir las emisiones de NOx y CO2 en un 70%.
Tipos de calderas en la instalación de gas
Existen varios tipos de calderas que pueden montarse en una instalación de gas. En primer lugar, hay que recordar que las calderas atmosféricas ya no están permitidas.
En su lugar podemos optar por las calderas estancas, en las que la combustión se realiza en una cámara cerrada de forma hermética. Por su parte, el aire es recogido del exterior utilizando un sistema de absorción. Este tipo de calderas son más eficientes y seguras que las atmosféricas.
Por su parte, las calderas de Bajo NOx son un tipo de caldera estanca que ofrece una buena eficiencia. También destaca por su buena gestión de las emisiones de dióxido de nitrógeno.
Por último tenemos las calderas de condensación, también de tipo estanca y cuya gran fortaleza es la gran eficiencia que ofrece. El motivo es que este tipo de caldera aprovecha el calor generado por el agua al vaporizarse y lo reutiliza.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.