‘Balance de carbono de las zonas regables del Trasvase Tajo-Segura’
es el nombre de la investigación llevada a cabo por la Universidad Politécnica de Cartagena. La UPCT ha señalado el daño que supondría para el medio ambiente el cierre del trasvase, en cuanto al considerable aumento de emisiones de CO2. El problema radica en la sustitución del agua trasvasada por el Tajo-Segura a las zonas regantes levantinas por un sistema de agua desalada.
El Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura ha promovido el estudio. La investigación ha analizado la huella de carbono de los regadíos asociados al trasvase. Además, ha cuantificado su balance como diferencia entre las emisiones de gases de efecto invernadero de las actividades agrícolas desarrolladas y la remoción de CO2 asociada a los cultivos de la zona regable.
El profesor de la UPCT, Bernardo Martín, ha presentado el trabajo en la Cámara de Comercio de Murcia. Explicó que, en caso de incorporar agua desalada de forma equivalente a la actual:
«La capacidad del regadío como sumidero de CO2 disminuye en más de un 10%. Y considerando el escenario hipotético de sustitución total del suministro del trasvase por agua desalada, dicha capacidad se reduciría en más del 40%».
A la presentación del estudio también ha acudido el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, Lucas Jiménez. Destacó el daño medioambiental que supondría el cierre del trasvase:
“Los regantes estamos acostumbrados a la mezcla de recursos. Pero no es momento propicio ni estamos preparados para el recorte que supondrá la elevación de los caudales ecológicos en el Tajo”.
Así se lo ha señalado a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Bases del estudio sobre el trasvase Tajo-Segura
Los objetivos del estudio sobre el trasvase Tajo-Segura eran: determinar cómo la fuente de suministro de agua para riego puede influir en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de la actividad agrícola; asimismo, la influencia en su huella de carbono.
El área de estudio ha sido analizada bajo tres escenarios con una sustitución progresiva del abastecimiento del trasvase por desalinizadoras. Los resultados obtenidos para cada cultivo se han extrapolado al conjunto de las zonas regables del trasvase.
El balance de carbono es el resultado de la diferencia entre emisiones de gases de efecto invernadero y remoción de CO2 de cada cultivo. Es menos favorable para el medio ambiente a medida que se intensifica la energía específica (kWh/m3) del suministro de agua de riego. Así, en el escenario de desalación, el riego es el responsable del 57% de las emisiones de GEI, que se incrementan.
Los resultados globales del estudio revelan que los cultivos regados por el Tajo-Segura representan un importante sumidero de carbono en cualquiera de los escenarios. Sin embargo, disminuyen mucho esta capacidad cuando se sustituye el riego por agua desalada.
Así, el suministro de agua para el 100% de las concesiones de las Zonas Regables del trasvase tiene una capacidad como sumidero de carbono que podría alcanzar los 1,62 millones de toneladas de CO2 al año. En el caso de la sustitución por agua marina desalada de hasta 400 hm3/año, esa capacidad disminuiría a 675.000 toneladas.
Según los investigadores:
“La incorporación del suministro de agua desalinizada a la agricultura de regadío puede mejorar su resiliencia ante la escasez de esta materia prima”.
Sin embargo, añaden que:
“Disminuye su función de sumidero de CO2 y, en consecuencia, su potencial de mitigación del cambio climático”.
Propuesta de medidas
Para compensar todo ello, proponen: combinar diferentes suministros de agua; mejorar la sostenibilidad de la desalada; impulsar la tasa de energías renovables en la producción del mix eléctrico; así como una mejora integral de la eficiencia del uso del agua.
En ese sentido, indican:
“Los agricultores y técnicos son cada vez más conscientes de estas medidas. Pero su aplicación debe ser impulsada por políticas que logren una agricultura más eficiente y sostenible”.
El estudio recoge dos años de investigación. Lo han realizado los catedráticos de la Politécnica de Cartagena Bernardo Martín y Victoriano Martínez, junto a los investigadores Belén Gallego y José Francisco Maestre.
Tras ser revisado por el comité científico, la prestigiosa revista Agronomy lo publicó en febrero bajo el título: ‘Influence of the Water Source on the Carbon Footprint of Irrigated Agriculture: A Regional Study in South-Eastern Spain’.
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Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela