Los desastres climáticos son cada vez más intensos, pero no nos hemos tomado muy en serio las advertencias de la naturaleza. Así lo explica el nuevo informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Además, señala que los compromisos de París están cada vez más lejos. Incluso, que sin una reducción del 45% de los gases de efecto invernadero, no habrá forma de evitar un calentamiento global de más de 1, 5° C.
El informe del PNUMA lleva como título: “Una ventana que se cierra: el progreso inadecuado en la acción climática hace que la transformación rápida de las sociedades sea la única opción”.
El informe señala la urgencia de la transformación de todo el sistema, es decir en los sectores de: electricidad, industria, transporte, construcción, de alimentos y financiero. Si no se toman medidas urgentes no se podrá evitar el desastre climático.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, ha explicado:
“Este informe nos dice en fríos términos científicos lo que la naturaleza nos ha estado diciendo durante todo el año, a través de inundaciones mortales, tormentas e incendios violentos: tenemos que dejar de llenar nuestra atmósfera con gases de efecto invernadero y dejar de hacerlo rápido.
Tuvimos nuestra oportunidad de hacer cambios incrementales, pero ese tiempo ya pasó. Solo una transformación radical de nuestras economías y sociedades puede salvarnos de acelerar el desastre climático”.
Tiempo perdido, según el informe del PNUMA
El informe señala que, a pesar de todas las decisiones aprobadas en la COP26 de Glasgow, se ha progresado de forma inadecuada. Las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), ratificadas en Glasgow, sólo han llevado a evitar menos del 1% de emisiones de CO2 proyectadas para 2030.
Según el PNUMA: esta cifra nos aleja del objetivo de limitar el ascenso de la temperatura global más de 2 grados, preferiblemente 1,5. Recordemos que es lo que se estableció en el Acuerdo de París. Se estima que las NDC incondicionales brindan un 66% de posibilidades de limitar el calentamiento global a aproximadamente 2,6° C durante el siglo. Para las NDC condicionales, aquellas que dependen de apoyo externo, esta cifra se reduce a 2,4° C.
Las políticas actuales, por sí solas, darían lugar a un aumento de 2,8 °C. Esta cifra destaca la brecha entre las promesas y la acción.
En el mejor de los casos, podría llegar a conseguirse un aumento de 1,8 grados. No obstante, en la actualidad, no es un escenario creíble por la discrepancia entre: las emisiones actuales, los objetivos de NDC a corto plazo y los objetivos de cero neto a largo plazo.
El PNUMA pide recortes sin precedentes
Según el informe del PNUMA, para conseguir los objetivos del Acuerdo de París, el mundo necesita recortar de forma drástica los gases de efecto invernadero.
Se estima que las NDC incondicionales y condicionales reducirán las emisiones globales en 2030 entre un 5 y un 10% respectivamente, en comparación con las emisiones basadas en las políticas vigentes actualmente. Pero, para mantener el calentamiento global en 1,5° C, las emisiones deben reducirse en un 45% con respecto a las previstas en las políticas actuales. Para el objetivo de 2° C, de cara a 2030, sería necesario un recorte del 30%.
Estos recortes masivos significan que necesitamos una transformación sistémica, rápida y a gran escala. El informe explora cómo entregar parte de esta transformación en sectores y sistemas clave.
Es complicado, pero se puede conseguir, según Andersen, que añade:
“Cada fracción de grado importa: para las comunidades vulnerables, para las especies y los ecosistemas, y para cada uno de nosotros”.
Transformación de sectores y sistemas
El informe del PNUMA señala dónde habría que actuar con urgencia:
Sistema alimentario:
Las áreas de enfoque para los sistemas alimentarios, que representan aproximadamente un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, incluyen: la protección de los ecosistemas naturales; los cambios en la dieta del lado de la demanda; las mejoras en la producción de alimentos a nivel agrícola; y la descarbonización de cadenas de suministro de alimentos.
La acción en estas cuatro áreas puede reducir las emisiones proyectadas del sistema alimentario para 2050 alrededor de un tercio de los niveles actuales, en lugar de que las emisiones casi se dupliquen si se continúan con las prácticas actuales.
Sistema financiero:
Se espera que una transformación global hacia una economía baja en emisiones requiera inversiones de al menos USD 4-6 billones al año. Esta es una parte relativamente pequeña (1,5-2%) de los activos financieros totales administrados. Sin embargo, es significativa (20-28%) en términos de recursos anuales adicionales que se asignarán.
La mayoría de los actores financieros, a pesar de las intenciones declaradas, han mostrado una acción limitada en la mitigación del cambio climático debido a: intereses a corto plazo, objetivos en conflicto y el no reconocimiento adecuado de los riesgos climáticos.
Los gobiernos y los actores financieros clave deben orientarse a una transformación del sistema financiero y sus estructuras y procesos, involucrando a: gobiernos, bancos centrales, bancos comerciales, inversionistas institucionales y otros actores financieros.
Según el informe del PNUMA, la reforma del sistema financiero debe realizarse simultáneamente así:
- Aumentar la eficiencia de los mercados financieros, incluso mediante taxonomías y transparencia.
- Introducir un esquema de precios del carbono, como impuestos o sistemas de límites máximos y comercio.
- Mejorar el comportamiento financiero, a través de intervenciones de políticas públicas, impuestos, gastos y regulaciones.
- Crear mercados para tecnologías de bajas emisiones de carbono, mediante: el cambio de flujos financieros, estimulando la innovación y ayudando a establecer estándares.
- Movilizar a los bancos centrales: los bancos centrales están cada vez más interesados en abordar la crisis climática, pero se necesitan medidas más concretas sobre las regulaciones.
- Establecer “clubes” climáticos de países cooperantes; iniciativas financieras transfronterizas y asociaciones de transformación justa.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela