Los logros climáticos y energéticos alcanzados en la UE en 2020 se consiguieron gracias a factores externos como el COVID-19. Sin embargo, un informe del Tribunal de Cuentas Europeo indica que no se alcanzarán los objetivos climáticos previstos para 2030. Concretamente, en lo relativo a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% respecto a 2019. Señalan que las acciones emprendidas serán insuficientes.
En octubre de 2022, la Comisión Europea notificó que la UE había alcanzado sus tres objetivos climáticos y energéticos para 2020. Según los auditores, este logro no se debió únicamente a la acción por el clima de la UE. Desde el Tribunal, han explicado:
“A modo de ejemplo, observan que, con toda probabilidad, la Europa de los Veintisiete no habría alcanzado sus objetivos de eficiencia energéticas si no hubiera disminuido el consumo como consecuencia de la crisis financiera de 2009 y de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, la evaluación de la UE de su rendimiento ecológico no es clara con respecto al impacto de factores externos”.
El Informe Especial 18/2023 de referencia, el último de los muchos publicados, es:
“Objetivos climáticos y energéticos de la UE: Se han alcanzado los objetivos fijados para 2020, pero existen pocos indicios de que las acciones para lograr los establecidos para 2030 vayan a ser suficientes”.
Objetivos climáticos nacionales
Los auditores también apreciaron falta de transparencia en el modo en que los Estados miembros cumplieron sus objetivos nacionales vinculantes. Así, algunos países de la UE no contribuyeron como se esperaba, y otros utilizaron medios distintos para lograr sus objetivos. Como ejemplo entre estos últimos, algunos compraron asignaciones de emisiones o cuotas de energías renovables a otros con objetivos alcanzados.
Los auditores hallaron escasa información sobre el coste real de lograr los objetivos en los presupuestos. Y no sólo a nivel de la UE, sino en los presupuestos nacionales y el sector privado. Y, además, sobre el coste de las acciones que demostraron ser eficaces.
En consecuencia, resulta difícil para ciudadanos y partes interesadas determinar si la UE está alcanzando sus objetivos globales de manera efectiva en términos de costes. Y, por tanto, extraer enseñanzas aplicables a los próximos objetivos para 2030.
La opinión del Tribunal
Joëlle Elvinger
, miembro del Tribunal que dirigió la auditoría, ha explicado:
“Necesitamos más transparencia con respecto al rendimiento de la UE y de sus Estados miembros en las acciones climáticas y energéticas.
También creemos que todas las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por la UE deberían tenerse en cuenta, sin excluir las derivadas del comercio y de la aviación y el transporte marítimo internacionales. Esto es importante porque la UE se comprometió a ser líder mundial de la transición hacia la neutralidad climática”.
Los auditores confirman que los resultados de la UE, comparados con el de otros países industrializados, son satisfactorios. Especialmente, por lo que respecta a la reducción de gases de efecto invernadero. Sin embargo, según los auditores, la UE no tiene en cuenta todas sus emisiones. Indican que serían un 10% mayores si se contabilizaran las causadas por comercio, aviación y transporte marítimo internacionales.
De cara al futuro, preocupa especialmente la falta de indicios de financiación suficiente disponible para alcanzar los objetivos para 2030. Sobre todo, el procedente del sector privado, del que se espera una contribución significativa.
La Comisión también notificó que los países miembros no tienen ambición por lograr los objetivos de eficiencia energética para 2030. Afirman que ya se demostró que el mismo objetivo para 2020 había sido el más difícil de alcanzar.
Añaden que varias propuestas de incrementar aún más los objetivos climáticos y energéticos (especialmente las propuestas del paquete de medidas «Objetivo 55» y de REPowerEU Plan) aumentarán las necesidades financieras.
También se basan en supuestos que no consideran que tengan suficiente certeza. Entre ellos, la dependencia energética de Rusia. Incluso en supuestos que no se materializan según lo previsto, algo que ya se ha demostrado anteriormente. Como ejemplo, que los Estados miembros vayan a aplicar plenamente las políticas vigentes.
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Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela