En este artículo el director general de ACOGEN, Javier Rodríguez dibuja el panorama actual del sector industrial de una forma muy pormenorizada y descriptiva. Apuesta por una industria con buena energía y recuerda a todos los agentes implicados en el crecimiento que ha experimentado el sector en el último lustro que mantener esa evolución no dependerá únicamente de las medidas que aplique el nuevo Gobierno de España, aunque serán decisivas. Rodríguez también repasa el fuerte impacto de los factores energéticos en la cuenta de resultados de las industrias y concluye subrayando el determinante papel que puede jugar la cogeneración en la superación de todos los desafíos que se le avecinan al sector industrial. Por eso invita al nuevo Ejecutivo central a contar con el sector industrial.
En los últimos cinco años, la industria manufacturera, que fabrica y exporta alimentos, acero, coches, químicos, papel, azulejos y un sinfín de productos que suponen más del 15% del PIB del país y 2,5 millones y medio de empleos directos, ha protagonizado el crecimiento nacional como pilar indiscutible de la recuperación económica. Mantener este ritmo dependerá de cómo capeemos las nuevas turbulencias que se atisban y en ello las decisiones del nuevo Gobierno serán decisivas para potenciar la energía de la industria.
La industria capeó la crisis
La catástrofe industrial que sufrimos en España desde 2008, llevó a perder en dos años casi el 30% de la producción y 800.000 empleos. Tras tocar fondo en 2013, la industria española no ha parado de crecer. La supervivencia vino de una reducción de los costes laborales y de incrementar la exportación, pero, cuando se compite en mercados exteriores, los márgenes son como afeitar un huevo. Con mucho esfuerzo las industrias fueron sorteando la situación y acelerando su recuperación gracias al crecimiento de las exportaciones en un contexto general a favor con reformas económicas estructurales en el país, tipos de interés bajos, inflación cero, precios del petróleo y la energía a la baja, tipos de cambio favorables, comercio global y eliminación de barreras. Un viento de cola que benefició los esfuerzos de empresas y trabajadores.
2017 fue un año memorable para la industria española con un crecimiento global del 3%, récord de exportaciones y contribución a la balanza comercial
En 2017 alcanzamos la cima de la recuperación, un año memorable para la industria española con crecimiento global del 3% -algunas actividades manufactureras en ratios del 5-8%-, récord de exportaciones y contribución a la balanza comercial y capacidades de producción utilizadas a más del 80% en muchos sectores. Por fin estábamos en la buena dirección y la sociedad reconocía de forma unánime el importante papel de la industria en el bienestar de España. Todos coincidimos en la enorme ventaja que supone contar con un país más industrial.
En este clima de optimismo, las industrias empezaron a plantearse el necesario aumento de los salarios, una mayor digitalización y retomar las inversiones que, excepto en sectores como refino, automóvil y papel, habían sido escasas. La inversión es fundamental porque en ella se juega la competitividad industrial futura. Hay que capturar inversión industrial para las industrias actuales y para nuevas capacidades, es el elixir de la vida de la industria.
Sin embargo, más allá del sector energético, los resultados empresariales en los sectores manufactureros no son para echar cohetes. Los esfuerzos exportadores y la buena evolución no se han reflejado en EBIDTA´s cercanos o que alcancen las dos cifras y los impuestos recortan los resultados finales de las empresas industriales.
Se avecinan problemas
En pocos meses han aparecido factores de enorme incidencia para la buena marcha de la industria: subida del petróleo y de los costes energéticos, alza del CO2, “trumpetazos” en comercio internacional, previsible inflación, subida de tipos de interés y cierta incertidumbre política. Esperemos que el nuevo Gobierno afiance la confianza inversora y logre eficacia regulatoria porque, miremos donde miremos, el horizonte presenta incertidumbres y grandes retos.
Las alzas en el gas y la electricidad, dos vectores energéticos claves de la competitividad industrial, no vienen solo de la subida del petróleo, hay factores regulatorios y de coyuntura nacional y europea. La industria manufacturera consume más de 1/3 de la electricidad del país y 2/3 del gas natural, una factura anual de unos 9.000 millones de euros a la que se añaden los costes de CO2. El uso de la energía se concentra en industrias electro-intensivas (metalúrgico, químico, siderúrgico, gases industriales, cemento…) e industrias intensivas en calor (alimentario, papel, químico, refino, azulejo, textil…) en gran parte cogeneradoras; en total unas 800 industrias de las que penden 45.000 millones de euros de facturación.
La situación para la industria se ha agravado por los nefastos resultados de las subastas de interrumpibilidad
Los precios de la electricidad alcanzan récords históricos y el futuro no presagia nada bueno. Niveles de pool de 60 €/MWh sobrepasados y la incertidumbre de movimientos estratégicos empresariales de calado en las energéticas -con bailes de citas y due diligences- impulsan el atractivo de resultados que se propagan a los consumidores. Por si fuera poco, la situación para la industria se ha agravado por los nefastos resultados de las subastas de interrumpibilidad, generados por la falta de previsión y certidumbre para afrontar acertadas políticas energéticas por la industria, responsabilidad de un Ministerio de Energía que ha tirado siempre balones fuera. Una cosa es el predicamento y otra aportar resultados.
El gas ha iniciado una senda alcista de precios ligada a su correlación al Brent en las fórmulas de compra y todo apunta que podríamos superar, en unos meses, niveles de 25 €/MWh. El incipiente desarrollo de los mercados organizados y de futuros no conseguirá reducir ni el incremento ni el gran diferencial con nuestros competidores europeos, agravado por los sobrecostes regulados.
El CO2 ha pasado en un año de 5 a 15 €/Ton – y seguirá subiendo hacia 25-30 €/Ton- y los 86 millones de toneladas de repercusión industrial directa conllevarán nuevos costes y esfuerzos a las industrias, además de las emisiones indirectas. La reforma de la fiscalidad energética -que llegó en tiempo de emergencia para dar sostenibilidad y ahí se quedó- debe ser una prioridad del Gobierno junto a las reformas de los sistemas de peajes y otros.
La cogeneración es una herramienta perfecta en la industria española para capear las variabilidades de los mercados energéticos
La cogeneración es una herramienta perfecta en la industria española para capear las variabilidades de los mercados energéticos -en ello coincide Europa y la comisión de expertos para la transición- pero requiere con urgencia una regulación que permita a las plantas continuar su operación al concluir su vida útil regulada y a la vez fomentar nuevas inversiones. Casi 300 industrias con plantas de cogeneración ven llegar ese momento; empresas clave para el país que están en una total e inmerecida incertidumbre sobre su futuro y, lo que es más grave, que si cesan en su actividad se perderán sus aportaciones a los sistemas energéticos y a la competitividad. Los cogeneradores confiamos en que el nuevo Gobierno dé prioridad a esta situación de las cogeneraciones y promulgue pronto la regulación que permita a las industrias realizar y relanzar su actividad en la certeza de un nuevo marco.
La factura energética industrial que sube más de 2.000 millones de euros
Así las cosas, sumando las subidas de costes eléctricos, gas y CO2, la industria afronta un alza de más de 2.000 millones de euros en sus costes energéticos anuales. Si además las carteras de pedidos empiezan a flojear, las preguntas son claras: ¿aguantarán las exportaciones? ¿Podrán trasladarse las subidas de costes? ¿Lograremos mantener las exportaciones, el mercado nacional y los márgenes?
El petróleo sube para todo el mundo, pero España es una isla energética con mercados insuficientemente desarrollados que hace necesaria y urgente una restructuración eficiente de los costes regulados y la fiscalidad y una acción clara y rápida para afrontar anticipadamente los cambios que vendrán de Europa. Todo esto está minando la competitividad energética nacional y puede afectar mucho más la llegada de un cambio de ciclo.
Por una industria con buena energía
El nuevo Gobierno debe promover reformas y soluciones para impulsar la competitividad energética y ambiental por una industria con buena energía. Hay que aportar confianza a la industria, la necesita para seguir mejorando el bienestar del país. El nuevo Ejecutivo debe hablar con la industria, contar con ella y, sin demora, tomar medidas que aporten competitividad en costes energéticos. Debe trazar pronto y bien las regulaciones necesarias para lograr competitividad y confianza. La industria necesita buena energía porque eso supondrá más exportaciones y más empleo de calidad. Confiamos en que sea una prioridad en su agenda. ¡Buena energía para la industria!
Javier Rodríguez, director general de Acogen, Asociación Española de Cogeneración
‘Por una industria con buena energía , prioridad para el nuevo Gobierno’
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.