La discusión energética coloca de nuevo el foco sobre el llamado gas renovable –el biogás de toda la vida-. Ahora el sector gasista reivindica un papel destacado para el gas renovable, el mismo por el que lleva años luchando el sector de la biomasa. En el escenario actual confluyen intereses de una y otra parte. Parece que el sector gasista y el sector de la biomasa están obligados a entenderse, o al menos, a buscar espacios de acción comunes y a interactuar a favor del gas renovable.
La Asociación Española del Gas (Sedigas) reclama apoyo para que el gas renovable pueda aportar todo su potencial de contribución a la descarbonización y a la consecución de los objetivos de participación de energías renovables. Para ello, “es imprescindible definir medidas para 2030 y 2050 que permitan crear un ecosistema adecuado para desarrollar el gas renovable, incentivar su producción, movilizar los recursos financieros necesarios y facilitar la obtención de objetivos de producción”.
Con el objetivo de ahondar en la descarbonización, también el futuro Plan Nacional de Energía y Clima 2030-2050 debería reforzar en la matriz energética el papel del gas renovable como sumidero de CO2 y parte de la economía circular, e incluir su condición relevante de almacén de excedente de energía eléctrica de origen renovable, a través de las infraestructuras del sector gasista. Lo que permite un almacenamiento a todos los horizontes temporales: a corto, medio y largo plazo.
Las anteriores son demandas que llegan desde el sector del gas, pero que bien se podrían haber formulado desde el sector de la biomasa. De hecho, la puesta en valor y el aprovechamiento energético del biogás es una de las reivindicaciones históricas de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA).
Una política de Estado nacional
A diferencia de otros países de la UE (Alemania, Francia, Suecia), el gas renovable aún está en un estado incipiente en España, por ello, desarrollar el gas renovable requiere fijar una política de estado que defina aspectos como: la regulación para poder inyectar el biometano en redes de transporte y distribución, alineando la calidad al máximo con el estándar europeo; el desarrollo e investigación tecnológica a través de apoyos financieros desde la administración; y la potenciación de aspectos fiscales y mecanismos de ayuda, entre los que se encuentran los Certificados de Garantía de Origen Verde (CdO), explica Sedigás en un comunicado.
En este sentido, Margarita de Gregorio, directora de APPA Biomasa, reclama “voluntad política, incentivos al desarrollo de la tecnología, y abandonar ese desenfoque por el que se ha preferido hacer ricos a otros, comprando gas procedente de países que están a miles de kilómetros de distancia, en lugar de aprovechar recursos propios que están ahí, y se generan de manera espontánea (residuos de vertederos, residuos agrícolas, purines)”.
El gran potencial del gas renovable en España
Sedigas define el biometano es un gas renovable que se obtiene a partir de residuos y biomasa y que, una vez tratado, tiene las mismas cualidades que el gas natural y es directamente inyectable en la red de gasoductos o apto para ser utilizado como carburante en automoción. Solo el potencial del biometano puede alcanzar un 64% de la demanda actual de gas natural doméstico/comercial.
Desde la sección de Biomasa de APPA, Margarita de Gregorio recuerda que en nuestro país “el potencial es inmenso, porque venimos de no hacer nada”, puesto que “siendo España la primera cabaña ganadera de Europa, no se hace nada desde un punto de vista energético con los purines”. Alemania cuanta con más de 8.000 instalaciones de biogás, “en España podríamos estar al mismo nivel”, asegura la directora de APPA Biomasa, sin embargo, estamos en el vagón de cola del ranking europeo, explica De Gregorio.
Según datos recogidos en el estudio técnico realizado por Sedigas junto con la consultoría Creara Además, el biometano es “clave” en la lucha contra el cambio climático. Por cada bcm de biometano recuperado de la biodegradación de la materia orgánica e inyectado en la red se evitaría la emisión a la atmósfera de unas 20 Mt de CO2 que equivaldrían al 33% del objetivo de reducción de CO2 de los sectores difusos.
De esta manera, “es imprescindible que el marco regulatorio español reconozca el papel de las renovables no eléctricas y, concretamente, del gas renovable, cara a la consecución de los objetivos de descarbonización”, concluyen desde Sedigas.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.