Dicen que uno de los errores que han llevado a la derrota a los grandes ejércitos es no tener claro quién es el enemigo a batir. Algo así podría suceder en la lucha contra el cambio climático. Y es que mientras un nutrido grupo de expertos centra sus esfuerzos en reducir las emisiones de dióxido de carbono; otro, menos numeroso, alza la voz para denunciar que el HFC-23, una gas de efecto invernadero 12.000 veces más potente que el CO2 sigue vivo.
El HFC-23 es un potente gas de efecto invernadero que se creía prácticamente extinguido desde 2017.
Los HFC son hidrofluorcarburos, el grupo más común de gases fluorados. Son gases químicos que que se emplean como sustancias refrigerantes, por eso es habitual encontrarlos en sistemas de aire acondicionado, bombas de calor, extintores de incendios…
HFC-23, un gas de efecto invernadero que se consideraba casi desaparecido desde 2017
Un estudio firmado por un grupo de investigadores de la Universidad de Bristol asegura que los niveles de HFC-23 en la atmósfera son alarmantes.
El HFC-23, también conocido como CHF3 es altamente contaminante. Según el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero, tiene un potencial de calentamiento global de 12.000. Esto significa que una tonelada de sus emisiones equivale a la liberación de 12.000 toneladas de dióxido de carbono.
Parte del problema es que este gas se consideraba casi desaparecido desde 2017. Véamos la cronología:
- en 2013, la Agencia de Investigación Ambiental (EIA) advirtió a China e India que estaban en el límite de las emisiones de HFC-23
- a partir de 2015, estas dos naciones pusieron en marcha planes para reducir las emisiones de este gas de sus fábricas
- en 2016, se firmó la Enmienda Kigali, como parte del Protocolo de Montreal. El objetivo de esta medida era reducir el impacto climático de los HFC
- como resultado de estos planes, en 2017, casi habían eliminado por completo las emisiones de HFC-23
De estos pasos, se esperaba una reducción de hasta un 90% en las emisiones globales de HFC-23. Sin embargo, el estudio de la Universidad de Bristol evidencia que no solo no se ha producido este descenso, sino que las concentraciones atmosféricas de HFC-23 han aumentado «a un ritmo récord en 2018».
A new @NatureComms paper finds emissions of potent greenhouse gas HFC-23 are higher than at any point in history. Meanwhile, emissions reported of the same substance are at the lowest in the past 17 years! More on this #climate scandal: https://t.co/FaROSj5gLo
— Environmental Investigation Agency U.S. (@EIAEnvironment) January 21, 2020
15.900 toneladas de HFC-23 en 2019
Otro estudio publicado en la revista Nature y firmado por Kirian Stanley, investigador de la Universidad Goethe de Fráncfort (Alemania), calcula que las emisiones de fluoroformo a finales de 2019 alcanzaron las 15.900 toneladas de concentración de HFC-23 en el ecosistema.
El propio Stanley apunta en su informe que «el fluoroformo es el gas invernadero más potente de todos los que existen y si no se para a tiempo, sus efectos pueden ser irreversibles».
China e India siguen siendo los principales productores de HFC-23, según la investigación alemana. Ambos países son emisores del 75% de este gas de efecto invernadero. La buena noticia es que en Europa las emisiones de este gas son casi imperceptibles. En caso de que alguna empresa trabaje o emplee HFC-23 para alguna actividad, su uso se hace bajo un estricto reglamento para evitar que tenga un efecto contaminante en la atmósfera.
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Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.