Probamos la calculadora de CO2 de Forest Bank, una interesante herramienta que permite conocer cuál es la huella de carbono de tu actividad diaria y cómo compensarla.
Paso 1: Datos de consumo en el hogar
Para hacer esta prueba introducimos en la calculadora de CO2 de Forest Bank datos reales; una vez termine el proceso sabré cuál es mi huella de carbono
En el domicilio vivimos cuatro personas (la calculadora permite un máximo de 10) que pagamos la electricidad que consumimos a una de las empresas que aparecen en la herramienta de cálculo (no diremos cuál, por aquello de no hacer publicidad).
El consumo mensual de electricidad (valor real en factura del mes de mayo) es de 210 kWh; mientras que el de gas asciende a 220 kWh.
La calefacción de cada funciona con gas; de modo que no hay ni gasto de gasolin en el hogar ni de pellet.
Con esto de la pandemia no hemos viajado demasiado asi que, de momento, dejaré en blanco la pregunta de «cuánta distancia recorres en avión al año».
Más datos obligatorios para el cálculo: sí tengo coche (con un consumo medio de 6,9 litros/100 km) y con él recorro unos 12.000 km al año; pero no tengo moto.
Paso 2. Alimentación y consumo
La calculadora de CO2 de Forest Bank pide conocer cuántas veces a la semana comes carne, pescado y pollo. La media en los tres casos es de cuatro veces por semana.
También quiere saber mis hábitos de consumo. Aquí descubre que compro más ropa de la que necesito (pondré que estreno de 10 a 30 prendas al año); y cuánto gasto en hostelería el año (selecciono entre 3.000 y 4.000 euros porque las vacaciones también cuentan…).
Hay un espacio para datos opcionales que dejo en blanco.
Conclusión: esta es mi huella de carbono
Terminado el proceso el dato es abrumador.
Mi huella personal de carbono es de 2466,76 toneladas de CO2 al año. Ahora solo falta esperar que los expertos de Forest Bank me envíen la propuesta para reducir este impacto.
Hasta entonces, he buscado unos cuantos consejos que me ayudarán a paliar esto:
- Desconectar todos los electrodomésticos que no estén en uso.
- Limpiar la nevera. Parece una tontería, pero cuantas más bolsas de plástico y paquetes haya en tu frigorífico más consumo eléctrico generas, ya que el aparato necesita más potencia para enfriar los alimentos.
- Utilizar transportes ecológicos. Dejar aparcado el coche o la moto y optar por medios de transporte más sostenibles no solo me ayudará a ser más sostenible, también bajará la factura mensual en carburante
- Reciclar más. El vidrio, el cartón/papel, los plásticos, las pilas, las medicinas… Ya de paso, cuando salgas a la compra llévate contigo una bolsa de tela o un carrito para no tener que usar innecesariamente bolsas de plástico.
Periodista de cuándo se maquetaba con tipómetro (no, no hace tanto...). Toda una vida dedicada a escribir sobre energía y acerca de cómo la movilidad cambia (para bien) la vida de las personas.