Israel, Chipre y Grecia han llegado a un acuerdo para autorizar la construcción de un nuevo gasoducto con el objetivo de suministrar gas natural del Mediterráneo Oriental a la Unión Europea. El proyecto, que recibe el nombre de EastMed, tiene el objetivo de crear un nuevo corredor energético que confiera a Europa mayor independencia energética.Israel, Chipre y Grecia han acordado la construcción del nuevo gasoducto EastMed
para abastecer a la Unión Europa de gas natural procedente del Mediterráneo Oriental.
EastMed tendrá una longitud de cerca de 2.00 km, con capacidad para transferir 10.000 millones de metros cúbicos al año. El gas, procedente de Israel, Creta, Chipre y Grecia tendría como destino principal Italia y el resto de los países miembros de la Unión Europea.
El objetivo del proyecto, que pretende alcanzar una mayor independencia energética del continente europeo respecto al gas ruso, choca con los intereses energéticos que Turquía tiene en la zona y vuelve a poner en el caldero a una región históricamente convulsa.
Dudas de viabilidad
EastMed tendrá una longitud de cerca de 2.000 km, con capacidad para transferir 10.000 millones de metros cúbicos al año.
El gas, procedente de Israel, Creta, Chipre y Grecia tendría como destino principal Italia y el resto de los países miembros de la Unión Europea.
Sin embargo, aun con apoyo estadounidense y su presencia en la lista de Proyectos del Interés Común, algunos rasgos del proyecto no convencen a los expertos energéticos.
Por ejemplo, el CEO de la compañía chipriota de hidrocarburos, Charles Ellinas, señaló en una entrevista al semanario New Europe que para llevar a cabo el acuerdo son necesarios más de 6.000 millones de euros y que, para conseguirlos, hacen falta inversores y compradores europeos. Además, el proyecto, que según las previsiones debería estar en marcha en 2025, se enfrenta ahora al paso a su segunda fase de realización, para lo que debe conseguir un informe positivo de viabilidad con un presupuesto de 70 millones de euros.
Los geólogos, por su parte, también señalan un problema de viabilidad de Eastmed: su extrema profundidad. Y es que el gasoducto discurrirá a una profundidad de 3.000 metros en un lecho marino ya de por si complicado y con una histórica actividad sísmica.
Por último, los problemas geopolíticos que arrastra la zona desde hace décadas también se suman a la polémica del proyecto. Turquía exige, según US Geological Survey, 700.000 millones de dólares del reparto de los beneficios del proyecto.
Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.