En nuestro artículo del Club de Expertos de hoy, Antonio González, Director de Estudios y Apoyo Técnico del Foro de la Industria Nuclear Española, repasa la situación actual de la energía nuclear en Europa en el contexto de la crisis energética y recalca la importancia de su papel como fuente de generación energética fiable y segura.
En marzo de 2019, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) y las empresas propietarias de las centrales nucleares españolas -con el auspicio del Ministerio para la Transición Ecológica- acordaron un Protocolo de Intenciones mediante el que se estableció un calendario para el cierre escalonado de los siete reactores que conforman el parque nuclear español entre los años 2027 y 2035.
Por otra parte, el Gobierno de España -tras la revisión y el visto bueno de la Unión Europea- aprobó en marzo de 2021 el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), en el que se establecen las actuaciones en materia de energía y clima para el horizonte del año 2030, bases de la hoja de ruta hasta 2050, año en el que el objetivo último es la práctica descarbonización de la economía española, y en el que se recoge lo contemplado en el anteriormente citado Protocolo de Intenciones.
Desde entonces -hace algo más de año y medio- la situación energética a nivel global y de forma especial en Europa y en concreto en España ha cambiado sustancialmente.
De manera inicial, desde el verano de 2021, por el aumento de los precios de las materias primas energéticas en los mercados internacionales como consecuencia de la progresiva recuperación económica tras la pandemia por la Covid-19. Especialmente el del gas natural y su relación directa con el incremento de los precios de la electricidad en los mercados mayoristas, ya que es el principal combustible para la generación de electricidad en muchos países y/o el que en gran parte de ellos marca el precio marginal en los así organizados.
Dependencia exterior de la UE
A continuación, y tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia a finales de febrero de 2022, no solamente se ha producido una escalada exponencial de los precios de la energía, sino que existe un gran temor por la reducción, ya experimentada, en el abastecimiento energético y porque pueda producirse la interrupción total del mismo. Esto es consecuencia de la enorme dependencia exterior: más de la mitad de la energía primaria consumida en la Unión Europea es importada -en una gran parte de Rusia-, alcanzándose valores cercanos al 70% en el caso de España.
Por esta razón, en mayo de 2022, la Comisión Europea presentó el Plan REPowerEU como respuesta a las dificultades y perturbaciones que la invasión está causando en el mercado mundial de la energía. Hay una doble urgencia para transformar el sistema energético europeo: poner fin a la dependencia de la Unión Europea con respecto a los combustibles fósiles rusos y hacer frente a la crisis climática.
Impulso nuclear
En este Plan, la Comisión Europea reconoce que la energía nuclear tendrá un papel importante que jugar en garantizar la seguridad de suministro en los países de la Unión Europea.
No podemos olvidar que la energía nuclear es esencial en la transición energética como fuente libre de CO2 que, solo en España, evita la emisión anual a la atmósfera de 20 millones de toneladas de CO2, equivalente a retirar el 35% del parque automovilístico español de la circulación. Genera, además, año tras año y de forma constante, fiable y estable más del 20% de la electricidad que consumimos.
En este sentido, y para atajar los problemas que ya se están derivando de esta situación (inflación desbocada, reducción de la actividad económica e industrial, incertidumbre en la garantía de suministro…) la mayor parte de los países miembros de la Unión Europea en los que hay centrales nucleares en operación han decidido la operación a largo plazo de sus reactores y/o el anuncio de la construcción de nuevas unidades. Es el caso de Bélgica, Bulgaria, Eslovaquia, Finlandia, Francia, Hungría, Países Bajos, República Checa, Rumanía y Suecia. Algunos otros, en los que no hay programas nucleares en marcha, como Polonia, están tomando decisiones en firme encaminadas a la incorporación de la energía nuclear en sus mix energéticos. Incluso Alemania, donde se había acordado la desaparición total de la energía nuclear a finales de este año 2022, ha anunciado que mantendrá sus últimos tres reactores en operación, al menos hasta abril de 2023.
De forma global, según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica de Naciones Unidas, el mundo cuenta con 423 reactores en operación -de los que 190 ya disponen de autorización para más de 40 años de operación- y 56 más en construcción, todo ello sin contar los cientos de reactores ya planificados.
El calendario de cierre nuclear
En España, y a diferencia de nuestros países socios, el Gobierno está manteniendo su planteamiento de excluir la energía nuclear del sistema eléctrico en el año 2035, de acuerdo con lo establecido en el Protocolo de Intenciones referido al principio, lo que hará que los siete reactores hayan funcionado durante un plazo medio de 46 años.
No olvidemos que el Gobierno es el responsable -como no puede ser de otra forma- de establecer la planificación y la política energética y climática de nuestro país. De hecho, antes del 30 de junio de 2023 deberá presentar a la Comisión Europea, como habrán de hacer los restantes Estados Miembros de la Unión, un proyecto de actualización del citado PNIEC.
Técnicamente podrían seguir operando
Los titulares de las centrales nucleares españolas cumplen con lo acordado en el Protocolo de Intenciones, manteniendo todas las inversiones necesarias y la seguridad de las plantas, de acuerdo con la normativa nacional e internacional establecida y vigente. Además, hay que poner en valor que tanto las centrales como las empresas que las operan están perfectamente preparadas desde el punto de vista técnico para poder operarlas a largo plazo.
Dadas las circunstancias del sector energético expuestas, en el caso de que el Gobierno de España -tras la revisión del PNIEC vigente- planteara una nueva planificación que contemplase una extensión de la vida operativa de las centrales nucleares y habilitase consecuentemente la renovación de sus correspondientes autorizaciones de explotación, la industria nuclear española se pondría a su disposición.
Revisar la carga impositiva a las nucleares: hay que garantizar su viabilidad
Ahora bien, en cualquier caso es necesario que se establezcan los condiciones adecuadas -revisión y disminución de la presión fiscal a la que las centrales nucleares se encuentran sometidas, garantía de recibir un precio suficiente por la electricidad producida y puesta a disposición del sistema eléctrico y/o una combinación de ambas- para poder asegurar la viabilidad económica y la estabilidad regulatoria del parque nuclear español durante todo el plazo de su operación ya establecido y/o el que se pudiese establecer en el futuro.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.
España consideró ya desde 2019 la nuclear como una parte sustancial de la transición. De hecho los 7 reactores van a cerrar más allá de su vida planificada. Se menciona a Bélgica como ejemplo de apuesta por la nuclear cuando cerrará su última central antes que la última central española, y a otros países que no han hecho más que dudosas declaraciones de intenciones.
Sobre la disminución de presión fiscal y aumento de pago de la energía… pues lo siento señores; tienen una tecnología que genera más gastos al estado que las demás, y de ninguna manera se le pueden bajar sus impuestos, y a sus dueños no les sale rentable mantenerlas funcionando. Por otro lado, el sector está liberalizado desde 1997; hay alternativas, por lo que no se puede hacer un esfuerzo económico especial por la nuclear.