Iberdrola Ingeniería ha anunciado que las pruebas que se han realizado para el tratamiento de residuos radiactivos por tecnología de plasma han culminado con éxito. Se han llevado a cabo en las instalaciones de la compañía Europlasma Inertam, en la localidad francesa de Morcenx durante el mes de agosto.
Esto supone que la eléctrica española podrá poner en marcha esta novedosa tecnología en su planta de tratamiento de residuos radiactivos de Kozloduy, Bulgaria. Este proyecto, se realizará en consorcio con la empresa belga Belgoprocess (repartido en un 80% y 20% respectivamente), como anunciábamos el pasado mes de marzo. Con esta tecnología se desarrollará el sistema más avanzado del mundo en el tratamiento de residuos radiactivos de media y baja actividad.
Las pruebas se realizaron durante dos días y asistieron representantes de compañías del sector a nivel internacional, interesados en desarrollar proyectos similares en el futuro.
Según Iberdrola Ingeniería, la tecnología de plasma “permite reducir significativamente el volumen de estos residuos tras someterlos a temperaturas de hasta 5.000 grados centígrados”. El resultado de esta operación es un residuo líquido que, al enfriarse, se convierte en sólido reduciéndose su volumen hasta 80 veces por debajo del inicial. Después se embidona y se cementa.
Sin embargo, para Ecologistas en Acción, “no hay que olvidar el impacto que supone este proceso”, ya que “las tecnologías de plasma crean una cantidad de gases peligrosos que deben ser tratados por equipos de control de la contaminación. Hay riesgos de generación de productos de combustión incompleta (PCI) como dioxinas, bifenilos pliclorados (PCB) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), excesivamente dañinos para la salud y el medio ambiente”. Las dioxinas se concentran en el tejidos grasos de los seres vivos y se ha demostrado que producen malformaciones, alergias, retraso en el desarrollo y cáncer.
Ecologistas en Acción, por otro lado, informa que estas plantas requieren una gran cantidad de energía eléctrica y de agua, por lo que se trata de un proceso muy caro. Un estudio de IDAE, Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, coincide diciendo que “implica limitaciones en rentabilidad económica, aunque para evitar un coste excesivo se debe incorporar un pretratamiento para rebajar el contenido en volátiles, impurezas y humedad”. Algo en lo que coincide un estudio de la UE que calcula que este proceso genera unos gastos de entre 150 y 300 euros por tonelada de residuo.
Para Ingeniería Iberdrola, la planta de Kozloduy abrirá una nueva puerta al sector de la energía nuclear, porque aseguran que “reducirá de forma muy significativa el volumen de los residuos radiactivos de media y baja actividad generados durante la operación de las centrales y además, disminuirá su coste de almacenamiento”.
Los residuos radiactivos de media actividad son radionucleidos liberados en el proceso de fisión nuclear en cantidades pequeñas, muy inferiores a las consideradas peligrosas para la seguridad y la protección de las personas. Los de baja actividad suelen referirse a las herramientas, ropas y diverso material utilizado para el mantenimiento de una central nuclear, laboratorios de investigación, hospitales, y algunas industrias.
La incorporación de esta tecnología ha sido cofinanciada con fondos del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y fondos aportados por la central de Kozloduy, y supone un contrato de 30 millones de euros.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.