- La llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos ha dado ya como resultado la salida del país del Acuerdo de París.
- ¿Cuál será el nuevo rumbo energético del país? El famoso «Drill, baby, drill» augura un enfoque centrado en el petróleo y el gas.
- Evaluando algunos alcances geopolíticos del corte de suministro de gas ruso desde Ucrania
Donald Trump se convirtió oficialmente en el 47º Presidente de Estados Unidos el pasado lunes. Tal y como había anunciado, durante las primeras horas en el cargo, Trump firmó un aluvión de órdenes ejecutivas para hacer realidad el cambio de rumbo de 180 grados en la política norteamericana.
Una de estas órdenes ejecutivas firmadas por el nuevo presidente marca la retirada de Estados Unidos del Acuerdo Climático de París, una de las principales promesas en las que el líder republicano se había apoyado durante su campaña electoral.
Un movimiento que, por tanto, no coge a nadie por sorpresa. No en vano, en junio de 2017, al inicio de su primera legislatura como presidente electo, Trump ya firmó una orden para retirar a EE.UU. del acuerdo adoptado en 2015. Sin embargo, tan pronto Joe Biden asumió la presidencia en enero de 2021, firmó una orden ejecutiva para la reincorporación del país norteamericano al acuerdo.
Los objetivos que persigue el Acuerdo de París
El objetivo del acuerdo es limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 °C por encima de los niveles preindustriales y, preferiblemente, a 1,5 °C, para mitigar los efectos del cambio climático. Por ello, todos los países que forman parte del pacto tienen la obligación de presentar planes relativos a la reducción de emisiones de efecto invernadero (GEI) a nivel nacional. En este sentido, China es el mayor emisor mundial de GEI, con un 30%, seguido de Estados Unidos, que ostenta un 11% del total. Lo interesante es que, si atendemos a las emisiones de 1850, cuando comienza el auge industrial de Estados Unidos, el país norteamericano es históricamente el que más gases contaminantes ha emitido.
Si tenemos en cuenta que, en 2022, el calentamiento global ya se situó en los 1,5 ºC y que Estados Unidos es el segundo emisor de gases de efecto invernadero, el Acuerdo de París deberá a asumir a partir de ahora retos de un calibre significativo.
Con todo ello, desvelamos cuáles podrían ser las principales tendencias y el nuevo rumbo de Estados Unidos en materia de energía durante los próximos años.
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La política MAGA en materia energética
Make America Great Again (MAGA)
, el lema de campaña de Donald Trump y que ahora se ha convertido prácticamente en una ideología, tendrá impacto en todos los sectores económicos estadounidenses, incluido por supuesto el energético.
Prueba de ello es que la orden ejecutiva relativa a energía y clima lleva por titulo «Poniendo a Estados Unidos primero en acuerdos ambientales internacionales». La principal motivación de la administración Trump para retirarse del acuerdo es sencilla: consideran que formar parte de estos tratados da como resultado el envío de dinero del contribuyente estadounidense a países que o bien no necesitan o no merecen este tipo de ayuda.
De igual manera, el documento señala que la adhesión del país al Acuerdo de París es una más de las «políticas de extremismo climático» del ex presidente Joe Biden.
¿Cuando saldrá Estados Unidos de forma oficial del Acuerdo de París?
Al igual que ocurrió en 2017, el Gobierno estadounidense debe presentar ahora una carta formal con una solicitud a la secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en la que se enmarca el Acuerdo de París y cuyo objetivo final es proteger la interferencia «peligrosa» del ser humano en el sistema climático.
Tras el envío de la solicitud, la marcha de Estados Unidos del acuerdo tendría lugar en el plazo de un año.
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¿Cómo será la política energética de Estados Unidos a partir de ahora?
El famoso lema de Trump durante la campaña «Drill, baby, drill» ya auguraba un retorno de la política energética a un enfoque basado en la exploración y explotación de las reservas de petróleo y gas. Poco podrá hacer el programa comunicado por el gobierno demócrata hace pocos días en el que se comprometía a reducir las emisiones de GEI entre un 61% y un 66% en 2035, tomando como base el nivel de emisiones de 2005.
Cabe destacar que Estados Unidos ha realizado avances en materia climática, habiendo alcanzado su pico de emisiones en 2007 y con previsiones para que estas continúen rebajándose, pese a que no cumplen con el ritmo necesario para alcanzar los límites de París. Además, su salida del acuerdo podría tener un efecto muy negativo al otro lado del Pacífico, donde China podría relajar sus esfuerzos por descarbonizarse por completo para 2060.
Otro de los escenarios que se plantea atañe a la Ley de Reducción de la Inflación, que también podría ser derogada próximamente. Aprobada por la administración de Joe Biden, esta normativa ha propiciado el gasto de grandes sumas de financiación para el impulso a las energías renovables y su industria, entre otras.
Con todo por ver, tenemos un precedente optimista. Y es que en su anterior mandato, Trump garantizó la vuelta con fuerza del carbón al mix energético del país. Por suerte, tras cuatro años de presidencia, esta resurreción del combustible fósil no se hizo real finalmente.
Las preguntas que quedan por responder
A modo de conclusión, la reflexión sobre los últimos acontecimientos plantea que, aunque el nuevo enfoque energético del país puede tener un efector revitalizador en industrias tradicionales, como la del gas y el petróleo, también tendrá un impacto significativo en el panorama energético del país y en sus implicaciones a nivel internacional, en el que Estados Unidos podría quedar aislado de los principales avances en materia de energías renovables.
Por último, también queda preguntarse cuál será la respuesta de los diferentes actores del sector energético estadounidense y de la ciudadanía ante estas políticas, que ponen por delante el crecimiento económico inmediato en detrimento de la sostenibilidad en el futuro.
Imágenes: DepositPhotos.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.