Según el último informe PwC Net Zero Economy Index, España redujo la intensidad de sus emisiones de carbono en un 6,5% en 2019, un aumento significativo respecto al 4,1% del año anterior. Con estos datos, nuestro país se convierte en el segundo país del G20 que más consiguió reducirlas, solo por detrás de Alemania, que logró una reducción de emisiones del 6,6%, muy por encima de la media mundial, establecida en un 2,4%.
Aun con estos datos, los objetivos del Acuerdo de París parecen estar cada vez más lejos, y que para limitar el calentamiento a 1,5ºC, esta tasa de reducción de emisiones mundial debería multiplicarse por cinco para alcanzar un 11,7% anual.
Pablo Bascones, socio responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC, explica: “La reducción del empleo de carbón en las térmicas, sustituido en gran parte por el aumento del consumo de gas natural en las centrales de ciclo combinado, explican la reducción de la intensidad de emisiones en España. Asimismo, la reducción de la producción hidráulica respecto al año anterior ha podido ser compensada con un incremento de la energía solar y eólica. En cualquier caso, sería necesario casi duplicar el esfuerzo en España si queremos cumplir con la intensidad de emisiones requerida para no superar globalmente los 1,5ºC”.
Conclusiones del estudio a nivel mundial
Entre las principales conclusiones del estudio destaca que, en 2019, los combustibles fósiles siguieron siendo los reyes del mix, siendo un 57% del consumo de gas natural y petróleo. Del mismo modo, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía aumentaron un 0,5%, ya que el consumo mundial de energía se incrementó en un 1,3%.
Por otra parte, por primera vez desde 2016, en 2019 se registró un descenso (del 0,6%) en el consumo de carbón. En cambio, se produjeron aumentos en el consumo de petróleo (0,8% de crecimiento) y de gas natural (2,0% de crecimiento).
Por último también es destacable el hecho de que, aunque China experimentó un crecimiento del PIB del 6,1% en 2019, sus emisiones de CO2 crecieron un 3,2%, mientras que la intensidad del carbono se redujo en un 2,8%. Además, su producción solar y eólica representa el 29% de la cuota mundial total, y se ha multiplicado por diez desde 2010.
Impulsar el cambio tras el COVID-19
El informe también pone en valor los programas de recuperación post-pandemia, así como los paquetes de estímulos impulsados en todo el mundo. Ambos suponen una oportunidad para crear sistemas energéticos más seguros y sostenibles, generando empleo en este campo y desarrollando una transformación a gran escala en nuestros modelos de producción.
Pablo Bascones concluye: “Nos quedan poco más de dos ciclos económicos para transformar todos los sectores de la economía mundial y reducir a la mitad las emisiones globales, por lo que no podemos retrasar la puesta en práctica de los compromisos adquiridos y algunos países aún deben aumentar su ambición climática. La transición ecológica no solo depende de los gobiernos, sino también de las empresas e inversores y, por fortuna, son cada vez más los que no solo ven riesgos sino también oportunidades y se suman al reto de la neutralidad climática para el 2050. A corto plazo, resulta fundamental que EE.UU. vuelva al Acuerdo de París y que terminemos de cerrar en la COP26 en Reino Unido todos los aspectos que quedaron todavía abiertos en la COP25 en Madrid”.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.