La compañía española de ingeniería y fabricación de estructuras fotovoltaicas, Esasolar, ha desarrollado ESAblock, el primer sistema del mundo que protege del viento y de manera integral a los seguidores solares (trackers) instalados en las plantas fotovoltaicas.
Este pionero sistema garantiza la estabilidad de los seguidores solares y evita que se produzca el efecto conocido como galloping o fluttering a cualquiera que sea la velocidad del viento.
El desarrollo de la tecnología ESAblock se ha llevado a cabo en el centro de investigación que la compañía española tiene en La Roda de Andalucía (Sevilla).
¿En qué consiste el galloping o fluttering?
El galloping o fluttering es una inestabilidad aeroelástica causada por el viento que se caracteriza por provocar oscilaciones de gran amplitud en las estructuras de los tracker, produciendo un movimiento que puede acabar con el colapso de la misma, haciendo volar, literalmente, las estructuras y las placas fotovoltaicas que soportan.
La tecnología Esablock soluciona uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las grandes instalaciones de energía fotovoltaica: el viento, garantizando su protección frente al mismo.
Los desperfectos que puede provocar el viento
Rachas de viento, incluso a velocidades habituales y moderadas, pueden generar inestabilidades en las estructuras fotovoltaicas y provocar daños en las mismas, algo que sucede mucho más a menudo de lo deseable y que influye de manera muy negativa en el rendimiento y rentabilidad de las plantas fotovoltaicas, que, además de los costes de las reparaciones, se ven obligadas a detener parte o toda su actividad, con el consiguiente efecto negativo sobre la producción de energía eléctrica y la rentabilidad de las instalaciones.
Antonio Jesús Martín Núñez, director técnico de Esasolar, explica: “los sistemas de protección disponibles en el mercado hasta ahora empiezan a funcionar solamente cuando el viento supera la velocidad de trabajo de los tracker que, por regla general, suele ser inferior a los 75 km/h. A menudo ocurre que, a velocidades de viento inferiores se pueden dar los efectos catastróficos de Galloping o Flutter, incluso con el sistema de protección tradicional activado”. Como ejemplo catastrófico, el director técnico menciona el efecto del caso del puente de Tacoma en EE.UU, que se derrumbó en 1940 porque vientos a una velocidad moderada produjeron un aleteo aerolástico que coincidía con la frecuencia natural del puente haciéndolo colapsar.
Según el director general de Esasolar, José Antonio Maldonado, la gran aportación del sistema es que combina la versatilidad y eficiencia de los seguidores solares (estructuras que se mueven para orientarse siguiendo al sol) con la seguridad de las estructuras fijas, que permanecen siempre en la misma posición. “Nuestra tecnología permite que la estructura se mueva para seguir al sol, pero cuando se detiene una vez alcanzada su nueva posición, se bloquea como si fuera una estructura fija, a la que no afecta el viento; eso hace que esté siempre protegida y segura y que el viento sea solo un factor ambiental más, pero no un riesgo”.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.