Entrevistamos a Álvaro Luna, profesor del Grado en Medioambiente de la Universidad Europea, que hace un repaso sobre la influencia actual de la educación medioambiental, así como los retos a los que se enfrentará en el siglo XXI y las claves para que llegue a la mayor cantidad posible de población.
¿Qué momento vive la conciencia medioambiental en España? ¿Y en Europa?
Vive un momento intenso en España, en Europa y en el mundo entero.
Afrontamos grandes retos medioambientales. El siglo XXI va a ser decisivo, teniendo en cuenta el escenario de cambio climático en el que nos estamos adentrando. El medioambiente tiene muchos frentes abiertos, muchas amenazas, y eso hace que haya que trabajar en muchas líneas, que según el sitio y el contexto se trabajan con mayor o menor prioridad.
Sigue haciendo mucha falta concienciar, educar, formar e informar. La sociedad en conjunto debe asimilar una serie de conceptos básicos sobre cómo funcionan los ecosistemas y cómo interaccionamos nosotros con el mismo y todos sus elementos. Debemos seguir construyendo.
¿Cree que se está avanzando en este ámbito respecto a la última década?
Respecto a la última década, no he percibido un cambio notable en cuanto a cantidad de iniciativas, pero sí que se nota un cambio respecto a hace veinte o treinta años. Tal vez lo que sí percibo como avance es el interés en poner su granito de arena por parte de muchos jóvenes, que forman sus propios colectivos o se adhieren a entidades que ya tienen un largo recorrido, facilitando el relevo generacional y aportando energía y puntos de vista frescos.
Si hago memoria, donde también noto un cambio es en el foco de interés. Las preocupaciones van cambiando, vamos incorporando nuevas inquietudes que se suman a las causas sobre las que ya se lleva haciendo hincapié desde tiempo atrás. Ahora se informa mucho más sobre todo lo relacionado con la contaminación por plástico, sobre la importancia de la biodiversidad en ciudades, sobre los cambios que hacen falta en la agricultura, la pesca y la ganadería, etcétera. Hay multitud de personas y colectivos informando sobre temas muy diversos, cada cual con su área de acción, y al final esa variedad es sana.
Por edad, ¿qué rango de la población cuenta con una conciencia medioambiental más avanzada?
Cada generación de niños y jóvenes parece tener más concienciación que la anterior, posiblemente porque desde los centros educativos se trabaja todo lo relacionado con el medio ambiente desde la infancia, y también porque existe mucha más información en general y desde casa pueden recibir una mejor educación en cuanto a sostenibilidad. A esto se suma que muchas de las actividades de educación ambiental están focalizadas en escolares, lo que contribuye a que poco a poco ciertos mensajes vayan calando en ellos. En ocasiones, a los adultos puede costarles un poco más porque se invita a cambiar aspectos que suponen modificar hábitos que se llevan manteniendo toda la vida y están muy interiorizados. Yo creo que la educación ambiental para adultos se debería trabajar más: se focaliza mucho en escolares, lo que es razonable, pero hay que intentar llegar a todos los rincones.
¿Cuáles cree que son las claves para que la Educación Medioambiental se divulgue al máximo posible de población? ¿Cuáles son los desafíos para esta década?
Sin duda, como otros muchos aspectos vinculados al medioambiente, se deben destinar más recursos. De esta forma, las personas que se dedican a educación medioambiental tendrían mejores condiciones de trabajo y más gente podría enfocar su carrera profesional a largo plazo en este ámbito laboral. Más allá de eso, se debe trabajar de forma coordinada, con buena difusión, para que la gente sepa todo lo que se hace y así pueda participar gente más variada en las actividades propuestas por parte de ayuntamientos, asociaciones de vecinos, colectivos locales, etc.
Muchas veces encontramos textos muy “densos” sobre este tema por parte de la comunidad científica. ¿Cree que la información debería transmitirse de forma más sencilla para cumplir mejor con su labor divulgativa?
Lo que se hace desde la Ciencia tiene que llegar sí o sí a la población. Para ello, podemos valernos de un amplio abanico de herramientas y formas de transmitir, que pueden tener cabida en diferentes sectores, grupos de edad y niveles de formación. Parece que se avanza en la dirección correcta, ya que desde el propio mundo académico se presta más atención a la difusión de la ciencia a través de redes sociales, notas de prensa, etc. Más allá de eso, gracias a Internet, hay muchas más opciones que antes, se hace mucha divulgación y con un nivel muy alto. La divulgación científica está atravesando una etapa de mucho crecimiento.
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.