El resultado de la segunda vuelta de las elecciones francesas ha resultado sorprendente. Cerca del 60% de abstención; un voto ecologista que ha pintado de verde muchos ayuntamientos; el varapalo al partido del presidente Macron. Miedo al coronavirus, cansancio, mayor conciencia medioambiental… Lo cierto es que Macron ya contraataca recibiendo a la Convención Ciudadana por el Clima.
Nos preguntamos qué es lo que ha ocurrido en Francia y tendemos a creer que la sociedad francesa está más preocupada por la emergencia climática. Pero sabemos que, en muchas ciudades, más de las tres cuartas partes de los votantes no se molestaron en votar. El miedo al COVID-19 está detrás de mucha abstención, no cabe duda. Sólo hay que recodar los 30.000 fallecidos en el país como consecuencia de la pandemia.
Sin embargo, algunos de los grandes periódicos franceses añaden que una parte de la población se está alejando de la democracia representativa.
Por tanto, ¿qué es real?
Pues es difícil llegar a una conclusión. Las cosas han sido así en los 5.000 municipios que no consiguieron el 50% en la primera vuelta (de 35.000), entre ellos, todas las grandes ciudades de Francia:
- El peso territorial del partido del gobierno, La República en Marcha (LREM), se ha mostrado más bien escaso. Poco más que el primer ministro, y candidato a la alcaldía de Le Havre, ha conseguido objetivos.
- Ni populismos, ni centro, ni extrema derecha. El resultado mediocre de esta última sólo consiguió el refuerzo de la alcaldía de Perpiñán.
- El Partido Socialista tampoco sale bien parado. Eso sí, consigue la alcaldía de París, en alianza con los ecologistas. Además, conserva otras importantes ciudades, muchas veces gracias a su alianza con los verdes.
- Los grandes vencedores de las elecciones francesas: Europa Ecología Los Verdes (EELV), por sí mismos o en coalición, representando a una izquierda moderada y ecologistas. Puede que el propio coronavirus haya marcado un giro de la conciencia medioambiental francesa. Lo cierto es que, hasta las elecciones, sólo contaban con una ciudad de peso, Grenoble. Desde las elecciones, controlan 7 de las 10 ciudades más pobladas de Francia y, en algunos casos, con amplia mayoría. Tal es el caso de Burdeos, Marsella, Lyon, Poitiers, Tours, Estrasburgo, Grenoble, y sólo por citar algunas de las que desde ahora son del EELV.
Elecciones francesas y la Convención Ciudadana por el Cima
Las cosas están así, pero lo cierto es que el presidente francés ya está tomando cartas en el asunto, porque el varapalo en las elecciones francesas ha sido grande.
Hace más de 8 meses, Macron, a través del Consejo Económico, Social y Ambiental (CESE), creó la Convención Ciudadana por el Clima. Se formó con 150 personas elegidas por sorteo. Su objetivo: estudiar y realizar las propuestas necesarias para cambiar a la sociedad y conseguir en diez años una reducción del 40% de las emisiones contaminantes.
Macron se comprometió en enero a respetar las conclusiones del grupo de ciudadanos de la Convención para buscar soluciones a la emergencia climática. Era una “cuestión de justicia social”.
Ahora, tras las elecciones francesas, se ha apresurado a anunciar que recibirá a los miembros de la Convención para abordar sus propuestas. Además, apunta a que va a tomar decisiones importantes para sus dos próximos años de mandato. Quizás un giro hacia la ecología que sólo el tiempo demostrará el alcance que va a tener.
Informe final de la Convención
Han sido 8 meses de trabajo, de debates y audiencias para llegar al punto de poder presentar el informe final. El pasado día 21 de junio, la Convención lo entregó a la ministra francesa de Transición Ecológica, Elizabeth Borne.
Según informa EFE, entre las propuestas, se quiere incluir en la Carta Magna la lucha contra el cambio climático. Incluso la creación del delito de “ecocidio”.
“La convención, que aprobó las propuestas por un 95 % de votos, sugiere añadir en el preámbulo de la Constitución la siguiente frase: ‘La conciliación de los derechos, libertades y principios que resultan de ella no podría comprometer la preservación del medio ambiente, patrimonio común de la humanidad’”.
Asimismo, añadir:
“La República garantiza la preservación de la biodiversidad y del medio ambiente y lucha contra el cambio climático”.
Otras iniciativas son: la renovación energética obligatoria de todos los edificios de aquí a 2040; la limitación del consumo de energía de los inmuebles; garantizar una alimentación “menos animal y más vegetal”; reducir el uso de pesticidas; acabar con el sobreconsumo; o disminuir el transporte por carretera.
La legitimidad, en entredicho
Lo cierto es que todo esto nos lleva a ahondar en la idea de que Francia se vuelve verde. Pero nada es tan fácil, sobre todo cuando hay quien cuestiona la representatividad de la Convención Ciudadana por el Clima.
Durante la semana pasada, investigadores y usuarios de Internet han estado haciendo preguntas sobre la representatividad de esas 150 personas. La propia Convención se define como “Francia en miniatura«, pero, ¿representan a los ciudadanos realmente?
Las medidas están y la propia Convención pide su legitimidad. También aquí será el tiempo el que demuestre el compromiso de la ciudadanía francesa con respecto a la emergencia climática. Pero, al menos, ya se ha conseguido que el propio presidente del país demuestre la preocupación por el futuro del medio ambiente. Eso es, sin duda alguna, es un paso más en el que ha tenido su relevancia el resultado de las elecciones municipales.
Esther de Aragón es licenciada en Geografía e Historia. Lleva varias décadas trabajando para medios de comunicación de diferentes sectores. Además, es escritora y ha publicado libros de temática tan diversa como: guías de viaje, un libro sobre el vehículo eléctrico o una novela