En nuestro artículo del Club de Expertos de hoy, Raquel Montón, responsable de las campañas de Energía Nuclear y Movilidad en Greenpeace profundiza en las diferencias entre el coste, el precio y el valor de la electricidad.
¿Cuánto vale la electricidad? Es una pregunta compleja porque no se trata del coste ni del precio: el valor de algo no se refiere únicamente a cuánto cuesta en términos económicos, sino a cuánto vale la pena disponer de ello.
Últimamente el precio de la electricidad está en boca de todos, tanto por su caída esta semana como por lo contrario hace apenas 15 días. Pero es mucho menos común oír hablar de sus costes, y menos aún de su valor. Son tres cuestiones distintas, pero que sin duda deberían estar alienadas. Se puede resumir diciendo que el precio es el dinero que alguien paga por el producto, el coste son los gastos directos e indirectos necesarios para su producción, y el valor es la utilidad que tiene para satisfacer las necesidades o proporcionar beneficio económico o social.
Valor de la electricidad
La realidad es que nuestro sistema eléctrico no recoge bien el valor de la electricidad [Irena, 2020(1)]. Su valor sólo está asociado al lugar y al tiempo; es decir, la electricidad es más valiosa cuando se produce en sitios donde no hay problemas de congestión de redes (lugar) y cuando la demanda es alta o cuando la generación es baja (tiempo). Y ahí nos quedamos. Pero la electricidad también genera importantes beneficios para la sociedad, como sus capacidades de mitigación del cambio climático, de reducción de la contaminación, de creación de empleos y actividad económica y de cobertura de las necesidades básicas. Además, las distintas tecnologías tienen distinto valor, que también cambia dependiendo del contexto y el entorno donde se instalen. Algunas producen más o mejores empleos, activan la economía en una zona deprimida, permiten que sus beneficios reviertan o no en la comunidad, usan más o menos o mejor los materiales escasos, etc… En definitiva, es evidente que estamos infravalorando la electricidad.
Costes
Respecto a los costes, algunos se tienen en cuenta y otros no. Los costes internalizados (LCOE, Levelized Cost of Energy) -es decir, los euros que cuesta la construcción, financiación, combustible, operación y mantenimiento, impuestos e incentivos- sí están considerados. Ahora bien, los costes que no cubre el propietario, y que paga la sociedad en su conjunto, están bastante olvidados, con la tímida excepción del coste de las emisiones de CO2 que considera mínimamente los daños derivados del cambio climático. Si estos costes también fueran considerados, sin duda aumentaría considerablemente la competitividad de las energías renovables.
Precio
El precio, por su parte, se contabiliza por sumandos: el precio de mercado, los pagos regulados (peajes y cargos), los subsidios (directos e indirectos), los impuestos y el beneficio comercial. Sobre este apartado se podrían escribir cientos de páginas, pero dando por conocido el sistema marginalista de fijación de precios y los criterios establecidos por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Gobierno, según el caso, para la fijación de peajes y cargos, quiero destacar los subsidios como pagos adicionales y señalar dos diferencias. Los hay que van a favor de obra y los que no. Entre los primeros, están los destinados a los combustibles fósiles, los que incluyen las ayudas a la producción y al consumo, y los indirectos, que es el precio pagado por la sociedad por los costes externos de la tecnología. En el caso de las renovables, hay subsidios que pueden, por ejemplo, ayudar a una tecnología específica a avanzar en su curva de aprendizaje para facilitar la difusión de su valor social, como ha sido el caso de las primas a las renovables.Así las cosas, el objetivo político siempre ha sido el de producir la mayor cantidad de energía con el menor gasto público. Este es el motivo impulsor de las subastas, pero puede no ser suficiente para paliar el desencuentro que existe en nuestro sistema entre el valor, el coste y el precio y que no proporciona los mecanismos para la recuperación de costes adecuada, asunto muy grave en el caso de las renovables, que favorecen la bajada de precios en el mercado y con ello fomentan su propia extinción, entre otras calamidades.Estos desajustes se producen en nuestro sistema en la actualidad y llevan a la sobrerremuneración o a la escasez de retribución, según los casos. En el caso de las nucleares, por ejemplo, el precio de mercado es más bajo que sus costes de generación (LCOE). Ahora bien, han tenido tiempo para poder recuperar sus costes de inversión y esto permite que puedan seguir obteniendo beneficios (incluso beneficios extraordinarios) siempre y cuando el precio de mercado se mantenga por encima de sus costes marginales; es decir, estamos ante el caso de la sobrerremuneración. Sin embargo, si no han recuperado sus costes de inversión (porque han destinado más dinero a beneficios que a amortizar estos costes) o si las renovables hacen caer el precio de mercado por debajo de esos costes marginales, las nucleares requerirán pagos regulados adicionales o subsidios directos (como los mecanismos de capacidad) para no tener que cerrar. Esto es, sin duda, una ineficiencia económica, por no hablar de la ineficiencia ambiental y social, y mucho menos de las externalidades. El precio y el coste están desalineados, y también su valor social.Otro caso: una planta renovable que, aunque ya ha disminuido sus costes (LCOE) de generación, estos no están cubiertos por el el precio de mercado ni la planta puede acceder a subsidios por haber superado ya su curva de aprendizaje. Es decir, o agregamos un pago regulado más o abordamos el problema de la falta de alineación del precio y los costes, aunque en este ejemplo el valor social es mucho más elevado que en el anterior. Por lo tanto, parece importante mejorar la alineación de los mecanismos de precios del mercado con el coste y con el valor de la electricidad generada para evitar así la necesidad de pagos regulados adicionales. Para ello, solo hay una solución: las políticas deben considerar los diferentes componentes de la dimensión socioeconómica y aplicar enfoques de transición que maximicen el valor social general.
- IRENA. Power system organizational structures for the renewable energy era (Enero 2020)
- Subvenciones a los combustibles fósiles, Parlamento europeo, 2017
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Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense. Redactor en energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es.