François Hollande comenzó ayer su carrera política como primer dirigente de Francia. Todas las miradas europeas se dirigen ahora hacia él y su próximo gabinete, que acometerá medidas de relanzamiento de la economía y de diversos sectores productivos lastrados en el anterior Gobierno. Uno de ellos es el sector de las renovables, que ha vivido a la sombra de los 58 reactores nucleares que están funcionando actualmente en nuestro vecino del norte.
En política energética, Hollande propuso en su campaña electoral reducir paulatinamente el peso de la nuclear en la producción eléctrica de Francia, para que antes de 2025 pase del actual 75% al 50%, lo que supondría cerrar alrededor de 15 reactores. De momento, la que parece que tiene los años contados es la central de Fessenheim, la más antigua del país (35 años), ya que Hollande se comprometió a cerrarla antes del final de su mandato. No obstante, la capacidad nuclear francesa no se verá reducida ya que está prevista la puesta en marcha de un tercer reactor en la central de Pely, que generará incluso más energía que Fessenheim.
La llamada «transición ecológica» sí prevé no obstante elaborar la mejor hoja de ruta, según palabras de la Consejera Marie-Hélene Aubert y probable Ministra de Medio Ambiente, y marcar una línea de debate en la que lo social y lo ecológico vayan de la mano. Difícil camino cuando se trata de elegir entre los puestos de trabajo y el impacto ambiental de las instalaciones. En cualquier caso, parece que el primer paso será incluir a la energía nuclear entre los temas a tratar en la conferencia ambiental del Gobierno, algo a lo que Sarkozy había renunciado, ya que lo consideraba innegociable. En este caso, el primer hito esperado es que de aquí a cinco años, algunos subsectores energéticos renovables franceses sean rentables y competitivos.
Así, Hollande propone reducir las emisiones de CO2 para cumplir con los compromisos internacionales sobre efecto invernadero y aumentar el peso de las renovables, que también recibirán mayor apoyo económico para fomentar la innovación y el desarrollo. Además, con el objetivo de mejorar el poder adquisitivo de los franceses, Hollande propone bloquear durante tres meses los precios de los combustibles.»
Independientemente del apoyo a las renovables, del que veremos cómo se va desarrollando, Hollande ha señalado que se creará un plan para mejorar el aislamiento térmico de un millón de hogares, lo que creará miles de puestos de trabajo y beneficiará a las economías familiares de los hogares que participen en el programa. La eficiencia energética es una de las políticas más rentables, ya que no sólo beneficia directamente al consumidor final sino a los gobiernos dependientes del petróleo.
Lo que no sabemos aún es en qué medida puede afectar la política francesa en favor de las renovables al resto de países miembros. Francia, a pesar de ser una de las locomotoras de Europa a nivel industrial no ha tenido aún un papel dominante en cuanto al desarrollo de las energías renovables. Puede que sea su momento.
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.